Me “encanta” el temor que muestran las élites políticas actuales (en la mayor parte del mundo, no sólo España) a la convocación de referendums. Obvian que se tratan de la máxima expresión de la voluntad de un pueblo que, en teoría, es quien gobierna (democracia significa eso, exactamente, “gobierno del pueblo”) y se ocultan detrás de cortinas de humo. Incluso ahora, con 84694 solicitudes de firmas para un referendum acerca de la reforma de la Constitución, los partidos siguen más interesados en buscar réditos de las negociaciones internas que en buscar legitimar los resultados de la modificación de la Ley Suprema y primera (creada por medio del referendum en que fue aprobada).
Categories