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Reflexiones personales

Los Españoles ante las Instituciones, Relaciones Internacionales y Amenazas Externas

LRI1guadalajaraA la hora de entender las relaciones internacionales, hay dos perspectivas teóricas principales para explicarlas. Por un lado, están los realistas, que creen que el mundo es anárquico y reina el todos contra todos; herederos de la teoría de Hobbes, creen que el Estado es un lobo para el Estado, y como no hay Leviatán por encima del Estado no puede haber orden ni paz, sólo lucha por la hegemonía y la supervivencia. Sin sorpresa, su foco es el hard power, la capacidad militar y económica que permite que un Estado fuerce a otros a hacer lo que desea.

La otra cara de la moneda es la teoría constructivista y su hermana, la liberal-institucionalista. Estas creen que las relaciones internacionales se basan en las percepciones y las construcciones que todos hagan en conjunto: leyes internacionales, instituciones, ONGs, opinión pública global, etc. Como entre las personas, el conflicto es el juego de los Estados, pero también pueden serlo la cooperación y la ayuda. La importancia es la legitimidad, y su foco a menudo es el soft power, la capacidad de un actor global para convencer y seducir a otros para que actúe como él desea que lo hagan.

Así se resumirían, en pocas palabras, los dos paradigmas principales de análisis de las relaciones internacionales, ambos desarrollados por teóricos norteamericanos. Por ello, la división se ajusta mejor a la forma de pensar estadounidense, donde los republicanos se inclinan por el modelo realista y los demócratas por el constructivista. Pero, ¿y los españoles? El Real Instituto Elcano publica tres veces al año un barómetro (el BRIE) que analiza la forma en que los españoles ven las relaciones internacionales, y usando el número 32 vamos a tratar de ver cómo encajan los españoles en la división teórica que expuse al principio.

Empecemos por la pregunta 4, en la cual se preguntó a los españoles cómo valoran diferentes partidas de gasto público. Cuando llegó la parte del gasto en defensa, los ciudadanos que se enmarcan en la izquierda política estuvieron claramente a favor de reducir este gasto (65,7%), mientras los de la derecha abogaban mayoritariamente por mantenerlo en sus actuales niveles (46,7%). En el otro lado de la ecuación, los ciudadanos de izquierdas valoraron positivamente aumentar el gasto en ayuda y cooperación al desarrollo de otros países (49,5%) incluso en la actual situación de crisis económica, mientras que la derecha opinaba que lo mejor era mantenerlo en sus niveles actuales (40,2%). En el resto de partidas de gasto, los dos sectores estaban en acuerdo, mayoritariamente. Ahora, ayuda y cooperación al desarrollo es el principal gasto asociado al soft power, y el militar al hard power, con lo que ya tenemos una primera aproximación a la conclusión: la derecha es realista, la izquierda constructivista.

Pero sigamos paso a paso, en la pregunta 5 se le pidió a los españoles que valorasen una serie de líderes de 1 a 10; a nadie le sorprenderá que aquellos que la derecha valoró mejor fueran los de derechas y que los de izquierdas favoreciesen a los de izquierdas. Es lo natural. Así, Cameron y Merkel sacaron mejores puntuaciones con la derecha, Obama con la izquierda; a Chavez se le criticó más seriamente desde la derecha, mientras que el mayor rechazo para Berlusconi y Putin fue entre los de izquierda. Los tecnócratas (como Lagarde y Monti), favorecidos por la aproximación neoliberal (como se nota en las medidas presionadas por el FMI) también fueron más favorecidos por la derecha, igual que los líderes no electos de la Unión (Barroso y Van Rompuy) como reflejo de las políticas neoliberales de la Unión en España… y el neoliberalismo económico es el hermano económico del realismo en política. Sin embargo, sorprende que la figura que más diferencias desate entre los españoles sea la de Benedicto XVI, lo cual se explica porque la izquierda se inclina mucho más hacia el ateísmo o el cristianismo sin Iglesia, que la derecha, Católica clásica.

Avancemos hasta la pregunta 10, donde se pregunta a los españoles que evalúen diferentes instituciones internacionales. Es inicialmente chocante que la derecha valorase mejor que la izquierda todas las instituciones internacionales, teniendo en cuenta que el alineamiento de la derecha es con el realismo, y este no cree en las instituciones internacionales. Sin embargo, el sesgo económico de la mayor parte de ellas a favor del neoliberalismo (FMI, Banco Mundial, BCE, G8 y G20) nos habla del realismo pero aplicado a economía. Especialmente interesante es la figura de la OTAN, con un apoyo del 5,7 entre la derecha y un 4,1 en la izquierda. Es una diferencia grande, lo cual habla directamente de defensa, de necesidad de ejércitos… de realismo. Así que, aunque no sea el modo tradicional, la mayor parte de las votaciones en este campo también encajan de modo claro con el corte realismo/derecha contra constructivismo/izquierda.

Las diferencias también aparecen a la hora de evaluar las amenazas externas, en la pregunta 6. La derecha pone su énfasis en terrorismo internacional (45,5 % de la derecha lo considera “extremadamente importante”, mientras que el 47,2 % de la izquierda lo ve como “importante), y también de modo claro en la inestabilidad en el norte de África (“extremadamente importante” para el 50,5% de la derecha, “importante” para el 47,1% de la izquierda); también hay un énfasis ligeramente mayor en la amenaza que creen que supone la posibilidad de que Irán tenga armamento nuclear, pero es una diferencia menor, similar a la que se da en el caso de la migración ilegal. La izquierda está más preocupada por el calentamiento global, pero especialmente en las medidas económicas llevadas adelante por la Unión Europea (“extremadamente importante” para el 51,9% de ellos, mientras que sólo “importante” para el 52,3% de la derecha). Así, las amenazas que preocupan a la derecha son las de corte realista (terrorismo, inestabilidad, armamento nuclear), mientras que la izquierda se preocupa por el lado constructivista de la ecuación (calentamiento global, neoliberalismo).

Una cosa importante sale en la pregunta 31, cuando se pregunta a los españoles si la comunidad internacional debería intervenir en la situación Siria para terminar con el actual régimen y facilitar la transición a la democracia. Ambos lados se mostraron a favor de intervenir, en mayor medida la izquierda (64,2 % frente al 54,5% de la derecha). Esto se debe a los valores de construir un orden global común entre todos, presente de modo fuerte en la visión constructivista del orden internacional. Los realistas, generalmente, ven esto como imposible, y se centran en garantizar su propia seguridad contra aquellas cosas que les amenacen.

Pero España es una nación pacifista en todo su espectro político, como casi toda Europa, de modo que todos se mostraron contrarios a enviar españoles en caso de que se produjese la intervención. Este es un matiz muy importante que hacer aquí al realismo de la derecha española. Así, nuestro realismo no es depredador como el americano (preocupado por conseguir asegurar su país a la fuerza contra cualquier amenaza), sino más bien fatídico, cree en la fuerza de las armas pero no cree en usarlas. Cree que vivimos en un entorno violento, caótico y amenazante, pero que necesitamos paz. El soldado español, podríamos decir, está cansado de la guerra, por mucho que crea que es el idioma de las relaciones internacionales.

En línea con este pensamiento viene la pregunta 34, que pregunta a los españoles cuál sería la mejor solución para la inestabilidad en el norte de África, de cara a salvaguardar los intereses españoles. Ambos lados valoran positivamente la consolidación de la democracia por encima de una estabilidad que garantice nuestra seguridad, pero lo valoran en diferente grado: 61% para los de izquierdas, 48,9% para la derecha. Así, la derecha sigue mostrando el impulso realista que favorece la seguridad y la defensa, aunque de nuevo encontramos fuertes trazos de constructivismo en nuestra derecha.

Cuando valoran el despliegue de tropas españolas en el extranjero en la pregunta 35, las diferencias surgen de nuevo. Los ciudadanos de derechas valoran positivamente el despliegue en Afganistán (52 %), frente a un 43% de la izquierda que lo valora negativamente. Lo cual es una valoración directa de las intervenciones de estilo realista, no en vano fue iniciada por la Administración Bush, llena de águilas realistas como a menudo son llamados en la prensa americana. El resto de los despliegues militares tienen un sesgo mucho más humanitario (como el de Haití) y muestran una aprobación similar de ambos lados de la barrera ideológica.

Así pues, hora de llegar a unas conclusiones que nos permitan trazar un cuadro claro. Lo que vemos es que, como se avanzaba al principio, la derecha se inclina por el lado neoliberal en economía y realista en política; la izquierda, por su lado, se inclina por las versiones opuestas, intervencionismo en economía y constructivismo en política internacional.

Sin embargo, como hemos visto, no son divisiones de blanco y negro, sino que hay muchos más elementos en cada una de las cuestiones concretas. Por ejemplo, la Transición ha hecho que todos los españoles valoren muy favorablemente la democracia y los derechos humanos, y la defenderán independientemente de su orientación política (como se ve en el caso de la pregunta sobre los regímenes del norte de África). España es un país complejo donde las ideologías no tienen límites claros, se mezclan y tienen líneas grises. Así, aunque existan las diferencias, podemos decir que, comparada con la americana, nuestra derecha realista es menos realista que los americanos y bastante más constructivista, aunque no llegue a ser realmente constructivista como la izquierda.

Costán Sequeiros Bruna

PD: este post fue publicado originalmente en ssociólogos.com

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