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Reflexiones personales

Ciencia y Politica

La ciencia es esa disciplina completamente neutral a la sociedad, cuyo interés radica en ampliar el conocimiento que se tiene del mundo que nos rodea. Al menos, eso es lo que nos dicen, aunque lo cierto es que la neutralidad científica es algo más bien falso.

Por el contrario, la ciencia está compuesta por una multitud de distintas perspectivas de cuyo combate y oposición es de donde sale cada una de las “neutralidades científicas”. No es que sean mentira, ni mucho menos, pero a menudo los mismos datos se pueden ver de diferentes maneras según se enfaticen más unas relaciones u otras. Además, no hay que olvidar que la ciencia está hecha por los científicos, que no son más que humanos, y como tales están insertos en la sociedad: tienen intereses, ideas, problemas,… Por ello, los científicos generan su propia visión del mundo, que les da una interpretación específica de su objeto de estudio, lo cual es en parte un poco sesgado, pero también origen de una enorme riqueza de perspectivas y análisis.

Por todo ello, la ciencia no es neutral. Pero no es neutral por una cosa más significativa e importante: la ciencia es una forma específica de política, y a la vez cada política es una forma específica de ciencia. Me explico. A menudo se tiene la idea de que la sociedad está compuesta por una serie de campos estancos que, como mucho interactúan entre si: la ley, la economía, la política, la ciencia… pero, lo cierto es que, fuera de la separación ficticia de los mismos con fines analíticos, la sociedad es un todo unido.

Veamoslo por partes, la ciencia es una forma específica de política primero. Cojamos un ejemplo: la física nuclear, aparentemente, parece algo completamente técnico y alejado de la política; sin embargo, el invento de la forma nuclear cambió la forma en que se llevan a cabo las guerras, e incluso generó una sociedad muy específica durante la Guerra Fría. Así, la ciencia, al aplicarse al mundo de nuestra vida, tiene consecuencias políticas muy claras.

Por su parte, la acción política configura en qué campos se investiga, y en cuales no, dando así la forma que la ciencia toma en la práctica a través de mecanismos obvios (financiación, aprobación del gobierno, etc.) como no obvios (apoyo social, prestigio…). De esta forma, cada política, Estado y sociedad configuran formas específicas de entender la ciencia, y campos concretos en que la desarrollan.

Es por todo ello que la ciencia y la política no son lo mismo, pero van muy juntos a menudo. Por no mencionar que el conocimiento, o la ausencia del mismo, científico son usados a menudo como argumentos políticos a la hora de dejar a la gente decidir, o no decidir, acerca de temas sobre “los que saben”. Lo cual es, sinceramente, una trampa usada por el poder, no nos equivoquemos.

Costán Sequeiros Bruna

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