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Feminismo en la pantalla: el caso de la Guerra de las Galaxias

Imagen con todos los personajes principales de las tres trilogías de la Guerra de las Galaxias
Analizar el mensaje feminista en el universo de la Guerra de las Galaxias requiere un viaje a través de la historia del cine.

En muchos sentidos, la Guerra de las Galaxias es un ejemplo bastante claro de mucha de la trayectoria del feminismo y cómo ha sido retratado en los medios de comunicación culturales de masas. No es una historia comprehensiva de todo lo que ha ocurrido, pero sí que refleja algunos de los puntos más o menos centrales, tanto en lo bueno como en lo malo. Y por eso (y que acabo de terminarme el Libro de Boba Fett), aquí lo he escogido como ejemplo para hablar de ese tema. Conste ya desde el principio que no voy a meterme a hablar de teorías del feminismo o sus ideas, eso ya se ha hablado en otros lugares y momentos; lo que aquí vamos a hablar es del modo en que se representan los personajes femeninos en la pantalla y cómo eso sirve para transmitir ciertos valores a la sociedad.

Pero para hablar de feminismo en la Guerra de las Galaxias hay que empezar antes de Star Wars, incluso antes de la gran pantalla. La Guerra de las Galaxias es lo que se conoce como una space opera, un subgénero de la ciencia ficción, con muchos exponentes clásicos en la historia. Si vamos hacia el origen del género, con obras como John Carter de Marte, vemos que la imagen tradicional que se da de la mujer es la de un personaje secundario, objeto de amor o deseo por parte del protagonista y sin agencia en la historia. Algo típico de los primeros años del siglo XX, al fin y al cabo esas novelas eran hijas de su época.

Imagen de película de Leia Skywalker.
Leia Skywalker es un personaje que comienza a cambiar los estereotipos de género, pero no lo llega a hacer del todo.

Si saltamos al comienzo de la Guerra de las Galaxias avanzamos el reloj hasta el año 1977. El mundo de la ciencia-ficción en la pantalla de la época está dominado por algunas películas esporádicas pero, sobretodo, por Star Trek, que había empezado a emitirse más de una década antes. Y Star Trek, la original, es un perfecto ejemplo de lo que hablaba del papel de la mujer en la ciencia-ficción clásica en la gran pantalla, siendo los protagonistas importantes de la serie todos masculinos con cierta tendencia a tener una “chica del capítulo” con la que el capitán Kirk pudiese tener un romance.

Tomando un poco la estela de otras formas de entender el papel de la mujer en la ciencia-ficción, como por ejemplo ocurre en las novelas de Ursula K. Leguin, la Guerra de las Galaxias empieza a tratar de cambiar ese estereotipo. En la trilogía original básicamente encontramos a dos mujeres: Mon Mothma, que es la líder de la Rebelión, y Leia. Mon Mothma sale poco en la pantalla y, aunque es un personaje mucho más desarrollado en libros y comics, en este artículo nos vamos a centrar en las películas como el canon más extendido y con mayor impacto mediático, de modo que Mon Mothma la vamos a dejar de lado.

La caracterización de la Leia clásica tiene un pie en la forma tradicional de describir a la mujer, y otro pie en una versión más moderna. De un lado tenemos que está al principio apresada (y lo vuelve a ser, de un modo u otro, en todas las películas de la primera trilogía) y es un personaje físicamente débil con una de las partes centrales de su papel siendo ser el interés romántico de Han Solo (un primer giro en el tema de género es que el protagonista, Luke realmente no tiene un interés romántico por cómo es toda la filosofía jedi). El otro pie nos muestra a una Leia que tiene poder político y ejerce papeles de relevancia (lidera la Rebelión con Mon Mothma, es embajadora y espía etc.), que sabe luchar cuando hace falta y que en lugar de la tradicional imagen de damisela en apuros, incluso cuando es rescatada tiene el papel de una tía dura que sabe lo que quiere y está de lleno en la trama (frente a un Han Solo que no quiere participar en la trama, por ejemplo, o un Luke que no sabe de qué va la movida). Por ello, Leia es un personaje con un pie en ambos lugares, todavía no un personaje protagonista en igualdad de condiciones que los otros dos, pero tampoco el lugar tradicional de objeto de las acciones de los hombres que solía mostrarse en pantalla.

Avanzar a la segunda trilogía en cierta medida supone un cierto retroceso en este sentido. Padme Amidala es básicamente el único personaje femenino de importancia y la mayor parte del papel que tiene en la historia es ser la depositaria del amor trágico de Anakyn. Tiene algunas escenas en las que muestra su papel como política de importancia en el Senado Galáctico, pero son más anecdóticas y no la muestran teniendo poder real, ya que todo lo que intenta hacer solo acaba llevando al inevitable ascenso del Emperador. Incluso su historia de amor con Anakyn tiene tintes trágicos no solo al final, sino durante buena parte de la misma, con comentarios por parte de él que no se pueden considerar como propios de un amor sano o igualitario.

Imagen de película de Rey Skywalker.
Rey Skywalker ejemplifica perfectamente el modo erróneo en que Disney y otros entienden el feminismo.

Para llegar a la tercera trilogía, ya en manos de Disney, hay que tener en cuenta no solo el paso del tiempo, sino la agenda política manifiesta que hay detrás de las películas. Kathleen Kennedy quería transformar la Guerra de las Galaxias en una apología del feminismo no solo en el universo cinematográfico sino en todo lo que es el ecosistema Disney, desde parques de atracciones a videojuegos. Para ello diseñó el primer modelo cinematográfico de esta era de la Guerra de las Galaxias, donde se iban a intercalar una película principal (Episodios VII al IX) con una película independiente (Rogue One y Han Solo) en un ciclo que buscaba emular el exitoso modelo que Disney tiene para Marvel. Esta agenda política no es exclusiva de Disney, lo hemos visto por ejemplo con Las Cazafantasmas, por lo que en realidad esta etapa es buena representante de por qué mucha parte del cine actual tiene una mala concepción de lo que es hacer una película feminista.

Frente a la Leia ambigua, con un pie en cada lado, la nueva Guerra de las Galaxias nos centra la película en Rey. Es una chica pobre pero empoderada, que usa la Fuerza, que lucha con sable láser, que puede derrotar a los Lords Siths… pero lo hace todo tan bien y es tan absurdamente perfecta que cae en el cliché de ser una Mary Sue. Siendo que la nueva trilogía es un reflejo en peor de la trilogía original, tenemos un montón de disparidades que no se entienden: Luke tarda mucho tiempo en aprender a usar la Fuerza y tiene un maestro para ello todo el tiempo (Obi Wan o Yoda, según la película), mientras Rey aprende simplemente al contacto con un sable láser; Luke nunca llega a derrotar en combate a un lord sith como Vader, solo usando su vínculo familiar puede obtener cierta ventaja llegado el momento final, mientras que Rey lo hace desde el principio derrotando a Kylo en el Episodio VII, y juntos a todos los que se les oponen desde entonces. Luke desciende a la cueva del miedo a enfrentarse de verdad a sus reflejos de terror internos mientras que la visita de Rey a su cueva es básicamente irrelevante. Y así con todo. Para colmo, para lograr este efecto, todos los personajes femeninos que aparecen en las películas son básicamente ridículos o inútiles, para remarcar la centralidad como mujer fuerte de Rey, y lo mismo con los masculinos; incluso Leia queda reducida a un personaje que vuela y dice alguna frase y ya está, perdida cualquier capacidad de hacer algo importante que pudiese eclipsar el mensaje de que Rey es la protagonista femenina y empoderada.

El problema que tiene esta aproximación es que resulta obvia. Hace no mucho compartí nuestro último artículo donde hablaba de la persuasión en los videojuegos y mucho de lo dicho allí es aplicable al cine. La persuasión es más eficaz cuando la gente no está dándose cuenta de que está siendo persuadida. Si creas una mala historia, mal dirigida y mal montada, con unos personajes poco creíbles y menos interesantes, probablemente los espectadores desconecten y ya está, o como mucho cambiarán de canal si pueden. Si a eso le sumas una agenda política clara, lo que vas a conseguir es que mucha de la gente que ya tiene esas ideas en la cabeza opine que es una mala película, y aquellos que no las tienen (los que querrías persuadir de su validez) se pongan a la defensiva ante lo que perciben como un “panfleto para hacerles cambiar de opinión”. Y, si están a la defensiva, ni se implican con lo que ocurre ni los personajes, ni están abiertos a ser persuadidos del mensaje que se pretende difundir.

Este es el problema con esa era de la Guerra de las Galaxias, no solo que sean malas películas (que también) sino que además son panfletos de un feminismo mal entendido. Lo primero que tienes que hacer para crear un feminismo fuerte que sea capaz de convencer a los que no tienen esas ideas, es hacer que les guste y les importe lo que vean. Para eso, los personajes que creas tienen que ser interesantes, humanos, tener fortalezas y tener debilidades. Si haces un personaje perfecto lo normal es que, sea hombre o mujer, la gente no se muestre interesada por sus tribulaciones (que no tiene) o por los problemas a los que se enfrenta (que supera con facilidad). En cambio, cuando creas personajes humanos, con fortalezas y debilidades, la gente conecta con ellos y se deja llevar a donde los quieres llevar: se dejan persuadir.

Y aquí es cuando llegamos a la última iteración de la Guerra de las Galaxias, con las series de Disney+ tanto Mandalorian como el Libro de Boba Fett. En ambas series tenemos un personaje principal masculino, es cierto, fuerte y heroico pero con debilidades y momentos de flaqueza (osea, personajes bien construidos). Y están rodeados por elencos donde no solo hay más mujeres en cantidad, sino que la calidad de sus personajes es mucho mayor. Tenemos mujeres fuertes en combate (Fennec Shand), rebeldes guerreras (Sabine Wren), jedis filósofas (Ahsoka Tano), reinas mandalorianas buscando recuperar su corona (Bo Katan) y mandalorianas “heréticas” con sus técnicas raras (la Armera). También hay personajes femeninos cómicos pero con agencia, como la mecánica que repara naves, y que sea un personaje cómico no hace que se desluzca como papel femenino a mayores. Y hay un personaje femenino sexualizado (Garsa Fwip) que no por ello deja de ser un personaje interesante con su papel en la trama y su desarrollo.

Y es que la clave de por qué esos personajes son buenos personajes feministas es que son mujeres, pero son mujeres creíbles. Sí que son fuertes, tienen agencia, capacidad de decisión, están afectando a la trama en vez de ser únicamente objeto de romance (de hecho, en ninguna de las dos series hay realmente historias de amor); pero, a diferencia de Rey, son mujeres como una parte de lo que son, cada una tiene su historia y su razón de ser, sus virtudes y defectos, sus luces y sus sombras. No se sienten como un panfleto porque, antes que un mensaje político sobre el valor que tienen las mujeres en el mundo, se sienten como personajes interesantes que te implican en lo que hacen… y que son mujeres.

Fennec Shand en una escena de la serie.
Fennec Shand es un ejemplo de un personaje femenino bien construido y que defiende mejor las ideas feministas sin decirlo nunca abiertamente.

Por eso en buena parte de los medios de comunicación de masas encontramos hoy tanto rechazo a ciertos ideales, como el feminismo o el antirracismo, porque el modo en que a menudo se intenta difundir los mismos es erróneo. Antes que hacer un personaje femenino fuerte que mueva a toda una generación a seguirlo (el plan detrás de Rey) lo que hay que hacer es crear un personaje interesante con una historia que intrigue a la gente y que incluya el hecho de que es una mujer como una parte de esa historia, de por qué ve las cosas como las ve y las siente como las siente. Fennec Shand es una asesina profesional con diversos contratos que, a lo largo de las series, evoluciona desde ahí a ser un personaje con una agenda política en Tatooine e involucrada en la historia de Boba Fett y en lo que ocurre en la ciudad. ¿Es una mujer fuerte? Sin duda, y no duda en demostrar que es la más bad ass de la galaxia, pero no es un panfleto. Lo que hace en pantalla resulta creíble, coherente con el personaje, con sus momentos buenos y sus momentos malos, apoyándose en otros cuando es necesario y sabiendo aportar al conjunto desde su lado. Y durante todo el tiempo que la ves en pantalla, lo que hace, vive y siente te importa como espectador y te olvidas de que es un personaje femenino fuerte para importarte que es un ser humano que está pasando por una serie de situaciones, que tiene ciertas virtudes y defectos, ciertas herramientas y debilidades.

Y ese es el punto clave. La lucha del feminismo es la de la destrucción de la estructura hegemónica machista que domina la sociedad desde tiempos inmemoriales. No es la lucha por demostrar que la mujer es mejor que el hombre (como parece ser el objetivo de Rey) sino que somos humanos en igual medida, independientemente de nuestro género, sexo o color de piel. Solo cuando se crean personajes humanos se puede dar ese mensaje y solo cuando los personajes humanos son interesantes resulta que la gente se mete tan de lleno en la historia que no se da cuenta que está siendo expuesta a unos ideales políticos que buscan cambiar su modo de ver las cosas. Porque tanto Mandalorian como el Libro de Boba Fett tienen una perspectiva feminista de la historia que están contando, simplemente se centran en contar una buena historia con los personajes que crean para ello, haciendo que su mensaje se sienta como natural. ¿Nos sorprendemos cuando Ahsoka Tano demuestra que maneja el sable láser con fluidez y es una máquina de combate fuerte y empoderada? No, claro que no nos sorprendemos, es Ahsoka Tano, es la aprendiz de Anakyn Skywalker, es una “jedi” formidable con muchos años de entrenamiento y dominio de la Fuerza que además es mujer. Pero igual que no nos sorpendemos ante las proezas de Mace Windu como maestro jedi siendo un hombre negro, no nos sorprendemos de las de Ahsoka porque se sienten naturales en el personaje, en cómo está construido y cómo cuenta su historia. Su feminidad es un aspecto de su identidad, pero no es un personaje plano que se reduce a ser una mujer, sino que tiene mucha más riqueza que esa, pero una riqueza que incluye ser mujer como valor añadido a las demás, no excluyente de las otras cosas que ella es.

El problema, por ir cerrando todo esto, es que demasiado a menudo es la agenda política de los directivos y de los sondeos de mercado, la que determina el contenido. Y crear contenido de esa manera lo que hace es crear mal contenido que ni sirve como entretenimiento de calidad, ni sirve para avanzar la misma agenda que se supone que defiende. Si quieres convencer a alguien de algo, sea lo que sea, lo primero que tienes que lograr es que no se de cuenta de que está siendo convencido; y segundo, debes conseguir que le interese y guste lo que quieres venderle. Sino, poco futuro tiene tu mensaje.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de la evolución del papel de la mujer en la pantalla, dentro y fuera de la Guerra de las Galaxias?

PD: os dejo aquí un video, algo antiguo ya, que hice en torno a la cuestión del racismo en los videojuegos y su representación. En muchos sentidos, los paralelos entre esa lucha (como cualquier lucha identitaria y estructural) con los del feminismo son claros.

2 replies on “Feminismo en la pantalla: el caso de la Guerra de las Galaxias”

Respecto a Leia, no estoy tan segura de que no sea un personaje feminista. Ya al principio del Episodio IV, cuando es capturada, Darth Vader la tortura (aunque no lo vemos) para que le diga qué ha hecho con los planos de la Estrella de la Muerte. Se supone también que no consigue su confesión, por los acontecimientos posteriores. Hay que tener en cuenta además que esa trilogía inicia en 1977, un tiempo muy diferente al actual. Pero de todas maneras, en los Episodios IV, V, y VI, Leia se muestra valiente, mucho más inteligente que Han Solo o que Luke Skywalker, y lo único que le diferencia de ellos es, obviamente, la fuerza física. Pero ella les contrata, ella está al mando y sus caracterizaciones y vestuario no la sexualizan salvo en una ocasión: cuando es apresada por Jabba el Hutt y le ponen esa especie de bikini.
Por lo demás, de acuerdo con lo de la trilogía I al III, lamentablemente Padme Amidala no tiene la fuerza de su hija y es mucho más dependiente. Sobre la última trilogía, sólo he visto el episodio VII y me pareció tan sumamente aburrido que decidí que ahí se acababa para mí Star Wars. Tal vez debería dar una oportunidad a The Mandalorian y Bobba Fet por lo que leo aquí. Pero concuerdo con lo expuesto sobre personajes pretendidamente feministas, y como mujer que soy, me parece un error reflejarlos así (todo lo dicho sobre Rey).
Es raro encontrar en ciencia ficción personajes como Takver, por ejemplo, de Los desposeidos, ya que se menciona a Ursula K Le Guin.
Pero en el terreno de la fantasía, yo diría que un personaje feminista, con aristas, imperfecciones, un pasado oscuro que condiciona su presente y sus actos fue el de Xena, la princesa guerrera. Aunque fuera una serie consumida sobre todo por niñxs, y aunque su presupuesto y efectos ahora no pasarían el filtro, Xena, y Gabrielle con ella, mostraron unos personajes fuertes, carismáticos, con debilidades, que cometían errores de juicio y que no siempre ganaban, pero que dejaron un poso importante en muchas personas, tanto en quienes crecieron con ellas como en quienes vimos la serie ya de adultxs. Y eso pese a que las primeras temporadas fueron incomparablemente mejores que las dos últimas. Ojalá ahora se siguiera menos esa “agenda política” que mencionas y se pensara más en la calidad en lo referido a trabajar las características de las protagonistasfemeninas y respetarlas, y también a lxs espectadorxs, como ellas se merecen y nosotrxs también nos merecemos. Un saludo.

Completamente de acuerdo con lo que dices de Leia, pero creo que por eso acaba siendo un personaje a medio camino, no un personaje feminista como lo entenderíamos hoy en día. Acaba siendo rescatada en casitodas las películas (Han Solo también, todo sea dicho), tiene el papel más tradicional femenino de inteligencia y feminidad, etc. Pero combinado con ser un personaje fuerte, con sus propios objetivos y que no se amedrenta ante las situaciones, y con su propia agenda. Pero, como bien señalas, no deja de ser un personaje de los años 70, entonces no puede llegar al punto al que pueden llegar los personajes hoy en día porque la ideología de la sociedad de su época no había llegado a donde nos encontramos hoy en día ya que, por suerte, al menos en ese campo se ha ido avanzando aunque sea lentamente.

En cuanto a la nueva trilogía, bien hiciste en quedarte en el episodio VII, aunque Rogue One está muy bien y salió después. Mandalorian y Boba Fett son otro rollo, mucho más cercano a la visión original o a la de Clone Wars, hasta el punto de que es más western que otra cosa. Y si, sin duda, no es frecuente ver ninguno de los personajes de K. Leguin en la ciencia-ficción de pantalla, entre otras cosas porque sus historias son poco dadas a los grandes efectos especiales y las grandes batallas espaciales que asociamos con la pantalla y ci-fi. Una pena la verdad, porque se pierde una obra que vale muchísimo la pena. :S

Y completamente de acuerdo con Xena. De hecho, una de las razones de que Xena saliese tan bien en ese sentido, es que en vez de ser un spin-off de un aliado de Hércules (la serie de la que sale), Xena era originalmente una villana/antagonista de Hércules. De modo que de base tenía que ser un personaje fuerte, independiente y eso, como para poder darle la réplica al semidios que era su héroe/oponente. Y gustó tanto que crearon su propia serie donde además le añadieron una Gabrielle que le daba un contrapunto muy humano que le vino muy bien. Y así salieron dos personajes que, al menos cuando yo la vi de pequeño, sin duda eran mucho mejores y más interesantes que los de Hércules e Iolus. :)

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