“El poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente”.
O eso reza el dicho, que en días como hoy, parece más cierto que nunca. El escándalo de Petraeus en Estados Unidos, la financiación ilegal de Sarkozy en Francia usando dinero de Gadaffi, el uso indebido de dinero del Parlamento británico para comprar pisos en Reino Unido, los infinitos casos de Silvio Berlusconi… podríamos seguir eternamente. Lista a la que hoy hay que añadir el grado completo de corrupción que ha aparecido en la cúpula del PP. ¿Por que lo hacen, cuando ya lo tienen todo?
La respuesta primera es “porque pueden”. No sólo en el sentido metafórico de la simple demostración del poder, sino porque tienen infinitas herramientas para aprovecharse de un sistema que ellos pueden condicionar para su propio beneficio. Y, al hacerlo, crean las oportunidades para su propia corrupción.