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Sociología

La inercia y la estabilidad social

becker 3En un texto francamente interesante a la par que sencillo y lleno de profundidad, el autor americano Howard Becker le da una vuelta a la tortilla a la hora de explicar por qué las sociedades son estables y las estructuras de poder. Al contrario que la mayoría de teorías sobre la estabilidad, que parten de las estructuras subyacentes (marxismo, estructuralismo, los campos, etc.), Becker toma la lógica opuesta y construye su teoría de la estabilidad en torno a la acción individual.

Para ello, Becker parte de la acción individual. Cada persona tiene unos objetivos, una forma de ser y de actuar, y al hacerlo se relaciona con las demás. Para conseguir estos objetivos, las personas normalmente escogen los medios que consideran que se ajustan más a lo que buscan, a la vez que maximizan la eficacia y minimizan el esfuerzo. Y para explicar este proceso, Becker aplica su teoría de la inercia al mundo de la música.

Así, tenemos a alguien que quiere ser músico y, para ello, se está planteando ese camino como su profesión y su pasión. Ante esa persona se abren infinitos caminos posibles para crear música: ir a un conservatorio, coger un instrumento y tocar por si mismo, componer, fabricar instrumentos, etc. y, de todo ese abanico, cada persona escoge el camino que prefiere, unos más innovadores que otros, que Becker ilustra con tres ejemplos.

Por un lado tenemos el camino del músico profesional: aprende a tocar un instrumento con las partituras como son, a tocar rápidamente cualquier composición hecha, etc. Por otro está el caso de Harry Partch, un compositor que quería crear su propia música fuera de los cánones habituales, inventando sus propios instrumentos para tocarla, una nueva forma de escribirla, etc. Finalmente, está el caso de una historia que él oye de una persona que, cada vez que estaba triste, cortaba una caña de bambú y fabricaba una flauta con ella, componiendo música y cosas específicas para esa flauta que era diferente a todas las demás y que, al final del día, destruía.

Estos tres caminos son diferentes inevitablemente, y cada persona debe escoger cual camino seguir a la hora de hacer música. El primer camino es eficaz y sencillo y es el que escoge la mayor parte de la gente, llevando a una forma concreta de hacer música, mientras que los otros dos son poco frecuentes y, por ende, suponen una rareza. El resultado es que, mientras la mayoría de la gente escoja el primero, el mundo de la música será relativamente estable.

Pero Becker va un paso más allá y complejiza el modelo de su teoría con más detalles. La inercia no se construye únicamente con decisiones unipersonales al respecto, si no que está interrelacionada en packs. Esto es, si quieres tocar la guitarra, vas a tener que aprender la notación de las partituras, la forma en que “hay que tocar”, los repertorios que se piden a menudo, las cosas que pueden conseguirte un empleo (en una banda o para una discográfica), etc. Todo eso va, en gran medida, junto: no puedes ser violinista de orquesta si no aceptas el uso de partituras clásicas, pero tampoco puedes serlo si no aceptas el modelo de negocio de las orquestas, el modo en que funcionan, las relaciones entre sus miembros y con la industria, etc.

becker 2Así que, en el momento en que alguien coge un violín y toca un “sol”, ha tomado infinidad de decisiones interrelacionadas con esa que van todas en la misma dirección; mantener el mundo estable como es conocido y está estructurado. Puedes querer ser violinista para no tocar nada conocido si no algo completamente diferente (o parcialmente diferente, como Partch), pero si lo haces vas a tener problemas/dificultades/esfuerzos a la hora de encontrar gente con la que tocar, ganar dinero con eso (las discográficas no les gustará, será difícil estar en una banda que no quiera tocar esa cosa rara que haces, el público no entenderá lo que está escuchando…) y avanzar por ese camino se vuelve enormemente dificultoso.

Ocasionalmente, por supuesto, surgen unos pocos que si son capaces de romper la inercia y reinventar o cambiar conceptos y elementos importantes, pero lo que surge en respuesta si se consolida la alternativa es una nueva inercia, diferente a la anterior: nuevas salas donde se toca esa música, grupos discográficos distintos que la comercializan, nuevas subculturas alrededor… El resultado es que, tras el momento de inicial revolución, la inercia vuelve a caer, creando un nuevo camino pero creando a su vez toda la red de relaciones e interdependencias internas que llevan a su consolidación y a dificultar de nuevo los caminos “distintos”.

Becker le da un último giro al texto metiendo el elemento del poder. No todo el mundo puede construir o cambiar inercias: por que toques una música diferente no implica que vaya a crearse una inercia a tu alrededor, al contrario, lo más probable es que casi nadie te escuche y tengas numerosos problemas. Por el contrario, discográficas, directores de orquesta, etc. tienen un enorme poder a la hora de cambiar y crear modas, las cuales en realidad usan unas pocas variaciones dentro de la inercia a la hora de crear algo “un poco” novedoso pero tampoco revolucionario.

Así, por la acción del poder a la hora de consolidar y crear las vías de elementos conectados, y la acción individual a la hora de escoger el camino más útil y cómodo para alcanzar unos objetivos, es cómo se produce la estabilidad de la sociedad, pues lo que Becker aplica a la música se puede aplicar a cualquier otra dimensión que queramos. Por ello, desde su punto de vista, es la interacción la que crea la estructura, y no a la inversa.

En resumen, por tanto, como reza el dicho “es de locos hacer lo mismo siempre y esperar un resultado diferente”.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de esta idea de la inercia?

PD: por si queréis leer el texto original, se llama “El Poder de la Inercia” y se publicó en el nº 15 de la revista “Apuntes de Investigación”. En internet es bastante fácil de conseguir.

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