Los movimientos sociales que están surgiendo a raiz del 15-M y la Primavera Árabe han mostrado desde el principio su deseo de actuar sin liderazgo, en una estructura completamente horizontal. Para ello se emplean diversos métodos, como la constitución de asambleas, el cambio de portavoces, etc. Lo que todo esto busca es construir un mundo donde no haya diferencias de poder entre los miembros, y donde toda la gente pueda participar en calidad de iguales.
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La visión tradicional dice que el poder es aquel recurso que poseen algunos individuos para conseguir que otros actúen según su voluntad, lo deseen o no. En este contexto, se considera como centros de poder al Estado, las instituciones, las grandes empresas, y a los individuos que lideran todas instancias, desde Presidentes, a jefes de corporaciones, o banqueros. Sin embargo, este poder corecitivo no es el único existente, como expliqué en este post.
Releyendo el libro “Nacionalismo” de Anthony D. Smith para un examen, he decidido rescatar otra parte de su texto y traerla a colación hoy. Smith nos cuenta que la doctrina nacionalista a menudo parece un tanto vacía e incompleta cuando se compara con otras doctrinas políticas como el comunismo o el liberalismo, mucho más complejas filosóficamente. Además, el nacionalismo a menudo es visto como fragmentario, pues normalmente se asocia a las otras ideologías (nacionalismos de izquierdas, de derechas, comunistas…) y de esa manera parece que carece de un elemento común que esté siempre presente en todo nacionalismo, independientemente de los casos concretos. Smith, sin embargo, contradice esto, y expone tres pilares fundamentales que todo nacionalismo posee.
Poder
Habitualmente, en teoría política y sociológica, se suele hablar de tres tipos de poder: económico (basado en la capacidad de obligar a otro a hacer lo que deseas porque tienes algún tipo de bien que el otro necesita), político (basado en que tienes una fuerza militar que el otro no pude resistir) y social (basado en la capacidad para convencer al otro de tus argumentos y negociar con éxito). Sin embargo, leyendo hoy a Barnett y Duvall, he encontrado una visión mucho más interesante, que encaja más con mi forma de entender el poder, y que creo que vale la pena compartir con vosotros.
¿Qué es la Unión Europea?
Aparentemente, esta pregunta puede no tener mucho sentido. Al fin y al cabo, todos sabemos lo que es la Unión: la UE es… bueno, es la Unión. Y es que, si comenzamos a buscar una palabra en concreto que la defina, lo que nos encontramos es que ninguna lo hace satisfactoriamente. Veamos:
Es una idea que tuve hoy en clase de Sistema Político Europeo, con el Profesor César Enrique Díaz-Carrera, y que creo que vale la pena exponer.
Un fractal, para aquellos que no quieran consultar la wikipedia, es un objeto que, básicamente, se repite en su forma y estructura a diferentes niveles. Un helecho es un fractal, por ejemplo, porque si coges la planta completa tiene una forma, si coges una de sus ramas tiene la misma forma, si coges una de sus hojas tiene la misma forma, y de nuevo ocurre eso con cualquier fragmento menor. Bien, ahora miremos un poco al futuro. Sé que no es cierto actualmente, pero imaginemos.
Es obvio que, como persona, eres al mismo tiempo una mente racional y un conjunto de sentimientos irracionales. En eso no me meteré que ya está la psicología para ello. Pero socialmente, eres un rol. O un conjunto de ellos. En este caso, yo soy escritor y tú lector, por ejemplo.
Hablo, Luego Existo
En efecto, el sabio Descartes se quedó un paso por detrás de la verdad con su célebre afirmación “pienso, luego existo” . Cuando pensamos, no lo hacemos en el vacío cerebral, o con una materia abstracta de pensamiento, sino que pensamos con palabras. Así de sencillo. Con sintaxis, con adjetivos, con conceptos que conocemos. Irónicamente, no significa que pensemos en un único idioma, y por ello el conocer muchos idiomas (y la variedad de conceptos que ellos tienen) nos da una mayor rapidez y profundidad mental.
Occidentalización desde el Este
En una de sus brillantes conferencias en el IX Congreso Nacional de Sociología, Emilio Lamo de Espinosa expuso una serie de análisis y datos en los que se mostraba claramente cómo, a medida que una sociedad avanza dentro del paradigma de la modernidad, tiende a aproximarse a un punto de convergencia con las demás. Su economía se parece o es igual, sus políticas son importadas y exportadas, su cultura se entremezcla con las otras, etc.
La Sociedad es Dios
Es una tesis muy difundida tanto en sociología como en antropología, que la religión de una sociedad cualquiera no es más que una divinización de esa propia sociedad, de sus valores y pensamientos. Y una vista histórica a menudo sirve como ejemplificación de esto.
Uno Más Uno No son Dos
Hace muchos años, las segundas navidades desde que yo comenzara a estudiar la carrera, iba discutiendo de sociología con mi hermano en el coche. Y él estaba defendiendo la posición del sentido común que, pese a que yo sabía que era errónea, mis escasos conocimientos del momento no llegaban para rebatir.