Categories
Reflexiones personales

¿Qué es el Poder? ¿Dónde se Encuentra?

La visión tradicional dice que el poder es aquel recurso que poseen algunos individuos para conseguir que otros actúen según su voluntad, lo deseen o no. En este contexto, se considera como centros de poder al Estado, las instituciones, las grandes empresas, y a los individuos que lideran todas instancias, desde Presidentes, a jefes de corporaciones, o banqueros. Sin embargo, este poder corecitivo no es el único existente, como expliqué en este post.

Así que cojamos una visión menos habitual y mucho más incisiva de lo que es el poder. Vamos a ver qué opina Michel Foucault al respecto. El francés nos muestra a lo largo de su obra cómo el poder no sólo posee esa dimensión coercitiva y negativa, sino que mucho más importante, tiene una dimensión positiva que funciona de un modo mucho más efectivo e invisible. Así, el poder sirve para construir nuestros deseos e identidades, diciéndonos qué es lo que queremos ser, qué hay que hacer para lograrlo, y cómo hemos de actuar. Al aceptar esta identidad construida desde el exterior, estamos siendo fabricados por el poder que estructura la sociedad. Se constituye así como un biopoder, ya que permea y controla todos los elementos de nuestras vidas. Pero, si nadie construye las identidades específicamente, ¿quien es ese poder?

En la visión foucaultiana, el poder no lo tiene nadie en concreto, no se puede poseer. Por el contrario, es resultado de la suma de juegos e interacciones de todos los individuos de una sociedad, en la que unos y otros tienen distintas capacidades de acción y, en base a ello, juegan sus cartas lo mejor que pueden. Así, el poder fluye por todas las personas en diferentes grados, y para según qué situaciones unos u otros pueden tener distintas cantidades de poder que cambiarían para otras ocasiones. Así, el poder no se posee, se maneja, y la clave para ser considerado “poderoso” es manejar bien el que pasa por tus manos.

El resultado de todo este trasiego de poder de un lado a otro, de agentes, individuos e instituciones es la estructura de la sociedad misma donde vivimos. Permanece invisible, enterrada debajo de millones de formas diferentes (horarios de trabajo, estructuras económicas, la forma de usarse el idioma, las tradiciones, leyes…) y todas ellas construyen y sustentan el poder del sistema. Por tanto, cambiar el poder del mundo no es cuestión de eliminar a quienes los detentan, o sus centros de decisión, sino que hay que ir mucho más allá.

En cierta medida, la razón en esto la mostraron los anarquistas: para desafiar al poder hay que destruir todas sus estructuras, todos sus puntos, todos sus elementos. Desde los cotidianos, como los rituales, a los más obvios como los ejércitos. Sólo así se puede eliminar al sistema.

Lo que el anarquismo no ve es que, una vez derribado, un nuevo sistema se levantaría de las cenizas de modo automático, porque todos nosotros somos poder. Así, el poder mismo no puede ser eliminado, porque emana de las personas y sus dispares capacidades. Por tanto, al no encontrarse en ningún sitio ni poder eliminarse, lo que debemos hacer es construir un mundo donde el poder se reparta y maneje de modo lo más igualitario posible. Con sistemas que eviten que unos se impongan sobre los demás en el máximo número posible de ocasiones, y que permita que el máximo número de ciudadanos puedan defender sus opiniones, tengan una vida digna, y se comporten con justicia.

Obviamente, esto es algo utópico, pero las utopías existen para marcarnos el objetivo, el camino, el destino que debemos tratar con nuestras fuerzas de alcanzar.

Costán Sequeiros Bruna

Estos son los comentarios del antiguo blog:

post 90

Y tú, ¿qué opinas?

Leave a Reply

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.