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Crítica de libro: La Quiebra de las Democracias

democracias 1Escrito por Juan J. Linz en 1987, La Quiebra de las Democracias es un libro ambicioso e interesante pero que, para mi, acaba quedando demasiado genérico. El problema es que el punto de partida (analizar el proceso que lleva al debilitamiento creciente de una democracia, tomando como ejemplos las caídas de las democracias a lo largo de todo el siglo XX en el mundo) es muy ambicioso e interesante, pero implica analizar un proceso muy amplio y complejo… al cual se le dedican solo 167 páginas. El resultado, así, es un texto que tiene buenas ideas y sirve para esbozar muchas continuidades y elementos de un proceso que ha sido muy diferente en distintos sitios, pero que precisamente por la brevedad y la amplitud del objeto de análisis acaba quedando un tanto vago, teórico y superficial.

El proceso, tal como lo narra Linz, empieza por una democracia que lentamente se dirige por la cuesta de caída, principalmente en dos dimensiones: por un lado, se produce una creciente deslegitimación del sistema, que aleja a los que una vez lo apoyaron de continuar defendiéndolo; por otro lado, la democracia se enfrenta a una serie de problemas que no puede solucionar, llevando a una pérdida de eficacia porque los líderes que la dirigen han vendido al pueblo que ellos pueden solucionar situaciones que en realidad son demasiado complejas para poder abordarse con facilidad, o demasiado numerosas para hacerse en un plazo corto.

Ante este proceso, es clave el papel que toman los distintos dirigentes políticos, que son los que en principio tienen la capacidad de luchar por cambiar el derrotero por el que avanza la democracia. A sus ojos, los líderes y sus grupos se describen en tres tipos: los leales a la democracia (aquellos que quieren mantenerla) y los desleales con la misma (los que la quieren derribar) y, en el medio, los semileales (que tienen la capacidad de jugar y apoyarse en los leales o en los desleales para avanzar sus propios intereses).

En el proceso de debilitamiento de las democracias, los leales buscan afianzarla mientras los desleales buscan deslegitimarla y debilitarla. A menudo, esto se ha hecho, por un lado, a través de la creación de problemas y, por otro, por vender a los ciudadanos soluciones simples que deberían solucionar los problemas que, en realidad, son irresolubles. Junto a esto, la oposición desleal a menudo comienza a armarse y a constituirse como focos de violencia social que achacan a un sistema incapaz de funcionar bien, de modo que el conflicto se extiende y el monopolio legítimo del poder del Estado se desvanece ante la aparición de grupos armados fuera del mismo.

democracias 2Estas tensiones se mantienen y acrecientan a medida que la legitimidad de las democracias se ve afectada y su efectividad disminuye ante los nuevos problemas ficticios. Los desleales van ganando cada vez más el apoyo del pueblo (o de sectores en el interior del mismo) y tratan de cooptar a otros grupos con valores manejables. Es especialmente importante el papel del ejército, ya que si este se identifica con el Estado en vez de con la democracia, juega un papel semileal abierto a la cooptación por parte de los desleales que busquen mantener ese Estado bajo un modelo no democrático. Ese es el caso de España, por ejemplo, cuando para defender España de la “rotura” de los nacionalistas y el fracaso de la democracia, la CEDA se alía con el ejército para deponer al gobierno democrático a cambio de mantener España unida.

En caso de que el crecimiento del sector desleal sea imparable, los semileales cada vez se verán más inclinados a pactar con ellos y a cambiar sus apoyos, debilitando más las democracias de las que forman parte. Aquí, los leales pueden buscar apoyarse en los desleales, tratando de introducirlos en el gobierno como un modo de conseguir implicarles con la democracia y evitar que la destruyan, quizás cediendo parte importante del poder (es el caso de la Alemania nazi y la Italia de Mussolini). El problema es que esto debilita más aún a los leales, de modo que los desleales (ahora con poder real en el gobierno) aumentan la presión hasta eventualmente expulsar a los leales y derribar la democracia desde dentro.

Sin embargo, el modelo de Linz no es determinista, si no que se basa en que el proceso siempre tiene distintos posibles resultados. La historia del paso de la Cuarta a la Quinta República en Francia a menudo ilustra en el libro cómo es posible llegar de la deslegitimación de la democracia a una refundación de la misma, aunque los casos en que ha ocurrido son escasos. Esto se debe a que, aunque en cada momento siempre hay posibilidades de cambiar la dirección del proceso, estas son cada vez más escasas y requieren mayores sacrificios cuanto más ha ido avanzando el mismo.

Como véis, el proceso tal y como lo analiza Linz (en el libro en mayor detalle, como es lógico) es fascinante y clave para entender la historia pasada y las amenazas que podemos encontrar en el futuro (la pérdida de legitimidad y eficacia a la que se enfrentan hoy en día las democracias del mundo puede ser el comienzo del proceso del que habla Linz si no se aborda con entereza y cabeza). Sin embargo, el camino descrito por Linz queda demasiado en el aire y haría falta el trabajo sistemático de distintos autores y estudios sobre cada uno de los momentos y elementos del mismo para poder dar pie a una teoría sólida y realmente útil. ¿Es un libro interesante que leer? Sin duda, aunque a mi me ha dejado un poco frío al final, con la sensación de haberme quedado a medio camino.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas del proceso de quiebra de las democracias?

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