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Reflexiones personales

Libertad y Decisión

Se que ya hemos discutido sobre esto no hace mucho en este mismo blog, pero creo que corresponde retomar el tema, porque me consta que hay gente que no ha entendido bien lo que quería decir, y quizás sea mejor explicarlo de nuevo desde otro punto de vista.

Libertad es un concepto abstracto, genérico, perfecto. Inalcanzable porque no está en el mundo. Como la Belleza, son cosas no materializables, y que por tanto no son reales. Además, libre se es (yo soy libre, tú eres libre,…), lo cual implica que es una propiedad inseparable del ser humano. Al menos eso nos han vendido. Pero veamos un ejemplo.

Imaginemos que ha llegado ese momento especial de las democracias en que nos convocan a elecciones, en que el Pueblo “decide” el futuro de la nación. Tú vas a tu colegio electoral y lo que encuentras son una serie de papeletas con los diferentes partidos. No eres libre de nombrar a quien quieras tu representante, sino que el sistema de obliga a escoger entre una serie de opciones dadas. Esto es especialmente notorio en el caso de las elecciones al Congreso, donde se escogen a los partidos y no a las personas, y puede que no estés de acuerdo con este o aquel miembro de la lista pero tienes que tragarlos igualmente. Así, nadie va a condicionar qué elección hagas (en principio, luego no es tan así), lo que condicionan es directamente qué se puede escoger.

Por tanto, entre decisión/elección y libertad hay una enorme diferencia. Libertad es algo innato (en principio) al ser humano (o debería serlo, ya que en realidad, al ser un concepto ideal es inalcanzable y no es humano), mientras que decisión es un concepto mediado por la sociedad a niveles muy profundos.

De ahí que cuando se hable de si esta o aquella sociedad son más libres, lo cierto es que se está incurriendo en un error. Libre se es, y por tanto una sociedad es o no es libre (más bien lo segundo); la diferencia, es que en una hay un más amplio abanico de elecciones posibles que en la otra. Y que esas opciones, en principio, nadie condiciona cuales tomas (coche rojo o azul, casa en la playa o en la montaña…).

Surge de ahí una paradoja interesante. Todas las Constituciones modernas más o menos reconocen el derecho del individuo a la libertad. “¡Eres libre!”, proclaman encantadas. Y, sin embargo, en ninguna aparece el derecho a la gente a decidir por si mismas. Y esto no es algo superficial.

Cuando se escribieron las Constituciones, las élites en el poder eran conscientes de que nadie iba realmente a creer que era libre, sino que la libertad era “un ideal a alcanzar por la sociedad” y, por tanto, no se puede demandar que se cumpla. Igual que cuando dice que todos tenemos derecho al trabajo. Sin embargo, el derecho a decidir si que es un derecho demandable, un derecho real, y uno principal.

¿Por qué lo dejaron de lado? Porque es, sin embargo, probablemente el derecho más revolucionario de todos. La libertad, como tal, es irrealizable, pero si abres la puerta a que la gente decida cada vez más y más cosas, con un abanico más grande de opciones, lo que te puedes encontrar es que pueden decidir cambiar de gobernantes por unos que no estaban en el juego. Y eso no le gusta a ninguna élite.

Por supuesto, alegarán que la gente no está preparada para decidir por si misma. Lo cuenta el gran inquisidor, en Los Hermanos Karamazov de Dostoievsky, y lo cuenta también Matrix cuando Cifra decide abandonar el mundo real y volver a ser encerrado en la mentira.

Pero, lo cierto, es que eso no lo sabemos. Nunca ha habido una sociedad humana que se dedicase a potenciar cada vez más ámbitos de decisión de las personas. “Cierto, la libertad es inalcanzable, pero sobre esto y esto y esto y esto tenemos derecho a decidir”. Es algo realizable. Y, sin embargo, nos lo ocultan de una manera u otra.

Antiguamente, el método usado era directamente la opresión, que dejaba escoger pocas cosas, o dejaba escoger entre pocas opciones. Lo mismo que con el franquismo y cualquier otra dictadura. Actualmente, lo que hacen es bombardearnos con elecciones que tenemos que tomar, pero no son elecciones importantes: ¿esta marca de champú o la otra? ¿Coche o moto? Decisiones superficiales para darnos la sensación de controlar nuestras vidas, y tenernos callados y tranquilitos. Como borregos.

Pero, ¿y las decisiones importantes? Si decidimos que no queremos la Constitución Europea, van y firman un tratado en Lisboa a nuestras espaldas. Si llegan elecciones, nos ofrecen básicamente dos partidos que sólo se diferencian (en gran medida) en cosas cosméticas, decoraciones casi, no en el núcleo de sus planteamientos sobre economía o sociedad.

Creo que empieza a ser hora de que tomemos el derecho a decidir como algo más serio, algo por lo que vale la pena trabajar y luchar. La libertad sólo existe en películas, como mucho, pero luchar con el sistema para que se abra lo máximo posible a la mayor cantidad de decisiones relevantes posible es viable. Es en lo que trabaja la democracia participativa, por ejemplo. Quizás implique más trabajo por parte de los ciudadanos, ¿pero no es acaso hora de quitarnos la venda y tomar realmente las riendas de nuestra propia vida, más allá de si vamos al cine o al teatro?

Costán Sequeiros Bruna

Estos son los comentarios del antiguo blog:

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Y tú, ¿qué opinas?

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