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Reflexiones personales

Capitalismo, Poder e Injusticia

A menudo, a lo largo de todos los años que llevo escribiendo en este blog, he hablado en contra de las injusticias del capitalismo, de todos sus desequilibrios y todas sus “maldades”. Y, en efecto, es merecedor de todas esas críticas que se le puedan hacer, especialmente al neoliberalismo más recalcitrante.

Pero hoy justo escribo sobre la otra cara de la moneda. El capitalismo, es simplemente un modo de articulación del sistema económico y de los intercambios de bienes. Es un conjunto de reglas y principios que regulan el campo económico y el capital. Como tales, tiene una serie de efectos concretos, como es la disparidad de riquezas entre trabajadores no cualificados y grandes empresarios, la movilidad del capital, etc.

Sin embargo, el capitalismo no es el coco. No es el gran mal. O, mejor dicho, es uno de ellos. Como sistema económico, probablemente no sea el peor que haya existido en la historia de la humanidad. La esclavitud de la antigüedad, la servidumbre forzosa de la edad media, etc. todos ellos probablemente fuesen peores que el capitalismo actual. Todos esos sistemas regulan las interacciones entre personas, y es ahí donde estriba el problema.

El gran enemigo es el diferencial de poder. Siempre que haya grandes diferencias de poder entre las dos partes que interactúan (como entre un empresario y su trabajador), existirá la injusticia. Es el punto central de la doctrina anarquista, de la cual ellos extraen que todo sistema regula y maneja esa desigualdad de poder y beneficia a las élites y por ello todo sistema debe ser destruido. Es cierto que todo sistema beneficia a sus élites y explota los diferenciales de poder entre individuos, pero los diferenciales de poder son intrínsecos a la especie humana. Siempre habrá diferencias de poder. Y siempre habrá sociedad, y por tanto, un sistema de una clase u otra.

Lo que ocurre con el capitalismo no es que sea el peor villano de la historia de la humanidad. Lo que pasa es que es el villano que ha tocado en nuestros tiempos (o uno de ellos, porque la desigualdad de poder existe en todos los campos: falta de democracia, violencia de género, discrimiación, racismo,…), y siendo el villano de esta película a nosotros todos nos toca combatirlo. Le sucederán otros villanos, contra los que deberán luchar nuestros hijos, pero con suerte esos nuevos enemigos serán más débiles y más manejables que los que ahora tenemos, igual que los actuales son menos terribles que los que precedieron.

¿Esto implica que la historia de la humanidad siempre nos lleva a unos enemigos nuevos más débiles? La respuesta es que no. Dice el refrán que el mal sólo triunfa cuando el bien se queda sin hacer nada. Y en este caso es cierto. Mejorar el sistema social en el que vivimos es labor de todos, buscando pequeñas y grandes mejoras que lo vuelvan más humano, más justo y más igualitario. Siempre con la utopía imposible de una sociedad sin diferencias de poder en el horizonte, guiándonos para ir lentamente derrotando a los distintos villanos que surjan. Sin dejarnos caer en la apatía, en la desidia, en la sensación de que derrotar al sistema es imposible. Porque cuando eso ocurre, los enemigos crecen y ganan en poder y fortaleza.

Thomas Jefferson dijo que el árbol de la libertad debía ser regado con la sangre de los patriotas y tiranos. Podríamos parafrasearle diciendo que el árbol de la justicia y la igualdad debe ser regado con el esfuerzo continuado de todos.

Costán Sequeiros Bruna

PD: gracias Lucas por la genial conversación que ha dado pie a este post. :)

Este es el comentario del antiguo blog:

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