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Citando y Pensando (12)

Como me temo que últimamente no tengo demasiado tiempo para escribir, voy a permitir que mi voz transmita las palabras de otros esta noche. Así que comencemos nuestro recorrido de esta noche. Primero tomaremos las palabras de Anthony D. Smith en su libro “Nacionalismo”:

De manera que mientras persistan los fundamentos sagrados de la nación y el materialismo y el individualismo seculares no hayan socavado las creencias centrales de una comunidad de historia y destino, el nacionalismo – como ideología política, como cultura pública y como religión política – está destinado a florecer, y la identidad nacional seguirá proporcionando una de las piezas fundamentales para la construcción del orden mundial contemporáneo.

En efecto, en gran medida, la identidad nacional es la base de nuestra propia percepción de nosotros mismos… y, sin embargo, por eso mismo depende de lo que nosotros hacemos y sentimos en gran medida. Lo cual implica que la identidad nacional (y de cualquier otro tipo) se construye con el tiempo y las acciones… y se puede cambiar. Puede que, en efecto, esté destinada a permanecer con nosotros mucho tiempo, y probablemente eso sea bueno, pero eso no implica que sean los mismos nacionalismos del hoy, ni su misma forma de entender las relaciones inter-nacionales (entre naciones, no Estados).

El siguiente en hablar hoy será Emanuel Adler, sacando sus palabras de su artículo “Seizing the Middle Ground: Constructivism in World Politics”:

Dado que la realidad social es una cuestión de imposición de significados y funciones sobre objetos físicos que no tienen esos significados y funciones por sí mismos, la habilidad para crear las reglas básicas del juego, definir lo que constituye juego limpio, y ser capaz de conseguir que los otros actores se comprometan con esas reglas porque desde entonces son parte de su propio entendimiento del mundo es probablemente el más sutil y efectivo tipo de poder.

Pero allí donde el texto parece indicar objetos físicos, podemos ir más allá y entender (como es su sentido original) que se puede aplicar también a objetos mentales y sociales. El nacionalismo, de la referencia anterior, la democracia… cualquier cosa, depende de ese mismo poderoso y suave poder.

Finalmente, terminaré con Dahrendorf en una cita de “En Busca de un Nuevo Orden”:

La libertad es indivisible, o bien impera en todas las esferas de la actividad humana o bien está en peligro en todas ellas.

Pero, si hay gente con mayor o menor poder para codificar las reglas del juego, ¿realmente podemos hablar de que exista libertad?

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas?

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