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Reflexiones personales

La necesidad de formación permanente

Los ciclos de actividad económica requieren una formación continua.
La economía cambia a toda velocidad, demandando formación continua.

El mundo avanza a una velocidad apabullante. Durante milenios, la economía se basaba en lo que hoy en día llamamos el sector primario: agricultura, ganadería, pesca… A partir del Renacimiento y, sobre todo, desde la Revolución Industrial el sector primario dejó de ser el centro para ser suplantado por el sector secundario: la industria. Para mediados del siglo XX ya dominaba el terciario (servicios) y para finales de ese siglo ya estábamos transitando hacia el cuarto (la información) como anunció Castells. El primer sector dominó durante milenios, el segundo principalmente siglo y poco, el tercero unas pocas décadas… el mundo cambia a toda velocidad.

Y es aquí donde entra la necesidad de formación permanente. En buena parte del siglo XX se impuso la idea de que había que formarse, que podíamos estudiar una carrera y luego viviríamos bien. Sobre esto se articuló la promesa de que si estudiábamos viviríamos mejor que nuestros padres, que estudiar era una sólida inversión de futuro. Cuando terminases la carrera tendrías un título y una formacion lista para una vida de trabajo estable y bien remunerado.

Pero esto se fue retrasando con el avance del tiempo y los cambios sociales. Primero, como todo el mundo accedía mejor a las carreras hizo falta añadir a las mismas un master para tener ventaja competitiva. Pero eso no fue suficiente y sucesivas crisis económicas pusieron al modelo en jaque.

La clave de ello es que la automatización avanza rápidamente. Cada vez más trabajos pueden hacerlos las máquinas, desplazando la mano de obra fuera de esos puestos. A cambio surgen nuevos puestos de trabajo, mejor remunerados y más estables, en toda la cadena de producción de información y conocimiento: patentes, inversión en bolsa, investigación de mercados, arte… cosas que las máquinas no pueden hacer todavía. Pero también ámbitos que están en cambio continuo como resultado de nuevas tecnologías, desarrollos en el campo, etc.

La formación se vuelve continua para adaptarse a los cambios sociales
La formación se vuelve continua para adaptarse a los cambios sociales.

Y aquí es donde entra la formación continua, porque cada vez más, la posesión de un título sgnifica menos. No se trata de que no vala de nada una carrera, si no de que los contenidos aprendidos en esa carrera cada vez quedan obsoletos más rápidamente cuando se introducen en las lógicas de trabajo de las empresas. Esto se debe a que las empresas tienen que competir con las demás y, para hacerlo, deben innovar continuamente en sus procesos de producción, para buscar la mayor eficiencia posible. Millones de dólares se gastan continuamente en mejorar procesos, inventar nuevos programas que ayuden a las tareas, etc.

Por ello, los conocimientos punteros en un momento dado, dejan de tener el nivel de impacto que tenían con el paso del tiempo. Y surge la necesiad en las empresas y en los trabajadores de entrar en un proceso de formación continua, que les permita manejar los nuevos desarrollos y avances; ser competitivos que, al final, es de lo que se trata en el mundo capitalista.

Pero no solo las emprsas e individuos necesitan esto, sino que lo necesita la sociedad y el Estado como conjunto. Esto se debe a que el mayor potencial de riqueza de un país depende directamente de su demografía, de la capacidad de sus ciudadanos para producir más y mejor que el resto, especialmente en bienes de alto valor agregado. Si los ciudadanos se quedan atrás en esa curva, las empresas dejan de ser competitivas y el Estado se empobrece; y si las personas dejan de ser capaces de trabajar en los nuevos modos de producción que surgen, lo que resulta es un amplio abanico de personas expulsadas del mercado laboral y, con ello, un coste en subsidios e inestabilidad social que el Estado debe cubrir.

El resultado es un triángulo que tiene a las empresas, el Estado y los ciudadanos en sus vértices. Y los tres están interesados en acceder a una formación continua como modo de garantizar que la mano de obra sigue siendo efiiente y productiva. La formación ha dejado, así, de ser una inversión de futuro, una promesa de que viviremos mejor si estudiamos, para convertirse en una necesidad. O estudias o lo que te espera es el paro, o trabajos precarios e inestables, con baja remuneración. Pero no solo eso, sino que una vez que has estudiado, tienes que seguir haciéndolo continuamente, sin parar, para mantenerte en la vanguardia de los conocimientos y habilidades que la economía demanda.

Con ello, la vida ha cambiado sus estapas y patrones. Ya no tenemos una infancia protegida en la que estudiar y aprender lo que luego necesitaremos durante nuestra vida adulta. Ahora tenemos una infancia que nos debe enseñar a aprender, porque nos vamos a pasar la vida de una formación a la siguiente, apreniendo y ejecutando nuevas habilidades que nos permitan mantenernos en la cresta de la ola lo máximo posible.

Y eso no para vivir mejor, sino simplemente para sobrevivir.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de esta creciente sociedad de la formación?

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