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Libertad de expresión y la ofensa

OfensaYa he escrito muchas veces sobre el hecho de que la libertad de expresión es un absoluto: o existe o no existe. No hay medias tintas. Tan pronto se dice “esto no se puede decir”, por razonable o pequeño que sea eso, la libertad de expresión muere y la censura toma el control. El problema es que el discurso de lo políticamente correcto se ha convertido en una camisa de fuerza que bloquea lo que se puede decir en una conversación normal, y ahora es incluso motivo para ser perseguido judicialmente como se ha visto en el caso de los titiriteros, o actualmente con la sentencia a Cassandra Vera. La ofensa, el sentirse agredido por lo que otra persona dice, se ha convertido en un arma. Así que, como hemos llegado a los tribunales, echemos un vistazo a la legislación más importante de todas en España: la Constitución.