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Reflexiones personales

Libertad y Derecho

A menudo, conversando con la gente, o escuchando a mis compañeros de piso, me doy cuenta de cómo el discurso moderno ha hecho estos dos conceptos equívocos. Mucha gente cree que uno y otro son intercambiables cuando, en realidad, son casi opuestos. Ambos son importantes, desde luego, pero cada uno de un modo diferente y por razones diferentes.

Una libertad es algo que surge dentro del proyecto de vida del liberalismo. Es algo que se otorga a cada persona individualmente, y que les permite actuar en un campo dado sin interferencia de nadie más. Así, por ejemplo, la libertad de expresión te permite hablar sin que nadie tenga derecho a condicionar, modificar o censurar lo que digas. Así, las libertades se definen por se negativos en términos legales, pues definen cosas que no puedes (o pueden) hacer, como censurarte en este caso. En última instancia, las libertades son cosas que tú puedes tomar en tú propia mano.

Por su parte los derechos surgen de la corriente democrática y reivindicativa (de los sindicatos, por poner un ejemplo, o los movimientos de igualdad de la mujer) y no son individuales sino colectivos. Todos, por ejemplo, tenemos el mismo derecho a la atención médica. Además, generalmente vienen acompañados por correspondientes responsabilidades colectivas (como los impuestos). Por su parte, los derechos implica que alguien hace algo para que tú puedas ejercitarlos (por ejemplo, construir hospitales) y que tú no tienes que hacer en principio nada para disfrutarlos; por tanto, legalmente son positivos, porque hay alguien que está obligado a actuar (no sólo previniendo que sean violados) para garantizarlos.

Así, cada uno representa una cara diferente del código legal que nos rige y nos lleva de la mano en las sociedades democráticas modernas. Como tales, las dos son reconocidas por los Estados, y conferidas a sus ciudadanos por ellos. Además, ambas son importantes para que la democracia, como tal, pueda existir: sin libertades, es imposible el debate y la capacidad de cada uno para votar por quien considera adecuado; sin derechos, no estaremos en una mínima igualdad todos para tener las mismas capacidades a la hora de votar y juzgar qué deseamos para nuestro futuro. Unas, por tanto, dan la democracia en si, los otros el estado de bienestar.

Lamentablemente, los neoliberales parecen haber olvidado este antiguo compromiso entre los que tienen recursos y los que tienen más votos. Y nosotros parecemos haber olvidado cómo forzarles a acordarse de él. Así que perdemos derechos y ganamos libertades.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de esto?

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