Categories
Libros

Microfísica del poder

Portada de Microfísica del Poder, de Michel Foucault.
Microfísica del Poder no aporta nada que no se haya leído en otros libros de Foucault.

Microfísica del Poder es un librillo fino de Foucault que, en su docena de capítulos, aborda temas muy distintos de un modo bastante más ligero del que Foucault suele tener para tratarlos. Esto se debe a que los capítulos, más que ser un libro del autor francés, son una colección de entrevistas, debates y extractos de clases magistrales, en los que va abordando distintos temas. Siendo conversaciones habladas, sin duda permite ese estilo más sencillo de seguir que el habitual de Foucault, pero al mismo tiempo plantea dos problemas: primero, que como hablan de sus libros y demás, lo normal es que si no sabes de antemano qué sale en esos otros libros, pues no te enteres demasiado; y segundo, que si en cambio te has leído esos otros libros, el contenido de este resulta tremendamente superficial.

Así, aunque tocan temas clave de Foucault como el biopoder, la corporeidad, las instituciones represivas, la historia, la lucha social, etc. lo hacen de un modo que poco aportan a quienes ya conocemos la obra del francés, y probablemente provoque más preguntas que de respuestas a aquellos que no. Además, los capítulos de Microfísica del Poder son directamente estas transcripciones de las conversaciones de Foucault con otros intelectuales, y por ello se presentan sin una coherencia, ni un contexto ni nada que le de un poco más de entidad como libro.

Categories
Libros

El Valor de las Cosas

Portada del Valor de las Cosas, donde ya se deja claro el tema central del libro.
Portada del Valor de las Cosas, donde ya se deja claro el tema central del libro.

El Valor de las Cosas es un fenomenal libro de Mariana Mazzucato, catedrática de economía en el University College de Londres. Es un libro que sin duda me ha impactado mucho, entre otras cosas porque me ha permitido terminar de poner en su lugar mis ideas sobre la sociedad de narradores de la que hablaba hace un par de meses. Entonces, ¿de qué trata el Valor de las Cosas?

El punto de partida es la historia del pensamiento económico en torno a una cosa en concreto: ¿qué considera una sociedad, en términos económicos, como valioso? ¿Qué actividades son generadoras de valor y cuales lo extraen de la sociedad? Este punto de partida ya es controvertido e interesante porque, como Mazzucato señala desde el principio, aunque la cuestión del valor formaba parte central del pensamiento económico clásico ha ido desapareciendo a partir del auge de los marginalistas y el neoliberalismo a partir, especialmente, de los años 70. Entonces, para plantear este debate, Mazzucato recorre la historia del pensamiento económico desde los primeros economistas a los clásicos como Adam Smith, Marx o Keynes. Todas las escuelas y pensamientos son abordados, mostrando cómo con el paso de los años la narrativa de lo que es el valor va cambiando.

Y es que, al principio, lo que se consideraba generador de valor era lo que estaba directamente relacionado con la generación de bienes: el trabajo, en especial el trabajo agrícola que permitía a la sociedad crecer y comer. En contraposición surgía la idea de las rentas, que consisten en extraer valor de la sociedad por medio de actividades que generan dinero pero no valor por si mismo, un problema central antiguamente donde los grandes terratenientes vivían de los alquileres del campo sin hacer nada socialmente útil por si mismos. Este punto de vista va evolucionando con el tiempo, hasta surgir otros pensamientos como el marxista, donde el valor surge en el proceso económico capitalista dando lugar a la plusvalía, dando un marco social y estructural más amplio a las connotaciones de los economistas clásicos. O la visión keynesiana de intervencionismo en economía, donde el valor surge de la capacidad de la economía para mejorar la vida de las personas, normalmente por medio de la inversión estatal que estimula el crecimiento económico.

Categories
Reflexiones personales

Fundación y el peso de la historia

Imagen de la portada de la edición con las tres novelas principales de la saga de Fundación, de Asimov.
En sus novelas sobre Fundación, Asimov hace una muy interesante descripción del funcionamiento de la historia.

Acabo de ver la serie de Fundación y es un insulto a mi inteligencia y la de cualquiera que le dedique un mínimo de atención (y no hablemos de la memoria de Asimov y el significado de su obra). Pero dejando eso de lado, hay un debate social muy interesante en el núcleo de Fundación (que la serie pisotea ampliamente) sobre el que vale la pena hablar hoy un poco aquí.

Fundación fue originalmente escrita en 1951 por Isaac Asimov, en la época que en la sociedad (y la sociología) dominaba la idea funcionalista del mundo. Según esta teoría y visión, si la resumimos mucho, el mundo social es una estructura organizada, donde distintos aspectos de la misma cumplen funciones determinadas. Así el cuerpo de policía por ejemplo garantiza la paz social y el dominio del Estado, las empresas generan riqueza, los estadios de futbol generan entretenimiento, etc. La sociedad tiene una serie de funciones que debe cumplir y cada sociedad concreta difiere en la medida en que crea distintos modos de responder a esas necesidades. Como todo en la sociedad cumple su función, la sociedad es por definición estable. No resulta sorprendente así que, a menudo, a los funcionalistas clásicos (Parsons en especial) se le criticase que su teoría no explicaba una de las partes más importantes de la sociedad: el cambio social.

Pero volvamos a Fundación, que ya estaba perdiendo el hilo por las tierras de la teoría sociológica. El punto de partida de Fundación es la idea de la psicohistoria. Según esta, por medio de complejísimos cálculos matemáticos y estadísticos, se puede crear un modelo que contemple en su interior todas las variables y dinámicas que afectan a una sociedad concreta. Teniendo un modelo tan perfecto, se puede extrapolar cómo ese modelo va a evolucionar porque los errores y beneficios del presente crean tendencias e inercias que se manifiestan en acciones en el futuro. De modo que, siguiendo esta lógica, con ese modelo perfecto (esa “magia” es la parte de ficción de esta novela de ciencia-ficción) por tanto, es posible calcular el futuro. Y lo que Seldon ve en el futuro es que el Imperio galáctico va a colapsar y que se van a venir 30.000 años de oscurantismo, muerte y regresión social y tecnológica.

Categories
Actualidad

Los impuestos, el Estado y los ciudadanos

Imagen que muestra una figura del Estado y una bolsa impuestos sobre una balanza.
El Estado y los impuestos van de la mano desde el principio.

Estaba viendo las noticias tanto ayer (con el programa de Salvados sobre la luz) como en Euronews cuando hablaban de la reciente aprobación por parte del G-20 del impuesto mínimo global del 15% y creo que es hora de retomar este tema del cual ya había hablado en el pasado. Empecemos por tanto por el principio, con una pequeña historia de cómo los impuestos han llegado a como son ahora y por qué son centrales en la existencia mínima del Estado. Así que, érase una vez…

En concreto, una vez que tenía lugar durante la Edad Media, por no irnos más atrás. En ese momento histórico aún no existían los impuestos como los conocemos hoy en día, sino que lo que existía era el hecho de que la nobleza y la iglesia cobraban rentas de los campesinos por trabajar sus tierras. Los diezmos garantizaban así que ambas clases sociales podían vivir sin necesidad de trabajar realmente, porque eran los campesinos libres, los gremiales y los siervos los que cubrían sus necesidades económicas. Pero si avanzamos el reloj vemos que todo ello cambia con la llegada del Renacimiento. Los reinos medievales eran locales y pequeños, estaban divididos entre condados y ducados, enormemente rurales y descentralizados. La llegada del Renacimiento cambió eso, cuando España inicia la creación del primer Estado moderno y su centralización, primero con los Reyes Católicos y posteriormente con sus hijos. Y una de las necesidades básicas para imponer el control centralizado del Estado era la capacidad económica y la otra la militar. Y es que, durante la Edad Media no existía un ejército “del Estado” sino que cada señor feudal tenía su propio ejército y los ponía (o no) al servicio de sus señores según se terciaban las alianzas y las enemistades. Pero la aparición de los Tercios cambia eso, cuando los reyes españoles instituyen un ejército centralizado bajo control real… un ejército que necesita su soldada (sus sueldos) para hacer su trabajo porque era un ejército profesional. Y del otro lado, en Flandes, por ejemplo, la defensa holandesa contra los españoles se basaba en la contratación de mercenarios por parte de las ciudades, para lo cual necesitaban impuestos comunes a sus comerciantes para poder sufragar esos ejércitos. Y así, porque hay que pagar espadas y cañones, es como surgió la necesidad de los impuestos y estos se encuentran en el centro del funcionamiento de todos los Estados. Sin ellos, el Gran Capitán no habría podido hacer sus famosas cuentas que le permitían “disparar con pólvora del Rey”.