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Sociología

Los Tipos de Impuestos y lo que Implican Socialmente

En la clase de ayer, el Profesor Castañeda nos mostró cómo, básicamente, los impuestos se agrupan en tres categorías: impuestos sobre la renta, sobre el patrimonio y sobre el consumo. Veámoslos un poco en detalle primero:

-Los impuestos sobre la renta, entre ellos el famoso IRPF (Impuestos sobre la Renta de las Personas Físicas, lo que nos quitan del sueldo básicamente), son los impuestos destinados a cubrir aquello que la gente puede aportar en base a lo que cobran. Generalmente son impuestos directos, y normalmente son impuestos progresivos, lo cual implica que los más ricos pagan más no sólo porque su cantidad sería mayor con el mismo porcentaje, sino porque el porcentaje que se queda el Estado sube según en cual de los cuatro tramos nos encontramos (quedándose los que menos tienen exentos de cualquier pago). La progresión temporal dice que estos tramos, sin embargo, se han ido reduciendo con el tiempo, de modo que los ricos ahora pagan menos de lo que pagaban con anterioridad mientras los pobres pagan más o menos lo mismo.

-Los impuestos sobre el patrimonio son los que se derivan de la posesión de bienes patrimoniales, en especial casas y similares. Estos gravan las propiedades que uno tiene como muestra de capacidad, y en principio suelen ser iguales (en términos de porcentaje) para todos los que tienen inmuebles de cualquier tipo. Sin embargo, a lo largo del tiempo estos impuestos se han ido reduciendo cada vez más, de modo que en la actualidad ya casi ni existen.

-Los impuestos sobre el consumo, incluyendo el famoso IVA, nos gravan por el hecho de que al consumir demostramos que tenemos esa capacidad económica. Así, diferentes bienes tienen diferentes tasas (los de lujo más caros que los de primera necesidad), de acuerdo a lo que demuestran acerca del consumidor. Estos impuestos hacen que todos paguen lo mismo, independientemente de su capacidad económica. Y a lo largo de los años, estos han ido subiendo para compensar la bajada de los otros dos, las famosas “reducciones de impuestos” conservadoras o socialistas.

Bien, la primera cosa que notamos. Si se reducen los impuestos directos, lo que tenemos es que aumentan los indirectos, de modo que pasamos a pagar todos por igual, ricos y pobres. Pero teniendo en cuenta que unos tienen más que otros, a los pobres les afectan mucho más los impuestos.

Segundo, es que es un sistema que incentiva el ahorro. Si te sobra el dinero, ese dinero no se destina a consumo, de modo que recibe menos impuestos (sólo los de la renta). En cambio, si no te sobra nada y lo gastas todo porque te es necesario, lo que haces es pagar más impuestos. Obviamente, quien puede ahorrar es el que tiene cierto grado de riqueza, y no el de los tramos más pobres del sistema.

Así, estas dos sencillas conclusiones, nos llevan a que el sistema básicamente es injusto. Se creó para que los ricos diesen más, de modo que se pudiese llegar a un cierto equilibrio de renta, y a una redistribución cada vez más real y eficaz. A que los pobres viviesen cada vez algo mejor, mientras los ricos vivían bien igual. Sin embargo, todas las reformas económicas que se van dando para “reducir impuestos” lo que están llevando a que se reduzcan los impuestos directos, que son los que disciernen entre ricos y pobres, de modo que cada vez se desmonta más la implicación de los pudientes en el bienestar de toda la sociedad; a cambio, como el modelo debe mantenerse en equilibrio y evitar la deuda en la medida de lo posible, cargamos a todos por igual, de modo que ricos y pobres paguen lo mismo.

Mi padre siempre decía que “es igual de injusto tratar a lo igual como desigual, que a lo desigual como igual”. En este caso, ricos y pobres son claramente diferentes, y no es apropiado tratarlos de la misma manera. ¿Se ha roto el pacto social entre las clases que tantas décadas de bienestar trajo al mundo occidental? Sí, supongo que la respuesta es que sí, al menos en parte. Quizás la gente no se de cuenta, pero el mundo está cambiando. Los países más ricos cada vez ven la distancia que los separa de los que vienen detrás disminuida, pero a cambio la desigualdad dentro de ellos crece.

¿Qué se puede hacer? Ciertamente, no soy economista. No sé bien qué consecuencias tendría aumentar el impuesto directo en un mundo de globalización financiera, o cambiar los modelos impositivos sobre el patrimonio que algunos poseen. Lo que sí se es que hay que hacer algo, y que hay gente que seguramente sabe qué alternativas hay.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas?

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