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La corrupción es una amenaza global

corrupcion mundial 3En España, es difícil abrir un periódico por una página aleatoria y no encontrarse en estos momentos con nuevas noticias sobre corrupción. El caso de Urdangarín y la Infanta, Camps, Bárcenas, el PP de Valencia, los ERE, las tarjetas black de Bankia, los sindicatos y sus cursos… La corrupción tiene una presencia tan grande en el momento actual que es uno de los elementos centrales de las discusiones políticas de todo momento y lugar.

Pero no es ni de lejos un problema aislado español. La corrupción se puede ver con solo levantar la mirada de la sección nacional y mirar en la internacional: Berlusconi en Italia, la financiación de Sarkozy en Francia, los desmanes de los ricos rusos o chinos, los líderes depredadores de buena parte de África o de algunos países de América Latina, etc. en todos los países, la corrupción juega un papel central en sus sistemas políticos.

La respuesta tradicional a la corrupción siempre ha sido la búsqueda de la independencia y fuerza de los sistemas judiciales y la garantía del Estado de derecho. En respuesta, no es raro ver como gobiernos de distintos lugares del mundo corren rápidos a cortar los derechos, las capacidades de los tribunales o el acceso a pruebas cuando empiezan a aflorar evidencias: es el caso de Erdogan en Turquía, por ejemplo, que ha iniciado una cruzada interna contra derechos y libertades como modo de silenciar las grabaciones en que se oía hablar a su propio hijo de corrupción, a la vez que se aseguraba que la judicatura turca quedaba rápidamente purgada de elementos no afines a su persona.

El resultado es que, en buena medida, el sistema judicial se ha visto impedido cada vez más para hacer esta labor de control. Los medios de comunicación y la exposición pública han intentado paliar esta debilidad de los métodos judiciales, y en respuesta el poder se ha atrincherado, han desaparecido libertades de prensa en diversos países de Europa del Este, por ejemplo, o han desaparecido los propios periodistas cuando interesaba, como ha ocurrido en varias ocasiones en Méjico.

Sin embargo, sigue habiendo cada vez más filtraciones y noticias sobre corrupción en el mundo, porque a medida que la sociedad se forma y avanzan nuevos medios de comunicación más difíciles de controlar para el gobierno (como Internet y su alcance global) el poder ve reducido cada vez más los espacios opacos y olvidados que necesita para poder corromperse. Ese es el poder de la transparencia y está sacando continuamente a la luz una situación preocupante: que la corrupción se encuentra atrincherada probablemente en todos los sistemas políticos del mundo.

Igual que se equivoca Rajoy al hablar de los “casos aislados de corrupción dentro del PP”, es erróneo pensar que la corrupción es algo aislado de un sitio u otro del mundo, de repúblicas bananeras o donde el Estado de derecho es débil. En unos sitios u otros la forma en que el poder se corrompe y las herramientas para combatirlo pueden diferir, sin lugar a dudas, pero la esencia central no porque es innatamente humana: el deseo de vivir mejor usando cualquier medio y poder a nuestro alcance. Ese deseo se encuentra en el meollo del problema de la corrupción y convierte cadenas muy complejas y fuertes en lazos débiles llenos de eslabones frágiles.

corrupcion mundialLa solución pasa no solo por la mejora de los medios de comunicación y garantizar su independencia; tampoco depende únicamente de fortalecer la judicatura, darle espacio propio y recursos para investigar con eficacia. Esos dos elementos son útiles, sin lugar a dudas, pero lo vital es que hay que potenciar una identidad y unos valores sociales que rechacen frontalmente esa visión egoísta de “lo bueno mi beneficio propio independientemente del coste para los demás”. Esa mentalidad tan típicamente capitalista e individualista es precisamente el sostén sobre el que se cimenta la corrupción y, en buena medida, se encuentra extendida en muchas y muy distintas capas sociales: no solo los políticos y los empresarios de la construcción, si no los talleres donde no nos cobran el IVA, las transferencias de dinero en sobres, los chantajes y presiones internos de una empresa a cambio de ascensos, etc.

La corrupción, el deseo de beneficio propio incluso usando medios ilícitos o inmorales, es así un elemento presente en prácticamente todos los espacios sociales que se nos ocurran.

Con esto no quiero decir que todo el mundo sea corrupto, ni siquiera en política, si no que en todo campo social donde haya algún tipo de poder (osea, básicamente, todos) habrá gente dispuesta a usar ese poder sobre los demás para mejorar sus propias condiciones de vida, independientemente de la moralidad y los escrúpulos. Es visible en las pequeñas empresas, en la Universidad, en la burocracia del Estado, en algunos grupos de amigos e incluso en algunas relaciones de pareja.

La corrupción, por tanto, es un problema mundial que se extiende a todos los ámbitos de la vida y que trata de distorsionar el sistema en el que vivimos. Al hacerlo, el resultado es que crece una deslegitimación mundial de modelos como el democrático, donde en teoría la corrupción es ilegal y no debería existir… pero, como existe y aparentemente los corruptos son básicamente inmunes, el resultado es que la legitimidad de todo el sistema sale dañada. Y al dañarse el sistema en su conjunto, la corrupción gana fuerza: al fin y al cabo, si corromperse hace que la gente viva mejor y no hay un precio por hacerlo porque son inmunes, ¿qué idiota es el que no lo hace?

corrupcion mundial 4Y cuando lógicas como esas se extienden, la propia sociedad como conjunto se corrompe. La democracia se daña, los medios de comunicación fallan o son silenciados, la judicatura comprada o debilitada y todos nosotros como conjunto perdemos. Y como ocurre a nivel mundial, el resultado es que el conjunto social de los distintos países y lugares ve su posición igualmente debilitada, fragmentada y corrompida.

Por suerte, creo que el poder tradicional está perdiendo lentamente la batalla. Aunque las noticias nefastas se suceden, también lo son las positivas, como las movilizaciones en contra de la corrupción en gran diversidad de lugares del mundo (como China o Brasil), las condenas que lentamente se van apilando (como la dificultosa y probablemente insuficiente condena que tuvo Berlusconi), etc.

Y esto es vital. Para que el mundo no ceda a la corrupción es vital que la sociedad civil no solo no ceda a la misma, si no que se movilice y actúe en contra de ella. Tú, yo, el vecino del cuarto y la dueña de la tienda de la esquina, todos juntos somos una barrera de gran fuerza contra la corrupción. Si en nuestras interacciones cotidianas no cedemos a las tentaciones de beneficios rápidos a cambio de favores, entonces es cuando no sólo podemos exigir a los políticos lo mismo, si no que tendremos la fuerza y la capacidad para hacerlo.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de la corrupción actual?

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