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Sociología

Capitalismo y su historia (I)

capitalismoEste post surge a raiz de leer el artículo que me pasó Juan Carlos Sánchez sobre el rescate a la banca en España y Estados Unidos. A raíz de ese artículo, he decidido dedicar unos cuantos posts ahora a analizar el sistema capitalista, empezando por el pasado, el próximo post será su presente y finalizaré con su colapso final.

Así que empecemos por el principio, ¿cuándo surgió el capitalismo? Tendemos a pensar que todo sistema económico basado en el intercambio y demás es capitalista porque es “como una compra” pero en realidad no es así. Los sistemas esclavistas de la antigüedad, por ejemplo, no eran capitalistas, igual que no lo era el sistema económico medieval basado en el trueque. El despegue del capitalismo se hace a la vez que aparece el Estado moderno, en el siglo XVI.

Este primer capitalismo, sin embargo, era muy diferente del que conocemos. Aunque ya había introducido el sistema de préstamos y cheques desde que los judíos y los templarios los implementasen en la Edad Media, así como la creciente importancia de la moneda, sus características eran distintas. Primero, era un capitalismo basado en un comercio restringido para lo que entendemos hoy: aunque las mercancías se llevaban de un lado a otro del mundo en barco, la mayoría de mercados se abastecían de los gremios y productores de su zona. De hecho, no había grandes empresas, sino que lo que había en su lugar eran esos gremios: productores locales y artesanos, organizados en grupos que tenían el derecho en exclusiva a producir ciertos bienes (sólo los plateros podían vender y fabricar objetos de plata, por ejemplo). Esto crea un sistema de oligopolios donde no hay realmente una competencia de mercado, sino que los precios de los distintos bienes son ajustados en las reuniones internas del gremio en vez de ajustado en una competencia real. Por la importancia de las modas y demás, si existía una cierta competencia entre los productos de esta o aquella zona (las telas de Flandes por ejemplo eran famosas) pero no competencia interna real y no servía tanto para ajustar precios. Esto permite la aparición de una colección de gente de riqueza creciente pero no vinculada al sistema feudal, de modo que muchos de ellos compraron títulos de una nobleza que, por las reformas políticas, estaba de capa caída. Así, estos nuevos ricos, lentamente fueron ganando importancia política.

Con esta época también comenzó a instaurarse la idea de trabajo asalariado, clave para el capitalismo, por ejemplo cuando se creó la soldada para pagar a los ejércitos profesionales que surgieron por estas fechas; lo cual implica una revolución en los sistemas impositivos y la necesidad de centralizar el Estado para poder intervenir en economía, creándose y fortaleciéndose otros mecanismos económicos como las aduanas o nuevos tipos de impuestos. De modo que, en resumen, el primer capitalismo no lo reconocería probablemente Adam Smith como capitalismo, ya que es el punto intermedio entre el sistema feudal y el capitalismo real que le seguiría.

capitalismoSi avanzamos el reloj hasta finales del XVII cuando se inventa la Jethro Tull (además de un gran grupo musical, es una máquina para sembrar británica) comenzamos a ver las señales de cambio con la industrialización. Y con ella, y el resto de máquinas a vapor que la seguirían, el mundo va a cambiar en lo material, pero también en lo ideológico con la llegada de la Ilustración. Las máquinas permiten revolucionar el sistema de producción: donde antes un artesano gremial podía producir una silla cada x días, ahora de pronto alguien sin ningún conocimiento puede gastar dinero, montar una fábrica y que se produzcan muchas más iguales. De modo que los burgueses que se lo pueden permitir abandonan la idea de las riquezas gremiales y en su lugar se dedican a invertir en maquinaria y construir fábricas, conectando estas nuevas riquezas de producción con el continuo auge del comercio.

El problema es que los gremios y los trabajadores no están habituados a ideas como “entrar a trabajar a las 9”. Eso era revolucionario. Antes cada uno trabajaba cuando quería y podía. Así que hay que revolucionar la sociedad y meterle en la cabeza a la gente una nueva disciplina organizada en torno al reloj. Turnos de trabajo, alternancia, horas de trabajo en las máquinas son directamente relacionadas con salarios, etc. La idea de disciplina surge aquí y la filosofía y la técnica deben evolucionar parejas, creando las instituciones que tanto interesaron a Foucault como son las prisiones, los centros mentales, los colegios… todo lo necesario para enseñar a las masas de trabajadores que abandonan los campos y llegan a las ciudades cómo deben comportarse para ser piezas útiles en la maquinaria del capitalismo industrial.

E igual que se disciplina a los trabajadores, es necesario disciplinar a los compradores. Antes uno iba al gremio de tejedores por ejemplo y compraba algo hecho a mano y único, a menudo hecho en exclusiva. Ahora, con las máquinas tejedoras, uno compraba algo que era igual a lo que habían comprado todos los demás, sin ninguna adaptación a sus gustos o necesidades. Y eso es algo que también hubo que aprender, porque los gustos y deseos de la gente también se moldean socialmente.

Así que la disciplina, la uniformización, la producción en masa… todo eso hubo que explicarlo, y para eso estaba la Ilustración en economía. Se dejaron atrás los ideales colectivistas de los conjuntos para favorecerse el individualismo: tú eres tú, no una parte de una clase social o de un grupo. Ya lo dijo Adam Smith con su “mano invisible”: cada uno trabajando en su propio beneficio acaba generando el beneficio del conjunto. De modo que el egoísmo y el individualismo actual tiene en esta época su génesis, y es parte importante de las transformaciones del sistema capitalista y de la mente de las gentes. La resistencia existía, en la forma por ejemplo del movimiento ludita (que destruía máquinas porque esas les quitaban el trabajo), pero en realidad era muy minoritario.

capitalismoHay que seguir avanzando hasta llegar al XIX, cuando la máquina de tren, la producción en masa, etc. ya están en su apogeo, para encontrar la siguiente pieza del sistema capitalista como lo conocemos. Mientras los gremios van languideciendo y muriendo, la sociedad ya está preparada para su siguiente cambio. Era hora de que surgieran la idea de las clases sociales, de la mano de Marx, y la idea de que cada clase tiene sus propios intereses. Que los intereses de un trabajador de una fábrica en buena medida eran los mismos que los intereses del trabajador que había al lado de él, pero eran distintos de los intereses del dueño de la fábrica. Y con esta idea, el sistema político se va a revolucionar al surgir la idea de la defensa colectiva de los intereses: feminismo, marxismo, la lucha por la igualdad racial, anarquismo… todas estas luchas colectivas tienen su origen en el momento en que la gente se da cuenta de que son en el fondo el mismo grupo, y que la individualización previa no era tan real como se debía porque aún siendo individuos podían colaborar.

Para el capitalismo y su historia, esto implica la aparición de grandes transformaciones como son los primeros sindicatos, la negociación colectiva que va a dar las mejoras de las condiciones laborales, etc. Surge la idea de que existen derechos como trabajadores que deben ser respetados, como el derecho a tener un horario justo o a vacaciones cada cierto tiempo, así como el derecho de asociación sindical y otros del estilo. El capitalismo desaforado anterior, donde la explotación de las fábricas llegaba a niveles absolutos, empieza lentamente a verse reducido por la idea de que “los trabajadores unidos somos más fuertes que el patrón”, sin duda la idea más revolucionaria en la economía/sociedad del siglo XIX porque reinventa el individualismo anterior para crear un individualismo colectivo. Una idea que va a llevar a la aparición de elementos dentro de la lucha capitalista como las huelgas, las manifestaciones, etc.

En respuesta a esta lucha, también es de esta época aproximada (o ligeramente antes) cuando empiezan a surgir las grandes compañías y empresas con varias fábricas. Organizadas en relación con las grandes compañías estatales (como la Compañía de Indias británica), la idea de que los ricos sean muy ricos empieza en la medida en que la producción de más fábricas caen en las mismas manos, gracias a la competencia entre empresas. Y con la caída de la alta nobleza a partir del XVIII (en Francia primero) la clase de los propietarios va a sustituir lentamente a la nobleza como la clase dominante.

Si avanzamos hasta el siglo XX el capitalismo va a cambiar de nuevo, acelerado tras las guerras mundiales. Primero por la aparición de la producción en cadena dentro de las fábricas de la mano de Henry Ford, pero sobretodo por la aparición de un nuevo mundo: el sector servicios. Antes, no existía realmente un sector servicios como tal, aunque hubiese teatros y tiendas, pero a medida que el capitalismo avanza se van monetarizando y creando nuevas opciones económicas, desde los taxis a la compañía de teléfonos, surgen nuevos servicios economizables en respuesta a que la nueva clase dominante (los ricos) no tienen los límites a no trabajar de la nobleza, de modo que suelen tener un personal doméstico menor y preferir “subcontratar” fuera el ocio y demás servicios a su disposición (Veblen lo cuenta muy bien).

capitalismoOtro avance en el capitalismo de esta época es el creciente peso de otro sector nuevo: el financiero. La crisis del 29 es una crisis financiera que ya tenía tal impacto que arrastró la economía de medio mundo con ella, lo cual da una idea del peso de este nuevo sector en la economía ya del siglo XX. Pero es un sector que siguió creciendo, a medida que las empresas empezaron a incrementar el juego de la bolsa: comprar imagen de marca (como narró Naomi Klein), comprar futuribles, desarrollar productos financieros complejos… la bolsa pasó de ser el lugar donde las empresas consiguen financiación extra en base a su producción, a ser el lugar donde se decide el valor y el juego de las empresas: su campo de batalla propio.

El capitalismo del XX se convierte así en un capitalismo alejado cada vez más de la producción de cosas propia de los siglos anteriores, para ser un capitalismo basado en el control de intangibles como la marca… o la información. Y eso va a explotar con la última revolución del XX: la llegada de la informatización y, en especial, de Internet. Surge un nuevo espacio económico privilegiado que son los dedicados a la información: páginas de facebook, análisis de presencia online, productos digitales… la informatización de la sociedad afecta a todo, desde la cadena de producción de la fábrica controlada por programas de ordenador y robots industriales, a la compra en tiempo real de acciones en cualquier lado del mundo.

En respuesta a todo esto, las ideas sociales también van avanzando. A los sindicatos se unen otras fuerzas de lucha social que, en el lado del capitalismo, llevan al crecimiento de la idea de la redistribución de la riqueza. Especialmente desde finales de la Segunda Guerra Mundial hasta Nixon, se produce un enorme proceso de desarrollo de ideas sociales en el mundo que va a dar lugar en Europa al Estado de Bienestar y en Estados Unidos a los acuerdos que desarrollan la idea de que enriquecer a la clase media enriquece a todos al aumentar su poder adquisitivo. Las horas laborales se reducen (en principio) a 8 horas en el mundo desarrollado, las vacaciones son derechos reconocidos en los nuevos convenios sectoriales, surgen figuras como el productor de los consumidores, etc.

Y con eso más o menos llegamos casi al presente. El cambio post Nixon/Thatcher y el peso del neoliberalismo actual lo dejo para el siguiente post, que espero pronto poder escribirlo. De momento, la idea que importa es que el capitalismo cambia con el tiempo, y difícilmente Adam Smith reconocería el presente como un sistema capitalista tal y como él lo entendía, igual que no hubiera probablemente considerado capitalista el sistema gremial del principio. Al fin y al cabo, todo cambia en este mundo, hasta el capitalismo, e incluso este tendrá su final.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de la evolución histórica del capitalismo?

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