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Reflexiones personales

Gerontocracia

Gerontocracia es el gobierno de los viejos, y es una herencia que tenemos desde los tiempos más antiguos, cuando el anciano (varón) era el jefe de la familia y mandaba en todo, y el consejo de ancianos gobernaba el pueblo. Y como los puestos de poder eran de por vida, y normalmente hereditarios, generalmente lo que se encontraba era que la generación mayor era la que gobernaba. Esto, que parece anticuado, sigue siendo cierto hoy en día: Rajoy tiene 59 años, Merkel 60 y Obama, a quien a menudo se considera joven, 53. El único lider importante de una franja joven es Matteo Renzi, con 39. Pero, ¿es así como deberían ser las cosas?

A menudo, se argumenta que los jovenes no están preparados para gobernar: son idealistas, impulsivos, inocentes, no están curtidos ni tienen experiencia. Muchas otras cuestiones son esgrimidas para que la gente en el poder siga siendo de la misma franja de edad, deslegitimando a los de las demás. Y algo de razón hay, evidentemente no pueden tener la experiencia que los otros han acumulado con la edad, en gran medida porque no han tenido el tiempo ni la oportunidad para obtenerla.

Eso ha llevado a la sociedad a una balanza muy peculiar. Por un lado, la generación de mayor edad, cercana a la de la jubilación, se encarga de gobernar: en el fondo, ellos se han convertido en los guardianes del sistema que han heredado. Por el otro, la generación más joven hereda el impulso rebelde de la adolescencia y, a medida que aumenta su conciencia política, se ve impulsada a unirse a los movimientos sociales que buscan cambiar el sistema en una dirección u otra.

El resultado es que, generación tras generación, asistimos a la representación continua del drama entre Zeus y Cronos, cuando la nueva generación debe usurpar y combatir a la antigua para tomar la posición que considera propia. El problema es que esta lucha lleva tiempo y, para cuando han vencido, realmente ya pertenecen a la generación mayor y sus ansias e intereses de cambio han muerto a menudo bajo capas de cinismo, de las heridas de la guerra, y de “realismo” mal entendido. Es una lucha en que el optimismo suele ser sacrificado y transformado en pesimismo.

Sin embargo, este combate generacional, tan antiguo como la humanidad, está cambiando. Igual que el dominio del hombre sobre la mujer se ha puesto en tela de juicio y los avances políticos y sociales han permitido una mayor igualdad, los cambios tecnológicos dan alas a la nueva generación sobre la antigua: es la lucha del mundo analógico contra el digital, y es una lucha donde el ámbito digital claramente lleva las de ganar.

Así, el mundo se informatiza a pasos agigantados, y la informatización se complejiza pasando de las redes privadas a la web, a la web 2.0, los móviles con internet y ahora ya se habla de la 3.0 y la realidad aumentada. Estos cambios se introducen en la sociedad a mucha mayor velocidad de lo que se produce el reemplazo generacional, y este cada vez se acorta: si antes las generaciones se medían en grupos de 25 años, hoy en día existen diferencias enormes en grupos de edad de mucha menor diferencia, fruto de un mundo que cambia a una velocidad acelerada y donde las experiencias son compartidas cada vez por más gente pero de un periodo de tiempo más cerrado antes de que haya cambiado y sean otras para la siguiente generación.

Y sobre estas alas cabalgan los nuevos movimientos sociales y cambios en el mundo en el que vivimos, que refuerzan el conflicto entre lo viejo y lo nuevo, cambiando los ritmos y pautas que llevan en su lugar milenios. Al hacerlo, emergen nuevas formas de conflicto y nuevos patrones de acción política, económica y social. Nuevas barreras y muros, pero también nuevos martillos para derribarlas. Y, con todo ello, el cambio se acelera aún más.

¿Gerontocracia? Lo siento, creo que la han ingresado en la UVI y su diagnóstico no es favorable.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas del relevo generacional?

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