Desgraciadamente, toca hablar de nuevo de terrorismo, después de los atentados de ayer. El modelo de ataque sigue siendo el mismo que hemos visto en el pasado, un modelo barato y fácil de reproducir que solo requiere que unos pocos extremistas estén dispuestos a morir por ello. Más barato y fácil que entrenarles a usar explosivos que pueden ser rastreados, a pilotar aviones o a usar armas automáticas. Ciertamente no se consiguen así las cifras de muertos de las Torres Gemelas o los atentados de París, o Bagdad, pero se consigue mandar el mensaje de que no hay lugar seguro. Porque ese es el principal mensaje del terrorismo: que debemos vivir con miedo.
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