Han pasado dos semanas desde las elecciones del 20D y los resultados ambiguos de aquellas están demostrando ser más complicados de gestionar de lo que yo mismo esperaba. Cuando analicé los resultados de las elecciones en su momento, lo cierto es que esperaba de los políticos una capacidad de hacer política, de negociar y debatir que, lamentablemente, están demostrando que no poseen. Y lo demuestran por la puerta grande, sin duda.
Llevamos dos semanas desde las elecciones y cada partido parece más interesado en el conflicto que en la búsqueda de soluciones, en un choque a toda velocidad que parece augurar más enfrentamientos que respuestas. Cada vez más, distintos sectores hablan de la España ingobernable, de que vamos camino de unas segundas elecciones, del paralelismo en la situación española con la catalana (paralizada de modo prácticamente definitivo tras el reciente rechazo de la CUP a Mas), etc. El problema es que, en realidad, la alternativa es lo desconocido, una vez más.