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Sociología

¿Qué es la sociología?

Imagen que muestra una lupa estudiando a un grupo de gente, mostrando así como la sociología nos estudia a todos como conjuntos sociales.
¿Qué es la sociología? Es el estudio de quienes somos todos nosotros juntos.

¿Qué es poesía?, dices mientras clavas
en mi pupila tu pupila azul.
¿Qué es poesía? ¿Y tú me lo preguntas?
Poesía… eres tú.

Gustavo Adolfo Becquer

Curiosamente, las palabras que Becquer dedicó a la poesía son perfectamente válidas para la sociología. Sociología eres tu, y soy yo, y tus vecinos, y muchas más cosas. Hace 14 años, la andadura del blog comenzaba con esta misma pregunta, y ahora, tantos años después, voy a volver a enfrentarme a ella, pero lo voy a hacer desde una perspectiva nueva, espero que algo más sabia, fruto de muchos años lidiando con esta cuestión. ¿Qué es la sociología? Bueno, veamos qué revela tu pupila azul…

La definición más clásica de la sociología sería algo así como “la disciplina científica encargada de estudiar la sociedad”. Y, sin duda, es cierto. Pero cuando tratamos de ir más allá de esa definición tan somera, acaba habiendo tantas respuestas como sociólogos a los que preguntes, incluso más. Victor Sanz por ejemplo hizo una buena respuesta al respecto en su canal de Youtube. Y yo mismo, en mi versión del pasado, respondía a “qué es la sociología” básicamente enfrentándome a la pregunta desde el punto de vista de “qué hace la sociología”, algo que tiempo después revisité cuando hice el post sobre salidas profesionales de la misma.

Pero hoy, imbuido del espíritu de Becquer, creo que hace falta otro punto de vista. La sociología es la disciplina científica encargada de estudiar la sociedad… ¿es así? Sin duda, en parte, pero hay mucho más. Quizás suene un poco poético y poco científico de mi decir que la sociología es la ciencia que estudia lo que creamos juntos, lo que pensamos, lo que soñamos, lo que imaginamos, lo que recordamos, lo que hacemos, lo que vivimos y lo que sentimos. Es el estudio del ser humano y lo que este crea cuando está junto con otros seres humanos, y ya dijo Aristóteles que “somos animales sociales”, su concepto de “zoon politikon”. Si somos seres sociales, entonces la mayor parte de lo que somos, hacemos y vivimos es social por extensión, y por ello cae dentro de la esfera de lo que ocupa a la sociología. Al fin y al cabo, ya Comte señaló que es la más amplia (superior en la jerarquía en sus términos, aunque no creo que los conocimientos puedan jerarquizarse) de las ciencias dedicadas a las cuestiones de las personas frente a las ciencias de las cuestiones físicas.

Entonces, ¿qué es la sociología? La sociología es el estudio de lo que imaginamos como conjunto. Innumerables de las cosas que nos rodean en la sociedad son producto de esta imaginación, esta capacidad de crear objetos que no son materiales pero viven en nuestras cabezas y, por tanto, nos pueden ayudar a hacer realidad cosas que no existían antes. Teorías como la de la inercia de Becker (no el poeta, el sociólogo americano) cuando habla de la creatividad humana en la música son un buen ejemplo de esto. Pero hay muchas cosas más.

Las ideas anidan en nuestra mente y cambian la forma en que actuamos, y al hacerlo cambian el mundo. Como percibimos una cuestión cambia el modo en que entendemos esa cuestión y, con ello, qué clase de realidad genera para nosotros, como muestra la teoría del enmarcado. Ver una tela con colores puede ser un vestido bonito, o una colorida guirnalda en la calle… o puede ser una bandera. Técnicamente todos esos son trozos de telas de colores, pero la idea que asociamos a la bandera cambia la realidad de lo que esa tela es, para representarnos a todos, o a algunos, para transmitir ideas que son construidas socialmente. ¿Tiene esa bandera aguilucho o no tiene aguilucho? ¿Es una bandera roja y amarilla con tres franjas vista en Barcelona, o en esa misma ciudad hay muchas más franjas rojas y amarillas? La realidad objetiva de las telas de colores son las mismas, pero el contexto, el modo en que la imaginamos, cambia por completo. Por eso la sociología se ocupa de la imaginación de la gente.

Y con la imaginación va la capacidad de crear cambios sociales. ¿Qué es la sociología, pues? Es el estudio de los cambios que hacemos cuando imaginamos cosas. Normalmente les damos nombres, como el nacionalismo que asociamos a una bandera u a otra, pero también tienen nombres muy distintos, algunos positivos como feminismo, otros negativos como racismo. El mundo de las ideas vive en las personas que encarnan esas ideas, como diría Foucault, y al hacerlo cambian el modo en que actúan con los demás. Si alguien cree en el ecologismo, por ejemplo, es más probable que recicle, que vote a partidos que tienen ideas acerca de crear un entorno sostenible, etc. Estas pequeñas acciones de cada persona se suman a las acciones más grandes que hace con otras personas, como las manifestaciones, para ir cambiando los estados de opinión de una sociedad y, al hacerlo, transforman esa sociedad paso a paso.

Red de personas conectadas entre si por relaciones, ejemplificando cómo la organización de la sociedad es uno de los temas principales de la sociología.
El estudio de la organización de la vida social es una de las cuestiones principales de la sociología.

Y esta imaginación no solo vive en el etéreo, pues también rige el modo en que nos organizamos. ¿Qué es la sociología entonces? Es el estudio de los modos en que organizamos la vida en común. Códigos legales, instituciones, religiones, organizaciones laborales… Durkheim dijo que la sociedad está llena de hechos sociales, elementos exteriores al individuo que condicionan su actuación. Así, si vemos un semáforo en rojo, paramos el coche porque sabemos que saltárselo nos generaría una multa. Un hecho externo que condiciona una acción humana interna. La organización, lo que creamos como conjunto, es uno de los campos centrales de estudio de la sociología.

El tipo de organizaciones que creamos condiciona el modo en que podemos actuar en una sociedad tanto como lo hace el código legal o el de tráfico. Que se crease la idea de sindicatos, por ejemplo, cambió todo el mundo laboral y las condiciones de producción. Que se organizase la Iglesia Católica como lo ha hecho ha condicionado siglos de pensamiento humano en las más diversas direcciones, permitiendo la creación de maravillas como la Capilla Sixtina, y terrores como la inquisición. Los seres humanos continuamente estamos usando nuestra imaginación y creatividad para inventar cosas que luego se vuelven externas a nosotros y conviven con nosotros en el espacio social, posibilitando cosas que antes eran imposibles materialmente (por ejemplo, hablar con alguien de otro lado del mundo a través de las redes telefónicas) como sociales (como la creación de un código de derechos que permite que todos los ciudadanos, al menos sobre el papel, tengan los mismos derechos).

El modo en que nos organizamos, sin embargo, va profundamente relacionado con el modo en el que recordamos. ¿Qué es la sociología en este sentido? Es el estudio de cómo todo una serie de condiciones heredadas nos ha llevado a ser como somos. La historia, por ejemplo, ha condicionado mucho de lo que pensamos o sentimos en la actualidad, porque muchos de los objetos sociales que nos rodean en realidad son anteriores a nuestra llegada al mundo, creados por aquellos que nos precedieron; sean ciertas instituciones, la Iglesia Católica por ejemplo, o sean ciertas estructuras sociales, como las desigualdades en la riqueza, la historia nos lega un montón de respuestas al mundo que fueron dando aquellos que nos precedieron.

La tradición, buena parte de los valores de una sociedad, la imagen que tiene de si misma y de su lugar en el mundo… todo esto y mucho más es fruto de un largo y dilatado proceso de construcción social conjunta de los miembros de esa sociedad, pasado de generación en generación. Con cambios sutiles y suaves, o bruscos y fuertes, lo que recordamos como sociedad condiciona todo lo que somos y, cuando choca con la creatividad, da pie a las diversas posibilidades de lo que seremos. Es a lo que se dedica la sociedad civil, a la lucha por conformar la sociedad futura sobre los cimientos, a menudo sólidos e injustos, que nos han legado aquellos que vinieron antes. Las estructuras sociales, de todo tipo, tienden a consolidar diversas estructuras de poder y desigualdad, asentadas sobre mitos del pasado (como las tradiciones o los valores “de siempre”) que tratan de mantener la sociedad estable; frente a este papel central de la memoria social, la imaginación social se lanza a la batalla por cambiar todas esas nociones, esas justificaciones, y habilitar nuevas posibilidades que antes eran completamente impensables.

Y es que, si toda la tradición estructural de la sociología nos habla del peso de lo externo a las personas, la sociología en realidad también nos habla mucho de lo que somos. ¿Qué es la sociología? En este sentido, es el estudio de cómo nos relacionamos unos con otros, cómo nos tratamos, las cosas que hacemos juntos. Desde Goffman con sus estudios de la interacción social y los rituales humanos, la microsociología se ha centrado siempre en el papel y el modo en que la gente vive en la sociedad. ¿Por qué nos saludamos dándonos la mano cuando no nos conocemos? Porque es un conocimiento receta, aprendido socialmente desde que somos pequeños, que guía el modo en que interactuamos con alguien con quien estamos empezando a establecer cualquier tipo de relación. Por qué cambia el modo en que nos comportamos cuando estamos con la familia o el trabajo tiene que ver con los roles sociales que cada uno aceptamos que tenemos, y el papel que desarrollamos en la dramaturgia social cotidiana en la que vivimos inmersos.

Todo lo que hacemos unos con otros sigue ciertos patrones, ciertas lógicas, ciertas razones. Sean arrebatos pasionales o sean actos fríos y calculados, la vida en sociedad es como un baile, donde cada actor sabe bien qué debe hacer en cada momento. Una coreografía muy bella que desarrollamos miles de millones de personas al mismo tiempo, con aciertos y errores, que lentamente, día a día, construye lo que para nuestros hijos será la historia, el mundo que les hemos legado. Podríamos parafrasear a Descartes y decir “soy, luego existo”, porque no es al pensar que garantizamos nuestra existencia, sino al interactuar unos con otros, al hacer cosas, al vivir en comunidad.

Los sentimientos son un campo de estudio de la sociología, porque son creados socialmente.

Y es que la sociología también se encarga de cómo y por qué sentimos y vivimos de cierta manera. Se preocupa por hábitos de vida (por ejemplo todo el trabajo de Bauman en torno a la idea de sociedad líquida y el modo en que vivimos cosas como el amor líquido), por los valores que tienen los integrantes de esa sociedad, o el modo y el por qué sienten de ciertos modos. No como individuos, por supuesto, eso es terreno de la psicología, pero si como colectivo. Y es que el modo en que sentimos viene condicionado por el modo en que hemos crecido y aprendido a vivir de cierta manera en sociedad. Por ejemplo, asociamos la música en clave mayor a algo positivo, bueno, que nos eleva, mientras que la música en clave menor tiende a ser asociado a lo íntimo, a lo triste, a lo oscuro. Eso es algo que hemos aprendido desde pequeños, por el modo en que se usa la música en cine, por ejemplo, asociando experiencias vitales a ciertos sonidos.

Y esto es una parte importantísima de los trabajos sociológicos en torno a cuestiones como la movilización política o la comunicación social, por ejemplo de mano de Lakoff, donde se ha descubierto por ejemplo que las emociones de las personas son mucho más útiles y eficaces para manipularlos que las argumentaciones factuales basadas en datos. Así la publicidad se ha vuelto tan emotiva, tratando de transmitir sensaciones y experiencias, porque como seres humanos estamos habituados y entrenados en ese tipo de lenguajes. Nos gustan las historias, nuestra propia vida nos la contamos como la historia de quienes somos y por qué somos como somos, cuales han sido las cosas buenas y malas que nos han condicionado, etc.

Los discursos sobre las narrativas de vida son a su vez extensibles socialmente, cuando se habla por ejemplo del modo en que la gente vive ciertas situaciones y problemas, y crean una narrativa como colectivo. La narrativa del colectivo afroamericano en torno a la esclavitud, la desigualdad, la injusticia o la lucha por conquistar sus derechos como seres humanos sigue muy viva en buena parte de la gente de ese colectivo, como se vio durante el reciente movimiento de black lives matter. Y toda historia, sea en el cine o en la publicidad, se cuenta no solo con los hechos que narran esa historia, sino con las emociones que viven las personas que son parte de esa historia. El odio y el miedo, la venganza o el revanchismo son parte importantísima de los discursos exaltados de Hitler antes de la Segunda Guerra Mundial, como lo son con las campañas de Trump en épocas más recientes. El modo en que sentimos como conjunto es, sin duda, una parte importante de las preocupaciones sociológicas, cuando se trabajan cuestiones como valores e identidad, porque en buena parte somos nuestros sentimientos.

Pero también la sociología se encarga de las cosas que hacen que la vida valga la pena. Los estudios culturales, los análisis de las diversas fuentes de ocio y diversión, de las narrativas y estereotipos presentes desde el cine a las novelas o videojuegos, constituyen una fuente importante de estudios sociológicos y de sus análisis. El modo en que vivimos el tiempo de ocio es una parte central delo que se entiende que es “el modo de vida” de una sociedad y condiciona profundamente el modo en que sus habitantes se comportan en todo momento. Toda la rama dedicada al análisis de contenidos, por ejemplo, se encarga a menudo de estudiar objetos culturales, como un poema como el de Becquer que abre este post, buscando desentrañar por qué nos gusta, qué significatividad cultural tiene, por qué empatizamos o nos emocionamos con él.

Todo esto y mucho más es lo que estudia la sociología, porque al final, la sociología es el estudio científico de la vida humana en sociedad. Sea con técnicas cuantitativas (como la estadística, las encuestas, los estudios demográficos…) o con técnicas cualitativas (entrevistas en profundidad, observación, etc.), la sociología se dedica a construir hipótesis y contrastarlas con la realidad para tratar de confirmar su adecuación a la misma. Y, al hacerlo, apila esas hipótesis construyendo puentes entre ellas, hasta crear teorías que explican distintos aspectos de nuestra vida en común. Desde la teoría del enmarcado a la teoría de los hechos sociales ya mencionadas aquí, a la teoría de la sociedad de la información o de la sociedad del riesgo, de la teoría queer a la teoría nacionalista… la teoría da explicaciones posibles a la vida en conjunto y sirve para tratar de aprender de nosotros mismos, y con ello, ir lentamente mejorando el modo en que nos comportamos, en que nos tratamos y el modo en que se produce nuestra vida como conjunto.

Y pasito a pasito, contribuir al enorme debate social en torno al cambio social, el mundo que consideramos que queremos para nuestro futuro, y los problemas y dificultades que tenemos a la hora de alcanzar ese objetivo. Porque siempre se dice que la sociología es una ciencia que molesta, porque demasiado a menudo, descubrir esas verdades muestra muchas de las cosas que demasiada gente querría mantener ocultas, desde los mecanismos del poder y la opresión, a la extensión de ideologías peligrosas socialmente, a tantas otras cosas.

Así que, ya que tu lo preguntas, sociología siempre serás tú, y yo, y ella, y él… nosotros, los seres humanos y todo lo que hemos creado y nos acompaña en este viaje que hace nuestro planeta azul alrededor del sol.

Costán Sequeiros Bruna

Y para ti, ¿qué es la sociología?

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