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Reflexiones personales

Las Encuestas: ¿son una Forma de Hacer Política?

En una de las conferencias principales, Fernando Vallespín (el jefazo del CIS, Centro de Investigaciones Sociológicas) contaba cómo había dedicado un cierto tiempo a seguir la situación de la crítica terrible que las encuestas políticas habían recibido en Francia durante las últimas elecciones. Y contaba cómo en su análisis, surgía una paradoja muy interesante.

Las encuestas son, como todo el mundo sabe, el método habitual que los investigadores de ciencias sociales usan para investigar la opinión de la sociedad respecto a tal o cual elemento. Y como tal, son un elemento no imprescindible pero si muy importante de la tarea de cualquier científico social. Pero hay dos elementos que quiebran esta ecuación científico-mental.

La primera de todo, y más visible, son los medios de comunicación. ¿Cuántas encuestas vemos en la tele, sobre los más variados asuntos (la mayoría de ellas hechas sin ningún sentido ni conocimiento real de los procedimientos)? Este mayor conocimiento de las encuestas a nivel público va unido al segundo factor, el hecho de que los partidos políticos cada vez encargan sus propias encuestas para saber cómo está la sociedad e intervenir en base a ello. Las usan para diseñar planes de intervención, cambiar sus campañas electorales sobre la marcha, golpear al enemigo donde más les duele…

Uno de los problemas de esto es que se produce una conocida paradoja en sociología, el hecho de que la sociedad reacciona. Un ejemplo. Tú anuncias públicamente que “está estudiado por economistas que la bolsa se va a desplomar en breve” y la inversión en bolsa inmediatamente caerá y mucha gente retirará sus efectivos en previsión. El problema es que este cambio generalmente no es tan predecible, y la mayor parte de las veces se produce en direcciones que ni siquiera te hubieras imaginado que podría haberlo hecho.

La segunda cuestión es que la gente empieza a ver las encuestas no como un modo de obtener información, sino como un medio de manipularlos. Así que no sólo se ofenden, sino que camban sus propias respuestas en base a lo que esperan que sea el uso que se le de a esa encuesta.

Con todo esto no quiero abogar por la pureza de las encuestas hechas con fines únicamente académicos. No. Me gustan las utopías, pero sin un poco de realismo de nada valen.

Sin embargo, este uso de las encuestas con fines políticos realmente es una idea interesante para la democracia. Al fin y al cabo, si los partidos políticos realmente se ajustasen a lo dicho por ellas, y estas estuvieran bien hechas por sociólogos como corresponde, estarían escuchando la voz del pueblo al que gobiernan. Sería algo más próximo a una democracia realmente participativa. Si se organizase un sistema de verdad serio al respecto, quizás usando internet para ello, se podría recabar mucha información sobre lo que el pueblo cree que se debería hacer en situaciones clave (obviamente, no en el día a día del gobierno, que eso requiere mucho tiempo y preparación). Y eso es importante, en mi opinión.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de esto?

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