Categories
Reflexiones personales

Globalización: Cultura Mundial y Conflicto

globalización de la culturaA menudo, la globalización se entiende como un proceso que engloba el mundo en un único modelo. Todo pasa a funcionar del mismo modo, predominando una democracia representativa con economía capitalista de mercado libre que no tiene oponentes reales. En algunas esferas, esto puede ser cierto, pero no es el caso de la cultura.

Desde hace décadas se escuchan términos, como la McDonalización del mundo, para hacer referencia al proceso por el cual los ideales y la forma de vida norteamericana se extiende por el planeta. Los vaqueros, el cine de Hollywood, la música de la MTV, los best-seller… todos ellos, según este enfoque, estarían extendiendo a toda velocidad la forma americana de entender el mundo, destruyendo o debilitando identidades alternativas, otras formas de ver la sociedad, etc.

Esta visión tiene algo de verdad en su interior. Es cierto que todos esos actores (editoriales, páginas web, discográficas, cadenas de televisión, etc.) están activamente transmitiendo una serie de valores al mundo: la libertad, el capitalismo, el individualismo, etc. Estos son valores propios de la cultura americana, que extiende su influencia por el mundo encima de estos mensajes.

Sin embargo, la estadounidense no es la única cultura que hace esto. Bollywood proyecta la identidad hindú igual que Nintendo proyecta la japonesa, el programa Erasmus extiende la europea, etc. Cada zona local del mundo usa los medios a su alcance a la hora de extender su visión del mundo, sus ideales y su cultura al resto del globo.

Por supuesto, esto no implica que todos lo hagan con la misma fuerza o la misma proyección. Como en todo conflicto, el poder nunca se encuentra repartido de modo igualitario entre todos los que participan del choque: Bollywood no tiene el poder mediático de Hollywood, igual que Samsung no puede competir con Sillicon Valley.

globalización de la cultura 2Los ideales, los valores y los conceptos son, sin embargo, todos lanzados al mundo. Surge así una enorme sopa de valores contrapuestos que chocan por intentar extenderse: la visión neoliberal capitalista norteamericana proyectada por las discográficas choca con la forma capitalista intervencionista europea (cada vez más neoliberal, es cierto) que extiende valores como el papel del Estado en la producción de cine; el nacionalismo americano retransmitido por sus televisiones se opone a los nacionalismos de otros lugares del mundo retransmitidos por las suyas, e incluso por la aparición de un mundialismo que aboga la desaparición de los nacionalismos que proyectan muchas organizaciones internacionales con sus mensajes y ruedas de prensa.

El resultado es un conflicto masivo de ideas opuestas, todas luchando al mismo tiempo por la misma cosa: colonizar la mente de las personas del mundo.

Y es que la gente es la clave en esta historia. La cultura no puede vivir fuera de las personas y las instituciones que estas crean: está en la interacción de los ciudadanos, en las leyes que se promueven, etc. La ley que permite el matrimonio homosexual es fruto de la identidad de las personas que han llevado a un gobierno con esa agenda al poder, al mismo tiempo que de la visión de unas instituciones que han aprendido a entender el derecho a la igualdad independientemente de la orientación sexual, igual que en el pasado se luchó por la igualdad al margen del género, la posición social o la raza.

Por tanto, la lucha de todas esas ideas se produce ante cada una de las personas e instituciones del mundo. Estas tienen una serie de espacios que ocupar en su cabeza: ¿qué ideología económica me gusta? ¿Cón qué forma política estoy de acuerdo? ¿Qué estilo de música me apasiona? ¿Qué movimientos sociales apoyo? Todas estas preguntas existen en la mente de una persona y cada observa el menú mundial de ideas a la hora de responderlas: ¿creo en Dios? ¿Si, no? Y, si lo hago, ¿en cual? ¿Cristo, Budda, Allah, Jahvé…?

Así, los ciudadanos van construyendo sus identidades a la carta, en base a sus preferencias. Estas surgen del intercambio con otros que les rodean (la influencia de los amigos y la familia es clave), pero también con las instituciones (el sistema educativo y los medios de comunicación especialmente), así como con su historia de vida y su evolución personal. Lentamente van escogiendo unas opciones u otras, cambiando elecciones pasadas y reajustando sus identidades del modo que creen más adecuado.

globalización de la cultura 3Entonces, como conclusión: sin duda hay una globalización de la cultura, en la medida en que esta se ha comenzado a proyectar globalmente. Pero, ni de lejos se puede hablar de uniformización de la cultura, sino del choque en ese campo de múltiples culturas y múltiples identidades que luchan por extenderse a la mente del mayor número posible de personas. ¿Cómo? Publicidad, acciones públicas, retransmisión, educación, colonización mental,… cualquier camino es válido para que ellas retransmitan su forma de pensar.

Y es por ello que es tan importante en la actualidad generar una personalidad crítica con las ideas y las personas, porque no todas las culturas se proyectan con igual fuerza y siempre son las ideas que benefician a los poderosos las que lo hacen con mayor energía.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de la globalización de la cultura?

Leave a Reply

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.