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Reflexiones personales

Espacios de indeterminación en las narraciones

Marina Gutiérrez me ha explicado esta técnica narrativa y creo que es una idea que tiene mucho interés desde la perspectiva sociológica, así que voy a coger el concepto y a aplicarle mi forma de entenderlo. Resumidamente, los espacios de indeterminación (tal como los explica Iser) son esos espacios de la historia o trasfondo de un personaje que nunca se llegan a contar: por ejemplo, nunca sabemos el entrenamiento que James Bond tuvo desde que fue reclutado hasta que se convirtió en un 007.

Como es obvio, toda historia tiene espacios de indeterminación en distintos puntos y momentos, y eso es importante. La razón para ello es que esos espacios existen y, si son relevantes para la trama, sirven para dejar un vacío que el espectador va a rellenar automáticamente con sus expectativas, imaginación y demás. Así, James Bond podría haber nacido directamente adulto y con entrenamiento de espía, pero la mayor parte de espectadores al contrario imaginarán que, si viene al caso, habrá pasado por su academia, entrenado, etc. para llegar a serlo, construyendo así en sus mentes un trozo de la historia de 007 que nunca se ha contado.

Esto tiene que ver mucho con cómo funcionan nuestras mentes. Primero porque nos habla de la importancia que le damos a la causalidad: si James Bond puede hacer eso, es por alguna razón, así que nosotros vamos a intentar inventarla o imaginarla para dotar a la historia de sentido y que no rompa nuestra suspensión de descreimiento (suspension of disbelief en inglés). Esta barrera, a nivel básico, lo que hace es determinar hasta qué punto cada espectador está dispuesto a aceptar una historia, en el momento en que se vuelve demasiado inverosimil para el espectador se revela su naturaleza como fantasía y el espectador se desengancha. Obviamente, cada persona rompe su credibilidad de modos y por razones diferentes, en base a cómo imagina el personaje y qué tipo de historia es: puede ser creíble y no romper la credibilidad el hecho de que Superman vuele, pero difícilmente lo sería para muchos que lo hiciese James Bond.

Pero, segundo y más importante, la otra función central de la indeterminación se encuentra en la empatía: al dejar un hueco y que cada persona lo rellene con su propia visión de la historia, favorece que el espectador conecte con el personaje porque rellena con aquello con lo que puede empatizar. Es muy visible este efecto en otras mecanicas, por ejemplo, en el cine de terror a menudo las películas que más miedo dan no son las que nos dejan claras las normas de cómo funciona el asesino y por qué lo hace, sino las que juegan con el miedo a lo desconocido, lo apenas visible, lo que cambia y es impredecible (Alien siendo el mejor ejemplo). En ese momento la mente humana se encuentra con que no tiene la información para rellenar las indeterminaciones, de modo que se encuentra ante lo desconocido y, en ese caso, es terrorífico.

Cogiendo un ejemplo que me puso Marina para mostrarlo, en el discurso que da Nomi (Sense 8) sobre el día del Orgullo Gay, lo que realmente da es un discurso universal sobre la discriminación. Es un discurso muy potente, lleno de espacios indeterminados, porque no da los detalles de muchas de las cosas que dicen. Nosotros, como espectadores, sabemos que ella está hablando de la discriminación que ella ha sufrido como transexual, pero al mismo tiempo ese espacio indeterminado nos permite rellenar ese discurso con nuestra propia forma de entender la discriminación y cómo nos ha podido afectar a nosotros. En ese discurso, nos encontramos así a nosotros mismos y nuestras expectativas, y podemos empatizar con Nomi  y sus experiencias precisamente por cómo rellenamos ese espacio de indeterminación.

https://youtu.be/f6OHCDdlFYo

En esto juega mucho el modo en que enmarcamos y construimos las historias desde el punto de vista del espectador. Si cogemos las distintas teorías del enmarcado, desde Goffman a Lakoff, encontramos que la experiencia y la información que recibe el espectador depende de cómo interprete lo que está viendo. En esto intervienen de forma muy importante los estereotipos y arquetipos, porque entendemos el mundo a través de ellos. Cuando encontramos a un desconocido, por ejemplo, no sabemos qué esperar de él, de modo que recurrimos a los estereotipos que tenemos construidos (socialmente pero también en base a nuestra experiencia) sobre qué clase de persona es: el racismo por ejemplo hará que construyamos un arquetipo que dice que un negro es una persona problemática y que da miedo. Y el machismo construye estereotipos que defienden que el lugar de la mujer es el de una subordinada frente al hombre.

Estos son ejemplos de cómo las ideologías construyen socialmente arquetipos, pero el proceso es mucho más vasto y complejo, mucho menos visible además. Porque todos funcionamos en base a arquetipos, lo que importa es qué arquetipos construimos y si son igualitarios o sirven para defender las distintas lógicas de poder dominantes.

Los espacios de indeterminación juegan con esos arquetipos también, pero normalmente los usan como modo de establecer puentes con el espectador. Si nosotros podemos rellenar un personaje con unos arquetipos similares a los nuestros, eventualmente pensaremos y sentiremos que esa persona es semejante a nosotros. De modo que, en buena medida, lo que vemos refleja quienes somos, como tan bien describe Hernando en otro de los capítulos de Sense8:

Nuestros arquetipos nos retratan pues, porque retratan como vemos el mundo. Pero precisamente a través de los espacios de indeterminación tenemos herramientas para construir narrativas que permitan dar el salto de unos arquetipos a otros, ya que nos permiten favorecer el entendimiento con personas que son diferentes. Si en el discurso de Nomi sobre el día del orgullo nos sentimos identificados porque habla de la desigualdad y la injusticia en general que todos hemos sentido antes o después, entonces nos sentimos identificados con ella y es posible que ese vínculo empático se conecte con el resto de formas y problemas que ella tiene. Al hacerlo, nuestra propia visión sobre la transexualidad y la discriminación de género se ve puesta en entredicho, porque de pronto, Nomi no es un monstruo (como algunos podrían creer) sino que en el fondo es solo una persona… una persona con la que empatizamos, que ha pasado por problemas como nosotros y que ha luchado y sufrido por ellos como nosotros.

La ficción tiene un importantísimo papel social porque nos vincula con realidades que no son la nuestra pero que, en el fondo, no distan tanto. Usada con habilidad, como todo el arte, es capaz de hacer que cuestionemos nuestra forma de entender el mundo y de verlo, y que tendamos vínculos hacia las demás personas. Pero por ese mismo poder, también puede ser usada para lo contrario, para construir barreras y fomentar el odio. Los espectadores no son neutros ante el arte, sino que debemos ser críticos, intentar entender el mensaje que nos está transmitiendo y los valores que se proyectan desde él, y tratar de respondernos si esos valores son mejores o peores que los que tenemos… y si, cambiando nuestra forma de ver el mundo en consecuencia, podemos reducir aunque sea un poco las desigualdades tan extendidas que hay en todos los ámbitos de la sociedad. Somos nosotros los que debemos ver que la visión misógina del mundo de James Bond solo fortalece la discriminación, pero que al mismo tiempo mensajes como el de Sense8 pueden servir para reducirla.

Porque, al final, nosotros somos responsables de nuestras propias ideas e ideologías, y solo cambiándolas podemos hacer del mundo un lugar un poco más justo.

Costán Sequeiros Bruna

PD: como corresponde, muchas gracias a Marina Gutiérrez por todas las conversaciones e ideas que han llevado a este post.

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