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Reflexiones personales

Las tres principales fuentes de cambio social

El Imperio Romano es un gran ejemplo de cambio social en toda su complejidad.
El Imperio Romano es un gran ejemplo de cambio social en toda su complejidad.

Si miramos hacia atrás en el tiempo, es inevitable ver que el mundo ha cambiado mucho. Solo contando el breve tiempo en que hemos estado en la Tierra como homo sapiens sapiens, nuestro modo de funcionar, vivir, sentir, trabajar, hacer, competir, colaborar, crear… todo, ha cambiado dramáticamente un montón de veces. Las sociedades resultantes de la combinación de todas esas cosas se vuelven irreconocibles a si mismas según pasa el tiempo y cambian sus valores, sus instituciones, sus ambiciones. Ese es el resultado del cambio social.

Vivimos hoy en día en un mundo de cambio social acelerado, donde proceso se da cada vez con más frecuencia, en intervalos más y más cortos. Si la vida de un campesino medieval probablemente fuera muy similar a la de su padre y abuelo, nosotros podemos notar cambios dramáticos en la nuestra simplemente mirando 10 años hacia el pasado. Para ello, el cambio se genera históricamente (de un modo breve y simplificado) por tres vías distintas.

La primera es la guerra. Sea por medio de conquista o de ser conquistados, las guerras son trágicamente una de las mayores fuentes de cambios sociales en la historia. Una sociedad se impone a la otra y le exporta sus valores, instituciones, formas de ser. Pero, al hacerlo, se trae de vuelta parte también de la sociedad que ha absorbido, generando con ello cambios en si misma.

A menudo, se dice que la globalización es algo moderno, pero no lo es. Lo novedoso en la actualidad es el ritmo y la profundidad que tiene, pero el proceso de globalización ha existido desde siempre. Roma fue una gran potencia globalizadora de su momento, exportando por medio de sus conquistas sus leyes, el latín, su forma de comportarse, sus inventos como las carreteras o los acueductos. Y cuando volvían a Roma se traían los panteones de dioses de otros lugares (como Zeus, que pasó a ser Jupiter), costumbres, productos y tecnologías de esos territorios. Por ello, con cada nueva expansión, Roma cambiaba y cambiaba también el mundo a su alrededor, generando una globalización solo limitada por el alcance de la tecnología del momento.

Por suerte, sin embargo, este motor de cambio social es cada vez menos fuerte. Las guerras son cada vez menos frecuentes (aunque estemos más expuestos a ellas y seamos más conscientes de ellas) y cuando se dan, raramente tienen que ver con la conquista de territorios y los cambios políticos asociados. Estados Unidos interviene en Irak, depone a Hussein, cambia cuatro cosas y se marcha una vez ha garantizado sus intereses en la región; no se quedan e imponen que Irak ahora sea el 51º Estado como hacían los imperios coloniales, lo cual limita en gran medida el impacto que ambas sociedades tienen la una sobre la otra.

La libertad guiando a los franceses en el cambio social interno.
La libertad guiando a los franceses en el cambio social interno.

El segundo motor de cambio social es el conflicto interno. Ya decía Pareto que la historia es un cementerio de élites y, sin duda, es cierto. Cesar puso fin a la élite del Senado romano al transformar la República en el Imperio, igual que la burguesía puso fin a la monarquía en Francia con un golpe de guillotina. El poder es algo que todo el mundo quiere y, como decía Maquiavelo en El Príncipe, el único deber del gobernante es mantener ese poder… porque todos los demás se lo quieren arrebatar.

De modo que los gobernantes construyen una multitud de instituciones y organismos que se encargan de velar el orden establecido y prevenir el cambio indeseado. Desde los medios más obvios (como la policía y las cárceles) a los más sutiles (como redes complejas de valores y morales). El resultado es que construyen estructuras que legitimen y validen su poder, y tratan de anular cualquier fuente de pensamiento crítico que pudiera ponerla en tela de juicio.

Pero, a diferencia de las guerras, este motor no se está deteniendo, sino que está reforzándose. La lucha por el control de la opinión pública, los valores sociales, lo que se considera justo… todo eso es el campo de batalla de estas guerras por controlar el cambio social y dirigirlo hacia la abolición o defensa de las diferencias internas de poder. Las ideologías y los movimientos sociales son las fuentes principales de este cambio interno, ya que hace falta primero tener la idea de un mundo nuevo para poder luego luchar por crearlo (y, por eso, el poder reprime el pensamiento crítico). Desde el feminismo al ecologismo, la lucha por los derechos de las minorías étnicas o por una economía que no despilfarre… o la otra cara, los movimientos racistas, machistas, de defensa de las armas, etc. Todos estos, y muchos más, compiten por colonizar la mente de los ciudadanos a la hora de definir cómo queremos que sea la sociedad en la que vivimos y, al hacerlo, crean cambios en la sociedad.

La tecnología es una fuente central de cambio social en la actualidad.
La tecnología es una fuente central de cambio social en la actualidad.

La tercera fuente es el cambio de origen tecnológico. El mundo vive en una inercia, si nada obliga a que alguien cambie su movimiento, todos seguimos moviéndonos como lo hacíamos antes. El problema es que el mundo cambia, de modo que esa inercia se vuelve cada vez menos eficaz a la hora de lidiar con los nuevos retos y las nuevas oportunidades que surgen de ese cambio. Y la respuesta a ese cambio a menudo requiere nuevas tecnologías, nuevos conocimientos, nuevas formas de usar lo que se tiene…

Todas las tecnologías impactan el mundo en el que se insertan, a menudo de formas completamente imprevistas cuando esos inventos se diseñaron. La bomba nuclear debería haberle garantizado a Estados Unidos una duradera hegemonía mundial y la realidad es que pocos años duró pues lo que surgió en realidad es un periodo relativamente pacífico de dos potencias empatadas porque no podían luchar sin destruirse la una a la otra: la Guerra Fría. El objetivo incialmente buscado no se había conseguido, sino que se llegó a otro camino completamente diferente.

La ciencia y su desarrollo, a partir del siglo XV, han hecho que este motor del cambio se acelere. Antiguamente, los cambios tecnológicos tardaban mucho en producirse y aún más en expandirse por el mundo. Podían pasar muchos años desde que se introducían técnicas novedosas de irrigación gracias a los árabes, y estas llegaban a expandirse por toda la península y más allá.

Pero la ciencia se basa en conocimientos acumulados y compartidos, y esto encaja con un tipo de avance tecnológico clave: el que se basa en el cambio de los medios de comunicación y transporte. El Imperio Romano no se podía expandir mucho más de lo que llegó a ocupar no por la cantidad de tropas disponibles, sino por el hecho de que los límites de las tecnologías de la época (las carreteras) impedían que desde Roma se pudiese gobernar eficazmente mucho más terreno. Y el desarrollo por separado de los Aztecas se produjo durante mucho tiempo porque Europa era incapaz de llegar hasta ellos… hasta que Cristobal Colón cambio eso.

Las tecnologías de la comunicación son claves, porque permiten esparcir ideas por el mundo, por la sociedad, por la comunidad. Y las ideas pueden ser la herramienta más poderosa para generar un cambio. Guttemberg inventó la imprenta en Europa (China la tenía desde mucho antes), y cuando se empezaron a imprimir biblias para que todo el mundo las pudiese leer se llegó al surgimiento de una nueva forma de entender la religión, la Iglesia y el papel de Dios y, consecuentemente, la Reforma Protestante, la Contrarreforma, las guerras de religión del siglo XV-XVI. Y Darwin pudo publicar sus revolucionarios conocimientos en un libro que después multitud de otros investigadores pudieron leer, desarrollar, analizar, aplicar y corregir.

Cuanto más eficaces son los medios de comunicación de ideas, más eficaz es la sociedad creando nuevo conocimiento (especialmente en instituciones como la ciencia). Al hacerlo, más se acelera el cambio tecnológico, que impacta en las sociedades cambiándolas, llevando ideas de una parte a otra del globo, creando nuevas formas de pensar y actuar.

El conflicto de ideas y el cambio social van de la mano.
El conflicto de ideas y el cambio social van de la mano.

La globalización actual, por tanto, tan acelerada y potente, es principalmente un campo de batalla de ideas, economías, productos, políticas… Cosas que se diseñan en un lugar del planeta y acaban siendo usadas en muchos otros lugares. Conceptos que se hibridizan, que se entremezclan, que crean cosas nuevas como el jazz latino, Bollywood, etc.

Por tanto, el cambio social es tan rápido en la actualidad fruto de que el segundo motor de cambio (la lucha social interna) y el tercero (las nuevas tecnologías) se interrelacionan muy íntimamente. Los conflictos sociales necesitan nuevas ideologías, nuevas formas de pensar y comportarse, para poder deslegitimar las antiguas y tratar de establecer cambios; estas nuevas ideas se retransmiten de un lado a otro del planeta a toda velocidad a través de internet, poniendo nuevas herramientas sociales en manos de muy diversos colectivos que luego actúan como nodos que envían información a otros lugares que hacen nuevos cambios. Y así, desde Túnez se inició una Primavera Árabe que se replicaría por buena parte del Mediterráneo, sería la base para el 15-M en España que saltaría el charco a Occupy Wall Street, que luego sería replicado en Occupy Hong-Kong.

Y así, una y otra vez, las ideas dan vueltas por el mundo, cambian, se mejoran, se adapatan a las condiciones glocales de los lugares a donde llegan y crean nuevas hibridaciones, conceptos y formas de actuar. Y cambian el mundo con ello, cambiando a las personas que viven en ese mundo. Y es por ello que cada vez más es necesario una creciente flexibilidad, capacidad de adaptación y modificación de las personas, para poder vivir al día con un mundo que cambia tanto y tan rápido.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas del cambio social?

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