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Sociología

Atención e Inmediatez

El Profesor Jaume D’Urgell nos explicó ayer las curvas de atención de la gente, y creo que es algo sobre lo que vale la pena pararse y reflexionar brevemente. Según nos dijo, está estudiado que para las intervenciones públicas, los espectadores pasan por tres fases diferentes. Inicialmente, su atención comienza en torno a un 60% y va subiendo; la segunda fase, que se produce en torno a los 4 a 7 minutos, es una breve estabilidad en que se tiene el máximo de atención del espectador; finalmente a partir de entonces, comienza un declive que lleva al 0% de atención a partir del minuto 40 más o menos.

Esto es una media, no implica que para todo el mundo sea igual. Además, numerosos factores pueden afectarlo: el calor del lugar, lo interesante que sea lo que se esté diciendo, lo inmediato que tenga que ver con la vida de la persona, la humedad, la iluminación, el uso de medios audiovisuales de apoyo, etc. Mención especial merece que la intervención nos defraude, que hace que la atención caiga desde el primer momento. Pero, en general, la norma queda: la máxima atención es al comienzo, y relativamente pronto.

Sin embargo, nos contó algo que es muy interesante. En Youtube y medios similares, el máximo de atención no se da en torno a los 7 minutos, sino en torno al minuto 4 como mucho. A partir de ahí decae, hasta que llega un punto en que el usuario comienza a avanzar el medidor en busca de los “mejores momentos”. Esto es por dos factores principales: primero, por la intimidad del hogar, donde nadie nos va a ver si damos unos saltos; y segundo porque la tecnología nos permite ir directamente a los momentos que más nos interesa.

Y sobre esto va este post. Cada vez vivimos en una sociedad donde prima más la inmediatez en el acceso a la información y a las recompensas. Se ve en las pequeñas cosas, como la molestia que nos causa que internet tarde 5 segundos más en encontrar una página que buscamos, o que perdamos un metro cuando el siguiente pasará 4 minutos más tarde. Pero también se ve en modelos mayores, como el sistema de recompensas inmediatas que se usa en muchos videojuegos y que va dando premios graduales, o las recompensas como los puntos que incluyen muchas empresas en sus packs de fidelización y que nos permiten ir cambiando los móviles. Pero incluso más arriba, como los partidos políticos que raramente son capaces de ver más allá del próximo año, o como mucho las siguientes elecciones.

Nuestra sociedad entera se basa en la inmediatez, en el flujo continuo e instantáneo de datos e informaciones entre ordenadores conectados en red, en el stress del día a día y los horarios ajustados. Los tiempos acelerados requieren una sociedad acelerada, que al funcionar así propulsa su propio cambio a velocidades cada vez más rápida. Pero, ¿es una sociedad en la que podamos vivir los humanos?

Desde luego, no como hemos hecho hasta ahora. Si cada vez nuestra atención disminuye y requiere de mayores premios para mantenerse, entonces claramente deberemos modificar nuestra forma de comunicarnos. La comunicación lleva en evolución desde siempre, y los modos en que se hacía antes ahora no funcionan, pero eso no quita que debamos modificarlo.

Y si vivimos en un mundo de margenes de atención cada vez más inmediatos y cortos, los mensajes deberán abreviarse. Y eso implica que necesariamente se simplificarán. En un mundo de inmediatez creciente, el espacio y el tiempo necesarios para pensar, para reflexionar, para analizar críticament, todos ellos van siendo mermados a medida que otros estímulos de entretenimiento más inmediato compiten con ellos. Y sin ese aspecto de formación crítica propia, no podemos ser ciudadanos democráticos de verdad, porque no tenemos espacio para formar nuestra propia opinión. Si no somos capaces de prestarle atención a las cosas durante el suficiente tiempo, demasiados elementos se nos escaparán, y no podremos entender las enormes complejidades que serían necesarias en cualquier modelo de democracia participativa real.

Es necesario que nos formemos a nosotros mismos para prestar atención a las cosas importantes durante más tiempo. Incluso cuando nos aburramos y estemos tentados de “saltar” a lo que viene después o acelerar el tiempo, démosle atención a lo que sea que estamos observando. Sólo así podremos recibir el mensaje completo, y tener tiempo de digerirlo y analizarlo. Sólo así podemos interiorizar la parte que nos interese y descartar los desechos y la propaganda que lo acompañan.

Costán Sequeiros Bruna

Este es el comentario del antiguo blog:

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