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Reflexiones personales

No ver, no hablar, no oir

El Emperador se sube a su caravana fastuosa, la gente dispara los fuegos artificiales y la comitiva se pone en marcha con gran pompa y circunstancia. La gente aclama a su paso, le vitorea, le anima. Hasta que, entre toda la gente, un niño dice “¡el Emperador va desnudo!”.

Eso es lo que nos narran los cuentos, cómo la inocencia puede vencer el boato del poder. Sin embargo, en el mundo real, al niño le habrían hecho cuatro chequeos antes de que pudiese hablar y, eventualmente, le habrían arrancado la lengua antes de que el Emperador se subiese a su caravana.

Tomemos la visión de Maquiavelo sobre el poder, tal como la describe en El Príncipe. Según él, la única función de quien está en el poder es mantener y aumentar ese poder, por los medios que sean necesarios, sea la violencia, el miedo, el amor… Cualquier cosa vale. Cuando tomamos las teorías de las élites, desde Marx a Pareto, las élites deben protegerse continuamente del ataque de quienes querrían tomar su lugar.