Categories
Ocio

Crítica de Película: la Ola

Hay mucho que decir sobre esta gran película, así que voy a tener que centrarme en un par de cuestiones solamente, y dejar que el resto lo debatáis en vuestras casas después de haberla visto.

Al tajo, hay un elemento central que lleva la película de la mano, que es el cambio de autoritarismo (el punto de partida del experimento) a totalitarismo (el resultado final). En efecto, ambas cosas no son lo mismo, y lo cierto es que por mucho que se diga, sólo la Alemania Nazi ha sido un caso real de totalitarismo, siendo todas las demás dictaduras simples autoritarismos. ¿La diferencia?

En un autoritarismo gobierna un líder, una cúpula, una vanguardia del Partido, o lo que sea. En resumen, una élite. Cerrada, obliga a que sus miembros obedezcan. El profesor es tal líder, hace leyes y las deshace: todos deben obedecer. Es, por tanto, coactivo, pues obliga a que la gente haga lo que él quiere. La fuerza se ejerce desde una cúpula superior a una masa inferior.

El totalitarismo no. En el totalitarismo el poder se mueve a la inversa, de abajo a arriba. El pueblo acepta el ideal, lo hace suyo, la comunidad se organiza y comienza a actuar por su propia inercia de cara a desarrollar ese objetivo social que todos comparten. No se obliga, simplemente no hay gente que opine en contra, pues se produce una fuerte uniformización social debido a numerosos procesos psicológicos. El líder en este caso dirige al conjunto a la hora de marcar el objetivo, mientras el conjunto se mantiene en perpetuo movimiento por si mismo.

El momento de cambio entre uno y otro, en la película, comienza de modo obvio cuando los alumnos comienzan a discutir acciones por si mismos: logos, pins, páginas en internet… Ellos mismos aceptan el objetivo, y lo avanzan con la colaboración y unión con los demás. “Con los demás” es vital, pues es la comunidad lo que importa, y con ello la vida social: fiestas, reuniones, debates, compras, educación… Todos los aspectos de la vida, hasta el más pequeño, se permean por completo, incluso cosas supuestamente inocentes como una fiesta en la playa o un partido de waterpolo.

Sin embargo, todo comienza antes, mucho antes, en dos escenas clave. La primera, cuando tras el comienzo mismo del experimento, los alumnos regresan y se encuentran la disposición del aula cambiada: de mesas para trabajo en grupo, a mesas que miran todas al frente. Todas unidas en la misma dirección, caracterizada por el líder. No células dispersas, sino un conjunto.

Y la segunda, probablemente más importante, es la escena en que comienzan a desfilar. Primero, porque en esa escena se marca uno de los elementos clave del totalitarismo: la existencia de un enemigo contra el cual es necesario una perpetua movilización. Pero segundo, porque genera la unidad de que todos están haciendo algo juntos… incluido el profesor, que pasa a ser uno más de ellos, y a cambiar él mismo.

Recordad que, por mucho que nos sintamos seguros en nuestras casas de que esto no puede ocurrir jamás, lo cierto es que el ideal del totalitarismo germina en cada uno de los ideales de la democracia que tanto valoramos: la cooperación entre los miembros, el apoyarnos los unos a los otros, el dominio de la mayoría…

La democracia, y el totalitarismo, son dos caras opuestas de una misma moneda: el hecho de que es el pueblo el centro de todo. Para bien, o para mal.

Costán Sequeiros Bruna

PD: que se me olvidaba, gracias a Peyo por su debate de la película, y a Anarkyn tanto su debate como su ayuda editando este texto. :)

Estos son los comentarios del antiguo blog:

post 58-1

post 58-2

Y tú, ¿qué opinas?

One reply on “Crítica de Película: la Ola”

Leave a Reply

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.