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Sociología

Las Clases Sociales Han Muerto

Desde que Marx y otros elitistas escribiesen las distintas teorías sobre las clases sociales que existen en la sociedad, estas han ocupado un lugar central en las movilizaciones sociales, en los discursos políticos, en la esfera de acción de las organizaciones, etc. Ha sido, durante mucho tiempo, el motor de la historia que Marx preveía. Pero hace ya dos siglos que el alemán enunció su teoría, y el tiempo ha cambiado el mundo desde como él lo veía a como es ahora y, con ello, ha desdibujado muchas de las verdades que él había visto y analizado con claridad. No todas, por supuesto, pero ¿qué queda de las clases sociales en el mundo digital y globalizado del siglo XXI?

Lo cierto es que, para verlo, empezaré por un breve resumen de la concepción de Marx sobre las clases sociales, para encajar todas las piezas con facilidad. Para este autor, las clases sociales son producto de la estructura social, en concreto de su parte productiva; así, la gente pertenece a una clase u otra en base a su relación con los medios de producción, lo cual divide básicamente el mundo en dos tipos de personas: los poseedores de los medios de producción (los burgueses capitalistas) y los trabajadores que se encargan de la producción real (el proletariado). Estas dos clases no son las únicas que Marx describe (ahí estarían los funcionarios, los lumpen que serían básicamente los desposeídos, etc.) pero si que son las dos clases principales en el mundo que él ve claramente en el siglo XIX.

Cada una de las personas por tanto pertenecería a una clase social simplemente por su relación con los medios de producción del capitalismo. Pero, por mucho que una persona ocupase esa clase, no implica que se identificase con esa clase: para eso hacía falta tener conciencia de clase. Así, había obreros que no se daban cuenta de que formaban una clase en común con los demás operarios, lo cual facilitaba la labor del burgués para mantenerlos divididos y sometidos. Es cuando los proletarios ganan conciencia de su pertenencia a una clase común que pueden luchar activamente en el conflicto de clases para llegar a mejores condiciones de vida y a la eventual superación del capitalismo.

Ahora avancemos el mundo hasta el siglo XXI. Lo que hemos visto es que la sociedad ha avanzado económica, política, social y tecnológicamente hasta un punto en que la gente del siglo XIX ya no entendería muchas de las cosas que hoy damos por sentadas. Y, al hacerlo, la estructura de la sociedad se ha modificado de una forma muy profunda, hasta el punto de que la simple división en clases proletaria o propietaria ya no es suficiente.

Pongamos unos ejemplos. Hoy en día, el ejecutivo que dirige una oficina bancaria es igual de asalariado que el que trabaja limpiando esa oficina, ambos a sueldo de la misma persona. ¿Diríamos que son de la misma clase? ¿Y el dueño de Microsoft, es lo mismo que un autónomo que tiene un taxi? Porque ambos son dueños de sus medios de producción… Incluso más, ¿pertenecen a la misma clase el dueño de una pequeña PYME familiar y el vicepresidente de una petrolera? Porque el primero técnicamente es dueño de sus medios de producción y el segundo es un empleado que depende de capital ajeno…

Como todos estos ejemplos ilustran, la posesión de los medios de producción ya no es la clave que organiza el mundo económico en el que vivimos y, por ende, la estructura social que resulta.

La primera pieza que explica esto es que el capital se ha vuelto volátil, ya no está en manos de unos pocos dueños y propietarios sino que ahora se mueve en la bolsa, en las juntas de accionistas, etc. La empresa ya no es normalmente propiedad de una persona, sino un conjunto de ellas, muchas de las cuales sólo están interesadas en especular con el valor de esa empresa y no en su funcionamiento real. Algunas incluso pueden ser dueñas apenas unos microsegundos o unos pocos días.

Segundo, porque el propio concepto de empleado cobra mucho más sentido ahora que la posesión de los medios de producción ha dejado de importar tanto. Pero, a cambio, la complejización técnica de la sociedad ha llevado a la enorme diversificación de tareas, de grados de responsabilidad, de conocimientos necesarios y de sueldos. Así, si bien antes dos operarios de una fábrica eran perfectamente intercambiables y vivían vidas muy parejas, ahora en el interior de esa misma fábrica existen enormes diferencias entre los operarios de las máquinas, el personal de recursos humanos, los de limpieza, los administradores, los contables, etc. Y eso sólo en el interior de un mismo lugar, si ampliamos al mundo, las diferencias surgen de manera mucho más remarcada al hilo de la especialización y la diversificación del trabajo.

El resultado es que la enorme diferencia no sólo ha destruido los elementos comunes que hacían que un grupo formase una clase social, fraccionándola en muchas clases distintas, sino que con ella se destruye la conciencia de pertenecer a esa misma clase. Las luchas de la clase obrera no son las luchas de los oficinistas, ni las de la clase de administradores… y no sólo no lo son, sino que no se viven como tales.

Así, surge un mundo de infinidad de clases sociales no diferenciadas en base a su posición en relación con los medios de producción sino en un conjunto mucho más vago y etéreo, complejo y lleno de elementos: la formación, el sueldo, la historia de vida, las expectativas, el puesto jerárquico, los grupos sociales en los que se relaciona, etc. Un nuevo rico y un viejo rico, por ejemplo, no pertenecen ya al mismo mundo aunque sus condiciones económicas sean similares, porque sus grupos sociales, su status, aficiones y demás no coinciden.

Con todo Post image for Lucha de clases: Análisis marxista y análisis austroanarquistaesto, no quiero decir en absoluto que no exista desigualdad económica, que para nada. Esta existe y crece, no sólo dentro de los países sino en una escala globalizada que va mucho más allá. Pero lo que no le acompaña es la división clara entre “nosotros obreros” y “ellos capitalistas”, sino una marisma de zonas grises y diferencias importantes que evitan la capacidad de identificación de la gente con otra y, con ello, desmoviliza a quienes menos tienen, separándolos de aquellos que tienen un poco, de los que tienen un bastante, un algo, o un mucho.

Así, el poder global puede mantener su presencia y crecer, aprovechándose de la desmovilización de la sociedad y dividiendo a toda la sociedad en una lucha de todos contra todos, cada uno siguiendo sus propios intereses. Pero la sociedad comienza a organizarse de nuevo siguiendo nuevas líneas: las afinidades ideológicas en vez de la clase económica, la participación en movimientos sociales y organizaciones civiles, etc. Todas estas nuevas medidas, y más, surgen para llenar el erial identitario en que el neoliberalismo económico y el cambio de la sociedad han dejado sobre las cenizas de las antiguas clases sociales.

Marx y su teoría, en este aspecto, son cosas del pasado. Pero siguen siendo una imagen excelente y un faro que puede guiar las nuevas luchas del siglo XXI y los nuevos grupos que siguen alimentando este nuevo motor de la historia.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de las clases sociales?

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