Bajo ese nombre provocador, lo que se encuentra en realidad es una serie dramática bastante interesante desde el punto de vista sociológico. En la línea de la serie Mad Men, Masters of Sex nos lleva a los años 60 y nos cuenta la vida de Bill Masters y Virginia Johnson, dos médicos reales que revolucionaron el modo en que se entendía la sexualidad de su época y descubrieron muchas de las cosas que hoy por hoy damos por sentadas. Y, mientras lo hacen, tienen sus aventuras, desventuras y demás como cualquier serie dramática bien construida.
Desde el punto de vista sociológico, hay dos ramas argumentales principalmente interesante, al menos para mi. En el mismo sentido que Mad Men, la primera de ellas es la del papel de la mujer, y cómo se van haciendo hueco en un mundo de hombres: la lucha por los derechos laborales de unas, la aceptación de su papel como simples esposas de otras, etc. Los problemas achacados a las mujeres impuestos por la sociedad, como sus dificultades en caso de divorcio o la discriminación laboral, se convierten así en uno de los ejes centrales de la serie en términos sociológicos al ser una de los protagonistas, Virginia, una mujer que se hace a si misma y lleva esta lucha adelante con fuerza contra un establishment que la rechaza.
En línea con esto, y con la sexualidad que centra la serie, está toda la discusión sobre qué se espera de hombres y de mujeres. Cuestiones como la homosexualidad y su “tratamiento”, la prostitución, o simplemente lo que se considera “decente” y “adecuado” se convierten en centrales. Al hacerlo, lo que consiguen es darnos un interesante mapa de los tabús, los límites, etc. que existían en la época en Estados Unidos, y cómo la gente del momento lidiaba con ellos: cuales aceptaba, cuales combatía, … Incluso, aplicado a un campo teóricamente neutro como es la ciencia, al aparecer en medio qué se considera adecuado investigar o tratar, y qué es mejor dejar de lado como vulgar o impropio, demostrando así una vez más que la ciencia dista de ser neutra en su proceso de construcción.
Todo ello lo que hace es construir un interesante espejo de la realidad de una de las décadas más interesantes del siglo XX, en plena emergencia de los movimientos civiles. Y, al hacerlo, se convierte en un reflejo interesante contra el que medir el mundo en el que vivimos, permitiéndonos ver en qué hemos avanzado, o dónde nos hemos quedado encallados. En una década de mucho activismo social como la que vivimos, volver los ojos atrás y ver contra qué lucharon en el pasado y qué resultados tuvieron en ese conflicto.
Costán Sequeiros Bruna
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