Categories
Explicando tu vida

El Saludo

-Hola, encantado de conocerlo, yo soy Pepito Perez.-
-Encantado Señor Perez, yo soy Gonzalo Gonzalez.-
Ambos extienden su mano y la entrechocan, con una sonrisa más o menos amable y más o menos a una distancia de medio metro el uno del otro. 

¿Cuántas veces habremos hecho algo así en nuestras vidas? Pues lo cierto es que este simple acto en realidad sigue una serie de normas y pasos adecuados. Cosas que es correcto hacer y cómo es correcto hacerlas.

De hecho, Goffman es quizás uno de los mejores autores a la hora de explicar cosas como esta. Goffman describe una sociedad ordenada, coherente, donde cada cosa pasa de modos preestablecidos de modo que se reduzca al mínimo el conflicto. Así, los saludos son siempre parecidos porque así todo el mundo sabe qué debe hacer y esperar, y se siente cómodo y más relajado, con menos posibilidades de que existan problemas.

Es lo que Goffman llama un ritual, no en el sentido religioso, sino que describe una serie de acciones pautadas y organizadas socialmente. La sociedad, y nuestras acciones en ella, se basan en una infinitud de rituales de todo tipo, aún cuando no nos demos cuenta de ello. Los rituales pueden, básicamente, ser de tres tipos:

-Los rituales formales y estructurados son los más obvios de reconcer, ya que siguen pautas establecidas claramente. Así, un juicio, o una misa caen en esta categoría.

-Los rituales semiformales son aquellos donde existen una serie de normas reconocidas oficialmente por todos, pero que son laxas y amplias, dejando margen de acción.

-Finalmente, los informales son aquellos donde se siguen una serie de pasos pero que no están realmente obligados por ningún tipo de autoridad o manual. El saludo es uno de estos, ya que aunque todo el mundo saluda más o menos de la misma manera en una determinada cultura (en la nuestra dándonos la mano o con dos besos, los japoneses con la reverencia, etc.) no hay ningún reglamento que realmente obligue a que eso sea así.

El hecho de que el saludo es un ritual es fácil de comprobar si acudimos a una técnica conocida y siempre interesante: romper el ritual. Si alguien te saluda normal, y tú le respondes con un insulto, de pronto el otro se queda sin sustento. No sabe qué hacer. El ritual está roto, y con ello todo el conocimiento que el otro tiene adquirido acerca de cómo manejar apropiadamente una situación así (especialmente si es alguien con quien no tenemos demasiada confianza). La sociedad de pronto está en caos, desajustada para vosotros dos, y el otro debe decidir por si mismo cómo reaccionar a eso, en vez de automatizarlo como siempre. Y hasta que uno de los dos consiga, de un modo u otro, devolver el encuentro a un camino más normal, el ritual estará roto y ambos deberéis ir progresando en la conversación sin el apoyo del conocimiento de lo que “es correcto”.

Obviamente, la gente no nace sabiendo cómo son los rituales y qué hacer en ellos. Es algo que se aprende. Algunos son sencillos, como un saludo, y se aprenden por imitación y por que nuestros padres nos los enseñan con frases como “anda, vamos, dale un beso a la abuela, no seas tonto (o tonta)”. Otros rituales requieren mucho más para entenderse, como qué es correcto hacer como abogado en un juicio, que requiere toda una carrera para entenderse.

Por suerte, esos son mucho más específicos y nos afectan menos. Y ciertamente, no tienen nada que ver con el saludo.

Costán Sequeiros Bruna

Estos son los comentarios del antiguo blog:

post 14

post 14-2

post 14-3

Y tú, ¿qué opinas al respecto?

Leave a Reply

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.