Es curioso, siempre nos han enseñado que la sabiduría se encuentra en las palabras. Refranes, libros, “películas filosóficas”,… cualquiera de ellos es visto como una fuente de sabiduría en si mismo, portador de una verdad universal que cualquiera que se exponga a ella captará inmediatamente de un modo puro y total. Y aunque eso es cierto, la verdad es un poco más compleja y extensa.
También el medio (el lugar y el ambiente) en que uno se expone a esos conocimientos puede ser fuente de mensajes. Incluso, en ciertos casos, el medio puede ser el mensaje mismo.
Por ejemplo, estás en una discoteca y una chica (o chico) te guiña el ojo con una sonrisa. Ese mismo gesto, en otra parte, significa otra cosa, pero en la discoteca adquiere unas dimensiones muy concretas. En ese caso y lugar, el medio (el lugar y ambiente) es el mensaje, porque aquellos que van a una discoteca ya están transmitiendo muchos mensajes sólo por el hecho de estar allí. O en la oficina, por ejemplo.
Pero, ¿qué pasa en esos puntos intermedios donde el mensaje es el mensaje y el medio a la vez? ¿Y si lees un libro en una oficina, en lugar de en una biblioteca? Entonces es cuando surge la magia.
En un principio, el cambio y lo inesperado surge de nuestro interior, de nuestra capacidad crítica a la hora de estar expuestos a un mensaje, y de nuestra capacidad de analizarlo (racional y emocionalmente). Pero también del contraste entre el mensaje del lugar y el mensaje explícito de una cosa concreta. Por ejemplo, ese mismo guiño y sonrisa en una oficina puede generar morbo en muchos, y rechazo en otros. Es el mismo mensaje, ¿por qué la diferencia? Sencillo, porque el mensaje lo interpreta de modo diferente. De pronto las condiciones son raras, y ese contraste juega en el interior. Dice que puede ser prohibido, o aburrido, o peligroso, o sin sentido… cualquier cosa, que no hubiera dicho en el lugar apropiado.
Así que la próxima vez que alguien os pida que opinéis sobre una historia, preguntar por las condiciones, porque las condiciones a menudo son más historia que los propios acontecimientos. Y sino, al menos le chincharéis un poco y os dará más tiempo para pensar. ;)
Costán Sequeiros Bruna
PD: para Lucas; no se si es en lo que estabas pensando, pero es lo que se me ocurre a estas horas.
Estos son los comentarios del antiguo blog:
Y tú, ¿qué opinas?