Categories
Sociología

El Método Monnet

Jean MonnetCuando, después de la Segunda Guerra Mundial, Konrad Adenauer, Jean Monnet, Robert Schuman, Altiero Spinelli y muchos otros se sentaron a crear la futura Unión Europea, en su interior se encontraba el deseo europeísta/federalista de llegar a unos Estados Unidos de Europa. Así aparece expresamente en la declaración Schuman, que reconoce que este es el fin último que se busca. Sin embargo, para llegar a ese fin había muchos escollos (como ha demostrado la historia), uno de los más importantes de los cuales era que entre nosotros, los europeos somos muy diferentes.

Para cambiar esto Jean Monnet ideó su famoso método, por el cual debía surgir la identidad compartida. La base de su modelo se encuentra en la idea de que la identidad de la gente se crea en base a las experiencias que tienen en sus vidas, de modo que si las experiencias son muy dispares, se generan personas muy distintas. Pero también al revés, si las experiencias son compartidas, se generan identidades compartidas.  El Método Monnet, por tanto, se organiza para crear esas experiencias compartidas. ¿Cómo lo hace?

La idea es que la homologación de cosas dispares genera esa serie de experiencias comunes. Un ejemplo sencillo: si en cada país, la toma de corriente es diferente, un portátil alemán no se puede enchufar en Francia, lo cual refuerza la sensación de cualquier europeo que se mueva de que ha salido de su país y su zona de confort. Al contrario, si las tomas de corriente son iguales en todo el espacio europeo, se genera la sensación de que vayas a donde vayas sigues en casa porque todo se puede usar; además a lo largo de nuestras vidas, todas las experiencias de “enchufar un aparato eléctrico” serán iguales a las experiencias de otros europeos haciendo lo mismo.

Monnet y los enchufesPara conseguir que los enchufes sean iguales, según el método, la Alta Autoridad (el nombre original de la Comisión Europea) debería crear una normativa que luego fuese implantada en todos los países. En este sentido, crearía unas leyes sobre cómo deben ser los enchufes y las tomas de corriente, y todos los países deberían trasponer ese derecho comunitario (que ya es más del 50 % de la actividad legislativa de todos los países europeos) a su derecho estatal. De este modo, desde arriba hacia abajo, se crea una estructura de experiencias compartidas que va fomentando esa idea de europeidad.

Y ahora me diréis, y no sin razón, que nadie crea su identidad en base a los enchufes que usa. Pero es que no son solo los enchufes, la idea es homogeneizar muchas más cosas, desde las pequeñas a las grandes. Desde el tipo de pasta de diente que usamos, hasta la misma estructura del Euro, pasando por EuroNews o el Espacio Schengen, las normas de contaminación para las empresas, o el Plan Bolonia para la educación superior. Detrás de todas estas normativas, e infinidad más, no se encuentra sólo la búsqueda de fines concretos (como los beneficios económicos de una moneda común), sino que también se busca la creación de esa identidad compartida.

Si hoy mismo, cualquiera de nosotros llamase a un amigo que habite en otro de los países de la Unión, y hablase sobre cómo es la vida día a día, lo que encontraría sin duda es que la vida de ambos tiene muchos elementos en común. Son, así, vidas en paralelo, construidas sobre un montón de experiencias que son iguales más allá de las fronteras. Por supuesto, no todos los esfuerzos en este sentido han tenido el mismo grado de homogeneidad: si bien los enchufes son todos más o menos idénticos, el Euro tiene una cara distinta para cada país donde se acuñan monedas, y el Plan Bolonia para las universidades se aplica de modo relativamente diferente en cada país.

Pero eso no quita que, cuando esto se pone a prueba, es fácil darse cuenta de lo mucho que se ha avanzado ya en este sentido. El modo más sencillo de ponerlo a prueba es simplemente viajando fuera de Europa, a países que son identitariamente cercanos a nosotros como Estados Unidos, y ver la innumerable cantidad de diferencias que hay en las pequeñas y grandes cosas. Y todo ello, tal y como originalmente diseñó Monnet, está lentamente creando esa sensación de “ser europeo” aunque, a diferencia de lo que él creía, está por ver si realmente es suficiente para alcanzar el sueño federalista original.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas sobre el método Monnet en la Unión Europea?

Leave a Reply

This site uses Akismet to reduce spam. Learn how your comment data is processed.