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Crítica de Serie: Sense8

sense8Siempre he creído que la ciencia-ficción nos habla de nosotros mismos, de nuestras dudas y problemas, nuestras sociedades actuales y las que estamos creando para el futuro. Y, con Sense8, los Wachowsky y Straczinsky hacen precisamente eso: tomar un drama humano, meterle el giro de la ciencia-ficción y hacer que nos replanteemos y cuestionemos nuestro mundo y la vida que en él desarrollamos. Y todo de la mano de una enorme variedad de localizaciones, historias y actores que se entrelazan entre sus historias humanas, la bella fotografía y la gran trama que lentamente se va desvelando por detrás. Pero avisados quedáis, igual que ocurrió con Babylon 5, la primera temporada de Sense8 es básicamente la presentación: la trama principal ocupa un segundo lugar, presente e incluso importante en momentos, frente al planteamiento de sus personajes, sus historias, formas de ver el mundo y demás. Todo ello para que, cuando probablemente lleguen la segunda y siguientes temporadas, todos esos elementos puedan ser puestos en juego, evolucionados y cambiados con las nuevas tensiones que surjan.

Pero, a mayores de ser una excelente historia de ciencia-ficción dura (no preocupada por naves espaciales y cañones láser sino por imaginar cómo podría ser el mundo tras una premisa de ficción, en este caso la posibilidad de conectar mentalmente a algunas personas), Sense8 es una narración lenta sobre el drama personal de ocho personas. Y con estos dramas construye una narración con varios elementos sociológicos de gran interés.