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Reflexiones personales

Economía vs Política

A menudo, se argumenta que la economía lo puede todo, que con unos cuantos millones de dólares puedes comprar cualquier cosa, que los mercados financieros dominan el mundo y demás analogías para señalar la que parece una verdad innegable: vivimos en un mundo donde manda la economía. Ante ella, la política se queda en una esquina, apaleada ante unos flujos globales que dictan recortes, cambios y tratos de favor a empresas y millonarios. La ciudadanía, finalmente, queda desprotegida así ante una economía desbocada. Este retrato tan neoliberal, casi cyberpunk, no se aleja demasiado de la realidad, pero parte de un origen equivocado en su narración.

Pero, para llegar a dar ese giro, empecemos por el principio. ¿Qué es la política? En términos básicos, la política es la acción conjunta de la sociedad a la hora de decidir cómo se enfrenta a los problemas y a las decisiones comunes que tienen entre todos. Es la suma de la acción colectiva, encarada hacia la construcción de la sociedad, sus reglas, sus estructuras e instituciones, las normas de interacción, etc.

En la otra cara de la moneda, ¿qué es la economía? Su definición podría ser similar, como el espacio de la acción conjunta centrado en la asignación de unos recursos limitados. Quien tiene qué, a qué coste, con qué vinculos y contratos, en qué cantidad y cuánto tiempo son los elementos centrales sobre los que se construye el orden económico.

Como se ve, ambos son espacios vacíos en si mismos, que se rellenan con modelos fruto de las relaciones que surgen en su interior. Podemos tener política feudal, democrática, autoritaria, imperial… y una economía liberal capitalista, de trueque, comunista, comunitaria… Los dos modelos que convergen en una sociedad concreta hacen que esa sociedad tenga unas características muy determinadas y en las sociedades occidentales actuales tenemos la convergencia de democracias representativas con economías liberal-capitalistas.

Por todo ello, no existe realmente un choque entre los modelos en si, sino que de su articulación surge un tipo concreto de sociedad con ciertas élites, reglas de juego, etc. No es que la economía domine sobre la política, sino que la política actualmente ha dejado más espacio a la economía a la hora de decidir y manejar los asuntos comunes. Y esa es la razón porque el punto de partida es equivocado, porque surge de una contraposición que no es tal.

Pero, a mayores, como campo de acción la política es mucho más fuerte que la economía por el hecho de que tiene una legitimidad mucho más importante: la ciudadana. Así, esta fuente de legitimidad hace que la política tenga un campo de acción muy amplio, ya que decide qué es lo que se considera válido en cada sociedad. Por mucho que la economía sea capitalista, por ejemplo, la decisión sobre los impuestos, las penas por corrupción, las aduanas, etc. son decisiones políticas que condicionan profunda y completamente el juego económico. En el fondo, incluso que la economía sea capitalista o de trueque es una decisión política.

Por tanto, que la economía domine aparentemente el mundo hoy en día es una decisión política que se ha tomado desde el ascenso del neoliberalismo con Reagan y Thatcher principalmente, y el despegue de la globalización económica. Y como decisión política que fue en su momento, se puede cambiar con otras decisiones políticas que alteren los modelos sociales en los que vivimos. El Estado de Bienestar es una buena muestra de cómo la política puede quitarle espacio al mercado económico, y puede servir como modelo para las nuevas formas en que la política puede poner en su sitio a la nueva economía.

La principal barrera es la globalización económica, que avanza mucho más rápido que la globalización política. Esto hace que las empresas tengan una enorme variedad de herramientas a su disposición para enfrentar a los gobiernos entre si y llevarse la mayor cantidad de beneficios, fuerza que se aumenta con las elevadas tasas de paro mundiales que tenemos hoy en día. Mientras no tengamos instituciones que doten a la esfera política de capacidad para manejar los flujos globales de la economía, la política se verá debilitada ante esta y seguirá siendo cierto que la economía manda. Pero lo será sólo mientras la decisión política siga siendo no globalizar la política y no poner a la economía en su sitio.

Costán Sequeiros Bruna

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