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Sociología

Religión y Verdad

He de reconocer que las reflexiones a continuación no son mías, sino que las obtuve de las clases con el profesor Jorge Vestrynge, aunque a posterior si que se hallan entremezclado ideas mías en el medio.

Antiguamente, las religiones eran politeístas, fruto de sociedades de una enorme heterogeneidad interna y con un poder difuso y poco centralizado (ya hemos hablado aquí de cómo Dios es un reflejo de su sociedad, no volveremos a ello ahora). Lo que importa es que una sociedad politeísta es una sociedad donde impera el relativismo, por una sencilla razón: en este lugar pueden imperar unas normas y unas leyes y las cosas ser de una forma, pero quizás allí otro Dios hace que las cosas sean de verdad de modo diferente.

De ahí que las sociedades de la época fuesen poco dadas a la imposición de sus ideas hacia el exterior. Grecia, por ejemplo, contagió enormemente su cultura y religión a Roma, pero fue porque Roma las adoptó como propias. Egipto no extendía su religión a imposición al mundo que le rodeaba, ni lo hizo Alejandro Magno (que al fin y al cabo se hizo coronar Faraón, en cierta medida como señal de respeto hacia el mundo egipcio que acababa de conquistar). Ni siquiera la gran Roma, que imponía sus leyes, su idioma y su sociedad, imponía sus ideas; en cualquier parte del Imperio, cada uno era libre de creer y adorar a lo que quisiese, siempre y cuando respetase las leyes romanas.

Y ahí surge la diferencia con las religiones monoteístas, especialmente las tres más grandes (herederas de un mismo libro). Cuando sólo hay un Dios desaparece el relativismo, y queda la certeza. Deja de haber verdades, para haber una Verdad. Dios no se puede equivocar, así que todo lo que esté fuera de esa Verdad, está equivocado por definición. La respuesta a esto es diferente según la religión, veámosla:

Los judíos tienen la ventaja de que se saben “el pueblo elegido”. Por tanto, no hay que diseminar sus ideas al exterior, porque por mucho que los demás las entiendan, va a dar igual. Por mucho que los demás adoren a Yaveh, los demás no son “los elegidos”. A cambio tienen ese factor de “cerradez” hacia el exterior que ha llevado a que formen sus comunidades relativamente cerradas, y se vean a si mismos a la defensiva. Porque si sólo ellos son los elegidos, Yaveh ha debido poner a los demás humanos ahí por una razón… y dado que ellos son el centro, la razón no puede ser más que tentarlos y ponerlos a prueba. Historias como las Doce Plagas y similares refuerzan este sentimiento de “defensa” contra un mundo exterior hostil, sólo empeorado ahora por su situación geopolítica en Oriente Medio.

El Islam, del cual ya hemos hablado aquí, hereda del judaísmo su doctrina defensiva. Al fin y al cabo, la Yihad o Guerra Santa, tiene en el Corán un objetivo eminentemente defensivo, aunque ciertos sectores hoy en día le den otras lecturas. Son quizás, de las tres, la más tolerante históricamente, pues el Corán habla del respeto a las demás sociedades del Libro, aunque eso se esté olvidando últimamente en algunos ambientes. Sin embargo, no por ello hay que olvidar que “Allah es el único Dios, y Mahoma su profeta”, como reza su credo, lo cual es lo mismo que decir que ahí está contenida la única Verdad. Y a diferencia del judaísmo, los musulmanes si que llevan adelante proselitización de los demás e intentar ganar seguidores en la Fé y en la Verdad.

Finalmente, el último caso es el extremo opuesto al del judaísmo, y corresponde al cristianismo (católico, el protestantismo es más difuso y parecido al islam en su comportamiento). Un Dios, de amor y todo lo que quiera en el Nuevo Testamento, dedicado a su Verdad. Y su Verdad es al mismo tiempo el soporte de Su Poder en la Tierra, o sea la Iglesia. Y esta se cree en el deber (y en el derecho) de evangelizar al mundo entero en la única verdad, lo quiera este o no. Cruzadas a Jerusalén, a Egipto, a Rusia,… misiones a América, África y Asia… Todo para imponer un único credo, una única verdad. Y dado que tiene un credo muy solidificado (gracias al mayor grado de institucionalización que las demás religiones), al mismo tiempo tiene que mantener la pureza de ese credo, lo cual implica no sólo perseguir al pagano (aquel que no cree en el Dios cristiano) sino también al hereje (aquel que “corrompe” la mitología cristiana), para crear así un modelo único de visión del mundo.

Por ello, el cristianismo es socialmente lo opuesto a la visión relativista propia de las sociedades politeístas. Desaparece no sólo la opción de dejar espacio a otras verdades, sino que extermina (violentamente durante muchos siglos) aquellos incluso que osan desviarse de lo que ellos consideran el cánon (como decir que la Tierra es redonda…). Y todo ejemplificado perfectamente en el concepto Dogma de Fé: cosas que no se pueden demostrar, pero que son Así Por Narices, porque todo cristiano católico debe creer en ellas y sino está equivocado y debe ser corregido o se irá al Infierno.

Irónico cuando, a lo largo de la historia, la Iglesia misma ha ido cambiando una enorme cantidad de veces cuales eran los Dogmas, cómo se manifestaban, cuales son los libros que entran en la Biblia y cuales son Apócrifos… En resumen, su misma “Verdad” la amoldan a su voluntad. Pero claro, “lo que ates en la Tierra quedará atado en el Cielo”, con lo cual todo está justificado para ellos… pero no para los demás.

Una sóla forma de pensar sería el ideal católico y, en menor medida, del resto de religiones monoteístas. ¿A alguien le suena 1984?

Costán Sequeiros Bruna

Este es el comentario en el antiguo blog:

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