Comenzamos con una cita de Stuart Mill, que dice:
Solo puede garantizarse que no se descuiden los derechos e intereses de las personas si cada una de ellas es capaz de defenderlos y está normalmente dispuesta a hacerlo. (…) Los seres humanos sólo están a salvo del mal ajeno en la medida en que tienen el poder de autoprotegerse.
En esto se resume la mentalidad de la democracia liberal que impone su norma hoy en día; y, sin embargo, también la de la democracia participativa, pues ¿qué mejor manera de defender cada uno sus propios intereses que actuando sin mediadores?
(…) la creciente complejidad de estas políticas públicas, ya que dicha complejidad hace precisamente que las élites no puedan ser controladas de manera eficaz por el demos [pueblo], con el probable – y para algunos, ya existente – resultado de que esas élites pasan a transformarse en una suerte de casi tutelaje.
Esto dice R. Dahl en “La Democracia y sus Criticos”, y no en vano aparece en el mismo libro que la anterior cita. El hecho de que el mundo sea, cada vez, más complicado hace muy fácil que nos encaminemos hacia una tecnocracia, o sea, la dictadura de los técnicos, de los especialistas.
Y el otro lado de la ecuación, el del puro neoliberalismo:
La tesis aquí defendida es que no basta con implementar la democracia política. El mercado garantiza mejor la libertad de los ciudadanos… si se quiere que el capitalismo produzca sus mejores frutos, no alcanzados hasta ahora en ninguna parte, es preciso que el proceso político se circunscriba a las funciones mínimas del Estado.
Cita de Arthur Seldon en “Capitalismo”, pero como Joaquín Estefanía reflexiona:
¿No nos estamos embarcando en un régimen permanente de despotismo ilustrado en el que el único déficit que se acepta es el democrático?
Así desplegado, ¿como véis el futuro de la democracia, y nuestro papel en él?
Costán Sequeiros Bruna
Este es el comentario del antiguo blog:
Y tú, ¿qué opinas?