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Sociología

Los Juegos y el Mundo Real

indiceHace tiempo ya expuse cómo los juegos son parte vital de nuestro aprendizaje y crecimiento. Sin embargo, aprovechando que esta semana he estado en el seminario organizado por Hector Puente Bienvenido, con ponencias muy interesantes, creo que es momento de volver sobre el tema. Sin embargo, en vez de centrarnos en esta ocasión sobre cómo los juegos nos enseñan, vamos a ver qué es lo que nos enseñan… y es que, ya lo adelanto, los juegos no son nada neutrales.

Cada sociedad, cada época, cada mundo tiene sus juegos. Desde el go en Japón, al ajedrez, cada uno tiene una historia que refleja el entorno social donde fue creado. Por ejemplo, hasta que Isabel la Católica empezó a jugar al ajedrez, la Reina movía sólo una casilla como el Rey, y sin embargo la monarca española se negó a aceptar eso y modificó las reglas para crear el juego como lo conocemos hoy en día.

Los juegos cargan con mucho a sus espaldas, y una de las principales cosas que llevan en su interior es ideología. En dos dimensiones principales:

Primero, tenemos que los juegos nos enseñan que estamos solos ante un mundo hostil. Así, en la mayoría de juegos, los jugadores participan por si mismos, y se enfrentan a sus compañeros de juegos ya que sólo puede haber un ganador. Así, separan el “yo” del enemigo, el “otro”, y siempre que haya un otro aprendemos a competir, lo cual se nutre de los mecanismos básicos de respeto/status (los ganadores son más queridos) y de autoestima (que siempre es algo relacional, basada en la comparación con otros). Por ello, los juegos nos enseñan que si somos buenos aprovechando las reglas, en el pensamiento estratégico, podemos aprovechar la hostilidad del mundo en nuestro beneficio.

German_Monopoly_board_in_the_middle_of_a_gameSegundo, está una seria capa de ideología en un sentido más clásico. Con el Monopoly, por ejemplo, estamos aprendiendo el funcionamiento básico del capitalismo, y que la riqueza es ganar. Con el Risk aprendemos que está bien conquistar a los débiles y el uso de la fuerza en el entorno de las relaciones sociales. Con el Trivial que el conocimiento es merecedor de respeto y es digno de considerarse “ganador”, etc. Cada juego reconstruye en si mismo unos u otros valores sociales, y nos hace operar dentro de la lógica de que son correctos a la hora de jugar y ganar. Obviamente, no implica que por jugar vayamos a creernos esos valores instantáneamente, pero si que es cierto que les dejamos entrar en nuestra mente cuando estamos receptivos, porque para disfrutar del mundo del juego, de su círculo mágico, hace falta aceptar el mundo que nos presenta.

Pero, ¿esto implica que somos agentes pasivos ante un juego? Para nada, al contrario de lo que se creía originalmente, el juego está diseñado para crear una experiencia de juego (un gameplay), pero esto no implica que siempre sea así. Ahí tenemos las famosas “reglas de la casa”, por ejemplo, donde según dónde se juegue y con quien se pueden cambiar las reglas de un juego para hacerlo más divertido e interesante. Así, los jugadores son los que al final tienen el poder y la capacidad de decidir con qué reglas jugar, y cómo quieren divertirse, y así se agencian el poder sobre el mundo.

Y aquí hay un elemento central que es a donde quería llegar. Los juegos nos enseñan una realidad del mundo social en el que vivimos: siempre que hay más de una persona surge un “nosotros” y un “ellos”. Cuando esto surge, aparece el desequilibrio de poder, y con él la competición. Pero esta competición no necesariamente debe tener lugar bajo las reglas que nos han dicho que son las correctas, sino que puede ocurrir cómo deseemos que sean. Si queremos crear un mundo más justo o más desigual, debemos hacerlo sabiendo esa pequeña verdad universal y manejándola de modo que se minimicen los daños y se maximicen las ganancias del conjunto de la sociedad, donde el “nosotros” ganador sea lo mayor posible. Al fin y al cabo, el objetivo sigue siendo el antiguo slogan “la máxima felicidad, para el máximo número de gente posible”, por complicado que sea de alcanzar.

Costán Sequeiros Bruna

PD: la mayor parte del contenido de este post, como corresponde, no es idea mía sino de Héctor Puente, Marta Fernández y Mélida López.

Y tú, ¿qué opinas?

2 replies on “Los Juegos y el Mundo Real”

Muchas felicidades por el post. Eres un crack asimilando conceptos y bajándolos al “territorio de lo empírico” (que pese a su pretendida simpleza es una ardua tarea).Algunos autores microsociológicos dejan intuir que lo más cotidiano no nos invita a plantearnos un debate intelectual por su aparente normalidad (el juego o la lámpara siempre han estado ahí, desde niños, y no nos generan grandes inquietudes). Pero desgranar los mecanismos sutiles y ocultos de la cotidianeidad, las entrañas de la “normalidad” es probablemente una de las empresas sociológicas más ambiciosas e interesantes por su ambivalencia entre los territorios de lo conocido/cercano y lo oculto/asumido.

Sin duda, y a menudo es de las tareas más difíciles, precisamente porque al estar en el terreno de lo conocido y asumido, es complicado separarlas y ser objetivo con ellas. Al contrario, a menudo se acaba pasando por encima sin darse cuenta, por inercia como explicasteis, porque no nos damos cuenta de que están ahí, justo delante nuestra.

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