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La destrucción del PSOE: un drama en tres actos

destruccion-1Acto primero

El telón se alza y con él se ve un gobierno que se desmorona. Zapatero y sus allegados saben de sobra que no van a poder levantar al partido para las elecciones que se aproximan, de modo que empiezan a abandonar el barco que se hunde. Solo queda Rubalcaba para dirigirlo a una derrota digna que se produce al final de la campaña electoral. Desde las gradas, los barones y baronesas ven el descalabro del centro y saben que deben aguardar para poder tener su oportunidad, ya que el partido se encuentra demasiado débil. Rajoy forma gobierno y avanzan cuatro años de recortes y crisis que ven el nacimiento de Podemos y el crecimiento de Ciudadanos.

Así que, llegando a las cercanías de unas nuevas elecciones, los barones deben decidir si saltan al foco central o no, y deciden que el partido no se encuentra fuerte como para ello. Demasiadas incertidumbres, una crisis económica de la que se va “saliendo” y escándalos de corrupción internos (al margen de los del PP) hacen mal caldo para una campaña. Así que en 2014 gana las primarias Sánchez: una cara bonita en un traje que sabe llenar, al cargo de un partido que se prepara para otros cuatro años del PP. Su misión era únicamente perder con dignidad y dejar que la originalidad de los nuevos partidos desapareciese y los escándalos en el PSOE (especialmente los de Andalucía) se olvidasen. Cuatro años más de Rajoy para que Susana Díaz pudiese ser Presidenta después de los mismos.

destruccion-2Acto segundo

Y así llegamos a diciembre de 2015 cuando el plan trazado desde las sombras prácticamente se cumple según lo esperado: gana el PP, Podemos saca escaños pero no logra el sorpasso ni de lejos, el PSOE ha conseguido un resultado malo pero relativamente digno, Ciudadanos tiene fuerza… el escenario para el que Susana Díaz había decidido permanecer en su feudo de Andalucía para volver cuatro años después en el caballo blanco de los libertadores, a guiar al nuevo socialismo.

Lo que no contaba era con que Rajoy optase por no intentar formar gobierno. La cobardía del Presidente, de pronto pone a Sánchez frente a la tarea de formarlo él mismo y los números pueden salir perfectamente. Así que, desde el primer momento, los barones vetan que Sánchez pueda pactar con Podemos (su “rival natural”) aduciendo cosas como que el referendum autonómico era innegociable. La jugada es sencilla, Sánchez fracasa y Rajoy lo intenta con éxito, y a esta jugada le sale bien el hecho de que Iglesias demuestra su soberbia en las negociaciones (adecuadamente filtrada en un par de puntos a la prensa) y salta el escándalo de que negociaba con una vicepresidencia para si mismo (también lo hacía Rivera, pero eso daba igual, y es práctica habitual cuando se forman gobiernos de coalición como atestigua Gran Bretaña, pero eso también daba igual). Así que, pintado Iglesias como el soberbio que es, Rivera puede jugar a ser el intermediario porque sabe de sobra que los números no salen si se veta a Iglesias de la ecuación.

Así que, aunque parece que hubo un momento de pánico, el plan vuelve a encauzarse. Pero Sánchez decidió subir las apuestas, enconando cada vez más su posición y la del partido en un rechazo frontal a Rajoy, hasta que el mismo Rajoy reconoce en una entrevista que es el líder de otro partido con el que más le cuesta hablar y negociar. Pasan los meses así hasta las siguientes elecciones en junio y los barones siguen en la sombra, sabedores de que el PSOE se encuentra más débil que nunca, lo que se ve confirmado cuando las encuestas empiezan a hablar de sorpasso aunque al final no se produzca.

Verano llega y con él la nueva victoria mínima del PP. Esta vez, sin embargo, Rajoy si se atreve a dar el paso adelante, con la ayuda de Rivera, y solicita al PSOE que se abstenga. Sin embargo, Sánchez ha ido enfrentando cada vez más al PSOE con el PP y, en una lectura probablemente acertada de sus bases, se niega a la abstención y el intento de Rajoy fracasa. Es probable que, para el partido, este fuese el movimiento acertado, pues probablemente el PSOE perdería muchos partidarios tras cuatro años de bombardeo del resto de partidos diciendo que son los que han permitido que Rajoy gobernase, pero eso no preocupa a Susana Díaz en su carrera por el trono.

destruccion-3Acto tercero

El resultado es que, a finales de verano, Sánchez se ve de nuevo en la tesitura de negociar un gobierno. Los resultados en Galicia y País Vasco confirman la creciente debilidad del PSOE, pero también que en cierta medida su actitud no está saliendo tan mal como cabría pensar. Así que Sánchez sabe que esta es la última posibilidad que tiene de formar gobierno, porque la debilidad en las elecciones futuras de diciembre sería aún mayor. Y con Rivera ya habiendo mostrado sus cartas pactando gobierno con Rajoy, su única opción pasa por negociar con Iglesias que, acertadamente (en parte debido a los problemas internos de Podemos) no está mostrando su soberbia esta vez y en cambio está yendo más suave. Surge así una tenue esperanza de gobierno, con Sánchez como Presidente.

Y esto es algo que Díaz no puede permitir. Cuatro años de gobierno de Sánchez implican dos caminos posibles: que lo haga bien y se afiance en el control del PSOE para el futuro, o que lo haga mal y termine de destruir el partido, probabablemente con moción de censura de por medio. Cualquiera de los dos caminos destruye sus opciones para ser Presidenta y ella lleva mucho tiempo apostando y maquinando para serlo.

Así que la única opción que queda es celebrar el particular idus de marzo del PSOE y asegurarse de que todos los peces gordos del partido (que pusieron a Sánchez ahí para ser un trámite, un traje vacío) la apoyan y entre todos lo apuñalan a conciencia, bien muerto, por público que sea. Sánchez, en este tiempo, ha ido ganando seguidores, así que en vez de un apuñalamiento tranquilo, lo que hace es atrincherarse el tiempo que puede y aguantar. Así que el apuñalamiento se ensaña durante varios días de choques y enfrentamientos, de declaraciones y violencia verbal, hasta que se consuma con su retirada.

Por el camino, unos días donde se ha mostrado todo el veneno que hay dentro del PSOE, hasta el extremo de que internet se ha llenado de memes y bromas al respecto. Unos días que han dejado a las claras las ambiciones de buena parte de la junta directiva del partido, que se negó en rotundo a que el conflicto lo solucionase quien debía: las bases, consultadas en unas primarias justas. No, el plan era el plan y el apuñalamiento debía tener éxito, no fuera a ser que las bases se volvieran a poner del lado del traje vacío antes que apoyar a la trepa maquiavélica.

Y así llegamos a hoy. El PSOE solo tiene ya una jugada válida: dejar con su abstención que gobierne el PP. Es su única opción, sin candidato no puede buscar un gobierno y los continuos vetos a Podemos les impiden alcanzar los números necesarios. Y si no gobierna el PP implica que llegan las elecciones en diciembre, con la memoria de todos muy fresca en torno a lo desesperada que está Susana Díaz por hacerse con el poder, el partido destruido y dividido y las opciones de que no sean relegados a tercera o cuarta fuerza prácticamente inexistentes. Pero aún queda convencer a un pequeño grupo de parlamentarios del PSOE que han anunciado que, pese a todo, votarán que no a Rajoy.

Y, si lo consiguen, ¿qué pasa después? Otros cuatro años de gobierno de Rajoy (por suerte, al menos esta vez, en minoría y por tanto bajo control parlamentario) hasta unas elecciones en 2020 para las cuales Susana Díaz y los suyos esperan que los españoles hayan olvidado la sangre que mancha sus manos y les haya dado tiempo a reconstruir el partido.

Personalmente, creo que en realidad, no va a pasar nada de eso. Va a gobernar Rajoy, pero las manos manchadas de sangre no se olvidan tan fácilmente, y quedan cuatro años por delante de creciente debilidad del PSOE hasta que eventualmente se convierta en un partido anecdótico y poco importante, al menos durante lo que queda de este primer cuarto de siglo.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de lo ocurrido en el PSOE?

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