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Reflexiones personales

El debate en torno a los límites de la tolerancia

¿Debe haber tolerancia con los intolerantes?
¿Se debe o no tener tolerancia con el intolerante?

A menudo, se debate en torno a “hasta donde se debe ser tolerante”. ¿Acaso hay cosas, ideas o personas con las que no vale la pena serlo? A esta pregunta, disintas sociedades han dado distintas respuestas, poniendo por ejemplo límites a lo que se permite como libertad de expresión. Con el auge de Vox hemos visto reaparecer el debate en torno a la tolerancia en España así que vale la pena echarle un vistazo.

La posición tradicional, dominante en muchas partes, es que la tolerancia debe tener límites. Otra cosa es cuales sean esos límites, pero por ejemplo en Alemania está prohibido hacer el saludo nazi. Es algo que no se tolera, no se acepta ni permite, y por tanto está castigado por ley. A menudo, se defiende esta posición bajo el lema de que “no se puede ser tolerante con los intolerantes porque ellos van a usar esa tolerancia contra ti y luego no serán tolerantes con tu postura”. Así, la intolerancia a lo que la sociedad considera peligroso se vuelve un mecanismo preventivo, para evitar la subversión de la misma.

El ejemplo ideal de esto es, de nuevo, Alemania, donde el partido nazi empleó las instituciones y procesos democráticos y tolerantes para subvertir el gobierno y dar un giro total a las políticas e instituciones del país. Se toleraron sus opiniones extremas y, con el poder, ellos demostraron intolerancia contra las otras y las destruyeron y persiguieron. Por tanto, para prevenir que eso ocurra de nuevo y ocurra una nueva tragedia, se ponen límites duros en torno a lo que es tolerable y se evita que nadie los cruce.

Otra forma de manejar este debate, también visto en las discusiones en torno a Vox, es hacerles el vacío. Es una postura sencilla: no se es intolerante con las opiniones del otro, pero se les niega exposición pública y por ello, la posibilidad de extenderse. Al fin y al cabo, si lo que dicen no aparece en los medios de comunicación, si no se habla de ellos ni se debaten sus ideas, mucha gente no las conocerá y por tanto se les hace un cerco seguro. Por tanto, en vez de prevención antes del problema, lo que se hace es poner un cordón sanitario en torno al mismo, de modo que no se extienda.

Y, en una sociedad donde los medios de comunicación son extremadamente importantes para configurar la opinión pública, este cordón puede ser muy eficaz… pero, hoy en día, cada vez lo es menos ante la posibilidad de emplear otros mecanismos como las redes sociales. El problema del cordón en torno a la intolerancia es que no cambia las opiniones de las personas, aquellos que ya eran afines a esas ideas lo seguirán siendo; y, con el auge de Facebook, Twitter, Instagram o los portales de noticias, aquella gente que tiene esas ideas va a acabar encontrando esos discursos igualmente, independientemente de que salgan en las noticias del mediodía o no. Sin duda el grado de exposición no será el mismo y la difusión probablemente sea más lenta y entre sectores poblacionales más afines, pero el cordón sanitario seguirá teniendo huecos.

Estas dos posturas las he oído y visto tanto en representantes de los medios de comunicación, como en políticos y legisladores así como en muchos ciudadanos de distintas corrientes ideológicas. Y, personalmente, creo que son la respuesta equivocada al debate.

La respuesta: tolerancia activa
Tolerancia activa

Ante la intolerancia, la única respuesta que creo eficaz es la tolerancia. Si no, se acaba siendo igualmente intolerante que ellos, aunque sea con otro signo político o identitario. Y una vez que se empiezan a construir barreras en torno a lo que es aceptable o no, tolerable o no, es difícil marcar líneas donde no se pueda ir ya, porque quien tiene el control de esas barreras puede elevar otras nuevas en cosas que antes se consideraban tolerables. Al fin y al cabo, como terminaba el post sobre la libertad de expresión linkeado arriba, la libertad de expresión tiene que ser absoluta, o no es. Y lo mismo ocurre con la tolerancia.

El problema no es, en mi opinión, la tolerancia, sino la pasividad. Ante una idea que consideramos errónea no se debe acudir a la ley para que la censure, sino que uno debe oponerle su propia verdad, apoyada a poder posible en datos. Si cada vez que Vox habla de cómo los inmigrantes se benefician de los servicios sociales sale un mensaje mostrando cómo en realidad los usuarios de los servicios sociales principalmente son españoles y, si no, son migrantes legales, entonces su discurso es combatido de modo activo.

Y es que la intolerancia no solo es intolerante, sino que es extremadamente activa. Una persona racista tiende a ser bastante vocal con su desprecio u odio a ciertos sectores de la población. Esa es la gran diferencia, porque se entiende normalmente que la tolerancia es pasiva: simplemente escuchar y aceptar que el otro tenga esa opinión. Pero no tiene por qué ser así, tolerar es aceptar que el otro tenga una opinión distinta a la propia, pero no necesariamente no defender la propia de modo igual de activo que el otro defiende la suya.

No se trata, por tanto de ser intolerante con los intolerantes, porque nos convertimos en uno. Sino en ser activos en nuestra defensa de lo que pensamos o creemos, frente a aquello que consideramos que no es correcto. Igual que ellos pueden atacar desde su intolerancia, se les puede responder con igual firmeza desde la tolerancia, deteniendo su avance y contradiciendo y negando sus argumentos. Y así, con suerte, lentamente cambiando la opinión de las personas y, con ello, la sociedad.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas sobre los límites de la tolerancia?

2 replies on “El debate en torno a los límites de la tolerancia”

Muy de acuerdo con lo que dices. Hay pero 2 pequeños peros, a mi entender:
1- Que lo que dices, combatir falacias con argumentos, implica estar informado, preparado.. Pero con el nivel que tienen nuestros políticos eso no es, ni será posible en mucho tiempo. Por lo tanto aquí eso no funcionaría.
2- Realmente interesa combatir los argumentos de VOX? Tradicionalmente, los partidos “de siempre” han utilizado a la extrema derecha para agitar el fantasma de “uy que vienen lo malos” para recuperar votos tras años de hacer mal las cosas… Es más fácil que ponerse a hacer bien las cosas. Es fácil de ver que esto es así al ver la monstruosa cobertura que han tenido, en los medios, VOX en los 2 últimos años. Primero los impulsan, luego la lían, luego la gente vuelve a votar a los partidos tradicionales y todo sin haber hecho nada por el pueblo.. Otra vez…

Estoy muy de acuerdo con lo que dices Pablo, en realidad el post iba más referido a lo que los ciudadanos podemos hacer que a lo que podemos esperar de los políticos. Como bien dices, el nivel de nuestros políticos no da para nada relevante, sinceramente, y cuanto antes se acabe esta democracia representativa mediocre y podamos avanzar hacia una participativa de verdad, mejor. Y, para ello, los políticos no sirven, como no sirven para esto. El mejor ejemplo fue Rajoy y Cataluña: en vez de argumentar a favor de que se quedasen en el país, respondió solo con censura y opresión.

En cuanto a lo de combatir sus argumentos y los intereses detrás de ello, de nuevo de acuerdo. Vox le ha hecho la campaña política muy fácil al PSOE, hasta el extremo de que Sánchez no quería ir al debate de Atresmedia porque Vox al final no iba. Y los medios de comunicación tienen intereses políticos, eso es innegable, alineados en buena medida con sus lectores pero también con ciertos partidos. Por ejemplo, el marcaje que El País le hace a Podemos, como competidor del PSOE, es innegable hasta el extremo de que en la entrevista de Salvados con el jefe del grupo Prisa, el propio Évole le pone varios ejemplos. Entonces, en buena medida, los medios, como los políticos, no sirven para esto.

Lo cual nos deja el problema principal de estar informado y preparado. Desgraciadamente, años de modificaciones a peor en el sistema educativo están orientados a empeorar la preparación de la gente y su capacidad de pensamiento crítico. Eso es vital para el poder porque sino no tiene fácil el perpetuarse. Entonces hay muchos caminos por los cuales se cierra esa percepción y esa capacidad a la ciudadanía, pero también hay caminos por los que la ciudadanía puede conseguir esa formación y preparación por si misma, documentándose e informándose personalmente. Por supuesto, muchos no están dispuestos a hacer este trabajo, o no tienen tiempo, o no saben por donde empezar, o tantas otras cosas. Pero, es un camino que existe y en el que yo, sinceramente, deposito la mayor de las fes para que el mundo vaya siendo lentamente mejor. Porque si no podemos contar con una ciudadanía cada vez más preparada, lo único que queda es una involución.

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