Cada vez se oye más hablar de que los resultados de las últimas elecciones y el ascenso de Vox son el fruto de que, a diferencia de otros países, en España no se le ha hecho un cordón sanitario a Vox. No se les ha aislado, ignorado, expulsado de la esfera pública. No se les ha cortado el acceso a los medios de comunicación, ni nada por el estilo. A menudo, se correlaciona con la célebre frase de que no se puede ser tolerante con el intolerante.
Sin embargo, en mi opinión, la realidad es muy distinta. 52 escaños son muchos votos, 3,64 millones para ser exactos, y eso es más grande que un partido. Eso nos está hablando de una realidad social que hay que abordar y sobre la que hay que trabajar, no poner un cordón y esperar que se quede contenida.