Cuando a menudo pensamos en los riesgos que supone el desarrollo científico, lo primero que nos acude a la mente es la invención de nuevas armas. Y es un riesgo claro y obvio a tener en cuenta, como demuestra el cambio que supuso a todos los niveles la existencia o no de la Bomba H. También se nos ocurren rápidamente casos de riesgos ecológicos debidos al desarrollo industrial/científico, como el que suponen las centrales nucleares (con el ejemplo triste de Fukushima hace nada), o las industrias más contaminantes.
Sin embargo, la realidad es que la ciencia (y sus productos tecnológicos) está omnipresente en la sociedad, y supone numerosos riesgos adicionales que raramente son considerados. Por el contrario, los inventos se ponen a la venta, y no es hasta que están en funcionamiento que comienza a haber serios debates al respecto. Por ello, estos riesgos son a menudo mucho más relevantes y difíciles de prevenir. Veamos unos ejemplos.