Categories
Actualidad

Comentario sobre Libia

Libia es la consecuencia del reajuste del mundo a un nuevo orden como producto de la emergencia de los BRIC, la pérdida de hegemonía unilateral de los Estados Unidos, y de protagonismo de la Unión Europea. Pero, sobretodo, es consecuencia de la globalización, en este caso en su ámbito político-cultural, que lleva los valores de las sociedades democrácticas occidentales por todo el mundo como algo deseable.

Libia es también (si somos un poco optimistas) la manifestación de algunas cosas buenas que implican todos esos cambios. Como señalaron en El País, Libia es la guerra de Obama, y como tal marca la orientación multilateral y de respeto de las instituciones interestatales que Estados Unidos ha retomado tras la debacle unilateral de G. W. Bush. Es también la muestra de una Unión Europea que, aunque no unida, está dispuesta a comenzar a usar algo de su hard-power y a enseñar que también tiene dientes.

Pero es, sobretodo, la demostración de que el mundo actual gira (como siempre, pero nunca de modo tan claro como ahora, quizás con la salvedad de la Segunda Guerra Mundial) en torno a los valores. Es una guerra de valores, de identidad, que define quienes somos y quienes queremos ser. No importan tanto los recursos materiales que hay en Libia (que apenas afectan a Estados Unidos), o los intereses geoestratégicos de las bases militares en el área, sino que importa sobretodo mandar un mensaje al mundo: favorecemos la democracia. Algo por lo que Obama ha estado dispuesto a jugarse la imagen a un año de las Elecciones.

Y se hace mandando el mensaje de un modo concreto: no es Estados Unidos, o Europa, el que impone la exclusión aérea. No, somos todos: la ONU, la Liga Árabe, etc. todos han avalado la intervención. Es verdadera gobernanza global ante un riesgo político y cultural, conseguida en un tiempo récord para lo que es habitual.

Si marca el camino del futuro, podemos esperar un mundo donde las organizaciones interestatales pesen más, donde los Estados jueguen en marcos políticos cada vez más constructivistas y menos realistas, donde las leyes interestatales pesen y den consistencia al conjunto. Y donde, lentamente, el beneficio de todos pueda contar, no sólo el de cada uno por su cuenta.

Si no es así, lo que nos encontraremos es con un mundo que vuelve a sus juegos de poder geoestratégicos, de lucha por los recursos, de alianzas y conflictos realistas, de carreras armamentísticas. El siglo XX ya nos mostró claramente a dónde lleva eso: dos Guerras Mundiales y una Guerra Fría, así como un buen número de conflictos menores.

Así pues, ¿será Libia la señal del cambio? ¿De que, por una vez, hemos aprendido las lecciones?

Probablemente sea algo a camino entre ambos extremos. Francia lo impulsa por el interés de Sarkozy en ganar imagen de cara a sus elecciones, Obama para buscar la estabilidad en el área. Pero, ¿acaso eso hace menos positiva la intervención? En el poder siempre hay historias detrás de los telones, lejos de las heroicidades de las películas y los discursos sobre el bien y el mal de los políticos. Pero el poder no sólo se juzga por el poder, como creía Maquiavello, sino por lo que se hace con él.

¿Libia implica que se intervendrá en todas las dictaduras opresoras del mundo? No. ¿Qué los Estados dejan de lado sus diferencias e intereses? No. Significa que, a veces, se puede dar la situación para hacer las cosas bien. Y, lentamente, paso a paso, construyamos un mundo más multilateral, democrático y pacífico.

Costán Sequeiros Bruna

Este es el comentario del antiguo blog:

post 87

Y tú, ¿qué opinas sobre este conflicto?

Leave a Reply

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.