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The Comey Rule (La Ley de Comey)

The Comey Rule nos introduce en un interesante momento histórico de EEUU.
The Comey Rule nos introduce en un interesante momento histórico de EEUU.

The Comey Rule nos cuenta la historia de James Comey, quien fue director del FBI desde el comienzo de la presidencia de Obama hasta principios de la de Trump. Si bien su historia se centra especialmente en el periodo de la investigación de los emails de Hillary Clinton y cómo eso influyó en las elecciones de 2016 que harían que Trump ganase, el centro de la serie es una discusión muy interesante sobre la ley, el respeto, la interferencia rusa en las elecciones, etc. Para contar esta historia, que en el fondo tiene pocos “hechos interesantes” a nivel cinematográfico, pocos momentos épicos y que además cubre largos periodos de tiempo, especialmente el último año de Comey en el FBI, la serie se sostiene durante sus cuatro horas en un conjunto de actores que están simplemente soberbios, en una puesta en escena muy trabajada y en un papel suave pero apropiado de la música. Todo esto hace que nos metamos de lleno en lo que nos está narrando, y nos deja espacio a cada uno para llegar a nuestras propias conclusiones.

Y es que, en este sentido, The Comey Rule pone sobre la mesa muchas cuestiones importantes no solo para entender ese momento histórico sino para todas las sociedades del mundo. El primero de cuyos puntos, quizás el más importante, es la cuestión de los valores. Comey sale descrito como la clase de persona que tiene unos valores muy fuertes (la independencia del FBI, el deber de proteger a los ciudadanos, hacer lo correcto…) que guían sus acciones y las de la institución a su cargo durante el tiempo que en ella está. Y, durante buena parte de ese tiempo, esos valores son eficaces en granjearle el apoyo de los miembros del FBI e incluso del Presidente Obama.

Sin embargo, el centro de la historia surge porque, en realidad, en el mundo moderno los valores normalmente chocan contra la eficacia política. La cuestión de los emails es uno de los momentos que mejor lo reflejan: todos en el FBI saben que es un mal asunto meterse a investigarlo, que es una bomba que no se puede manejar bien dentro del plazo de unas elecciones que ya están en marcha. Es, a nivel objetivo, un error estratégico… y, sin embargo, es lo correcto. La política es la base sobre la que se construye el mundo en el que vivimos, es mucho más que simplemente las instituciones de gobierno, y buena parte del territorio político es un territorio ideológico donde los valores se enfrentan entre si por alcanzar una hegemonía en la ideología de una sociedad (es la base del funcionamiento de la sociedad civil).

El problema es que esta visión ideológica a menudo entra en conflicto con los intereses estratégicos de los actores en el juego institucional de la política. A menudo hay que hacer concesiones, cambios, hacer las cosas mal o en el momento equivocado porque eso es lo que va a beneficiar en otros espacios o ámbitos. Los valores firmes son, generalmente, poco flexibles, lo cual hacen que choquen con la realidad cambiante de los juegos de poder y conflictos políticos. Cuando tienes unas instituciones guiadas por una visión ideológica complementaria el sistema funciona bien (en el caso de Comey durante la presidencia de Obama, pero tenemos otros ejemplos como el ficticio Presidente Bartlett del Ala Oeste de la Casa Blanca); sin embargo, cuando tenemos unas instituciones con otros valores no complementarios, o dirigidas por personas que no siguen unos valores sino otros intereses, el resultado es una confrontación poco eficaz (en este caso, el egoísmo y la visión del mundo en torno al beneficio propio de Trump, o en personajes ficticios como los protagonistas de House of Cards).

Ya durante la presidencia de Obama, el Partido Republicano se encontraba muy cerca de la visión egoísta de la política, donde su propio beneficio era lo que más importaba. Así, Senadores y Congresistas que se enfrentaron frontalmente a Obama luego se enfrentarían a Trump durante las elecciones, solo para convertirse en sus defensores una vez se convirtió en Presidente, llevando a la división del Partido Republicano que todavía vemos hoy día tras los eventos como el ataque al Capitolio. Esta visión de “donde dije Digo digo Diego” es la base de la acción no ideológica en política, basada en decir las cosas apropiadas para conseguir que se les deban favores, avanzar sus agendas e intereses, ser reelegidos y demás. Al fin y al cabo, en una partitocracia como son las democracias modernas, el centro del juego político es el conflicto interno en torno a posiciones de poder en cada partido político.

Los actores de Comey Rule recrean muy adecuadamente a las personas reales.
Los actores de Comey Rule recrean muy adecuadamente a las personas reales.

Comey se ve adentrado en esta situación, pasando del estado 1 donde su ideología encaja con la del sistema, a la situación 2 donde su ideología no encaja con la visión tacticista del sistema. Y, siendo una persona de valores fuertes, el resultado es que choca contra el cambio y acaba siendo despedido rápidamente por Trump cuando no accede a hacer lo que él quiere.

Esta discusión de los valores se ve especialmente destacada en la serie con el debate en torno al papel y funcionamiento de las instituciones. A diferencia de una campaña o un gobierno, las instituciones son mucho más longevas que la gente que las ocupa en un momento dado: del mismo modo que un Presidente sucede a otro, un director del FBI sucede a otro. Las instituciones no se construyen en el tiempo de una persona a su cabeza, sino que lo hacen a lo largo de un periodo muchísimo más largo y, por tanto, caracterizado por diversas fases, cambios y reestructuraciones internas a medida que la institución se adapta a los cambios históricos. Basta con ver los numerosísimos y profundos cambios que ha sufrido la Iglesia Católica a lo largo de sus casi 2000 años de existencia, para ver un ejemplo del proceso que se da en todas las instituciones.

Este discurso, muy presente en las palabras de muchos de los personajes, es central para entender la visión de Comey en torno al FBI: como él mismo dice, él solo recibe la institución de sus predecesores y su labor es mantenerla y fortalecerla un poco para sus sucesores. Y eso lo dice en una conversación en torno a un elemento central de las instituciones: sus capitales. Cogiendo un poco a Bourdieu, cada campo de la sociedad (desde la economía a la política o la sociedad civil o los deportes) tiene una serie de capitales que se vuelven centrales a la hora de conseguir sus objetivos y alcanzar poder y estabilidad en ese campo. En el mundo capitalista actual, es fácil ver que toda institución y agente necesita cierto capital económico para poder existir, pero no siempre es el capital más importante.

Comey a lo largo de la serie muestra que, a sus ojos, los capitales más importantes que tiene el FBI a su disposición son la eficacia a la hora de cumplir su misión y la credibilidad como institución. Esos dos recursos se heredan de los predecesores y, en la medida de lo posible, se incrementan con el tiempo, pero es demasiado fácil perderlos de modo significativo. Y si al institución del FBI debe cumplir sus objetivos y pervivir en el tiempo, es necesario salvaguardar esos dos pilares. Por ello, Comey actúa como actúa, garantizando en la medida de lo posible que el FBI cumple su deber de modo eficaz y al mismo tiempo mantiene la credibilidad como una institución apolítica al margen de los intereses de un partido o de un candidato.

El problema es que estos capitales son parte de los capitales de la institución, ni siquiera son todos sus capitales, y esta visión sobre lo que debe hacer el FBI se nutre de los fuertes valores de Comey. En cambio, para Trump lo que más importa es la lealtad de las personas, las instituciones son irrelevantes, así que ni le importa la credibilidad y está muy interesado en que el FBI sea ineficaz en ciertas investigaciones (en especial, la relativa a Rusia interfiriendo en las elecciones de 2016). Lo cual nos lleva de nuevo al choque de valores y enfoques, a la visión ideológica frente a la táctica, de la que hablábamos antes. Porque, al final, la política es tomar decisiones sobre la vida en común, y estas siempre acaban relacionándose en esos vectores.

También es muy interesante en toda esta historia el papel que tienen los eventos inesperados. Las instituciones viven en el largo tiempo de las décadas y siglos, pero cada una de las etapas e historias de su interior vienen condicionadas por eventos a menudo imprevistos, que forman parte de la construcción real de la historia. Una de las razones principales de muchos cambios en la Iglesia Católica por ejemplo fue que Lutero pusiese una carta en la entrada de su iglesia, dando pie a la Reforma y la Contrarreforma, al surgimiento de los protestantes, guerras de religión, etc. Y eso, probablemente, fue en su momento un evento completamente imprevisto.

En el presente, eso sigue siendo igual de cierto, pese a que a veces sea dificil de ver. Pero hay un muy buen ejemplo en la historia de Comey y los e-mails de Clinton. Inicialmente la investigación al respecto es controvertida pero tienen meses para llevarla a cabo que coinciden con la precampaña y las primarias estadounidenses, hasta que finalmente se llega a la conclusión de que no hay nada que se pueda considerar ilegal. Sin embargo, un tiempo después, por una investigación no relacionada, se encuentran más emails de Clinton a los que no se había tenido acceso, pero esto ya tremendamente encima de las elecciones donde, además, uno de los pilares de la campaña de Trump era atacar a Clinton con la imagen de que era una política corrupta, Crooked Hillary y el canto, ya clásico en el trumpismo, de “lock her up”. Esto llevará a que se reabra la investigación poco antes, que se haga bien pero a toda prisa, y que el impacto de la misma en las elecciones sea aún mayor.

Los eventos cambian los equilibrios de poder en una sociedad
Los eventos cambian los equilibrios de poder en una sociedad

Surge de un evento imprevisto, y tiene consecuencias imprevistas, que distorsionan el curso histórico de los eventos. ¿Habría ganado Trump igualmente si no se reabre la investigación? Es posible, nunca lo sabremos, lo que si sabemos es que los medios de comunicación jugaron un papel importante. Y es que, mientras Comey estaba tomando la decisión de informar o no de que iba a reabrir la investigación, Rudy Giuliani ya estaba hablando de forma velada de que si no lo hacían ellos, él lo iba a filtrar a la prensa.

Y es que, el papel de los medios de comunicación es una parte muy importante de esta historia. Desde fuera, con los hechos narrados por los medios, el FBI reabre una investigación en torno a Hillary Clinton y la cierra después sin haber vuelto a encontrar nada. Sin embargo, esta historia no se cuenta de modo objetivo sino que cada medio la relata a su manera, unos aprovechando para destacar que eso señala de nuevo que Clinton está bajo investigación porque está corrupta, los otros señalando que Comey está favoreciendo a la campaña Trump al desprestigiar a su rival. Los medios de comunicación, así, no son nada neutrales.

Especialmente cuando el caso de verdad importante y grave, que lleva pesando sobre el gobierno norteamericano desde 2016 o antes, es el hecho de que Rusia interfirió en esas elecciones y bien podría tener controlado a Trump a través de chantaje (así se explican, de hecho, muchos eventos posteriores como el hecho de que Trump ni protestase cuando se hizo público que Rusia pagaba una recompensa por cada soldado americano asesinado en Oriente Medio a principios de 2020). Los medios de comunicación, como instituciones, tienen también su propio set de valores y capitales, muy diferentes a los del FBI de Comey. Aunque no salen detallados en la serie, os puedo adelantar que el capital principal de los medios de comunicación es el económico, no en vano son empresas; para conseguir este capital, deben conseguir otros capitales que lo sustentan: la audiencia (cantidad de gente que los consume) y el tiempo que esa audiencia dedica a los programas.

Esto implica que los medios de comunicación no necesariamente están interesados por la Verdad, sino por la verdad que sus espectadores quieren consumir, para garantizar que siguen siendo sus espectadores. La sumisión de Fox News a Trump durante todos estos años ha sido un ejemplo clarísimo de eso, llegando a un momento de la serie donde uno de los personajes dice literalmente que “los hechos objetivos están muertos” y, de hecho, parte central de la polarización americana actual se basa en que diversas partes de su sociedad consumen medios de comunicación tan diferentes y sesgados que ni siquiera viven en el mismo universo.

Las redes sociales potencian esto, y de hecho fueron la base sobre la que Rusia crearía su campaña de interferencia en las elecciones norteamericanas. Fake news, opiniones, controversias, retweets, etc. crean en ciertos sectores ciertos climas de opinión y se hace de un modo extremadamente barato y eficiente, como mostró el caso de Cambridge Analytica. Twitter fue usado durante años por el propio Presidente de los Estados Unidos para transmitir mentiras y desinformación y ni Twitter ni ninguna otra red social tuvo el valor de activarle el fact checking hasta casi las elecciones de 2020, y mucho menos cancelar su cuenta, algo que solo hicieron tras su derrota. ¿Por qué? Porque un tweet de Trump da visibilidad a la red, le aumenta la cobertura mediática, el número de usuarios… y, por tanto, era económicamente rentable aunque fuera moralmente cuestionable (incluso llevando a la muerte de muchísimos americanos durante la actual pandemia, caracterizada porque se volvió algo político el no usar mascarilla).

La escena de la cena lealtad es uno de los momentos centrales.
La escena de la cena lealtad es uno de los momentos centrales.

Este papel de los medios de comunicación distorsionando los hechos objetivos para añadirlos a su narrativa es otro punto central de choque de Comey con el mundo. A ojos de Comey, lo importante es el derecho, la ley, coger a los malos, defender a los americanos, la neutralidad institucional, investigar el espionaje ruso… pero sus valores no son extensibles al conjunto de la sociedad americana, una parte mayoritaria de la cual demostró estar más preocupada por las elecciones, por construir un muro ante inmigrantes, rechazar negociar con Iran o en limpiar el pantano de corrupción que era Washington.

Y eso es el punto final importante para este post, en la democracia americana, la opinión de cierta gente en ciertas instituciones a menudo no coincide con la que tienen otras instituciones o la población general. En la medida en que esta gente se rodea de gente que repite lo que ellos creen, se retroalimentan en sus opiniones y valores, creyendo que eso es lo que la mayoría opina, pero en realidad es fruto de su círculo personal de información (que siempre es restringido) y en la casuística de sus vidas. Esto polariza a las personas y las instituciones, dificultando su capacidad a la hora de entender la realidad. Cuando lo que otros dicen contradice lo que opinamos podemos escuchar y evaluar lo que dicen para ver si es verdad (un proceso cognitivamente costoso y que no nos gusta hacer en general) o bien podemos negarles, asumir que se equivocan de base, son fake news y seguir opinando lo mismo (lo cual garantiza mayor tranquilidad mental interior). Cuanto más nos refuerzan en nuestras opiniones, más difícil es aceptar la posible validez de otras opiniones diferentes y más nos vamos polarizando en una dirección u otra.

Por todo ello, lo que importa de The Comey Rule no es tanto la historia que cuenta, sino el modo en que refleja todos estos debates. Porque, si bien en ese momento histórico todo eso salió a relucir en Estados Unidos, la realidad es que son debates que son universales. He puesto un par de ejemplos de la Iglesia Católica, pero podrían haber sido historias de cualquier conjunto institucional del mundo, por ejemplo el actual conflicto en la bolsa entre los grandes accionistas y los inversores individuales, en torno a toda la problemática de la situación de GameStop.

La lucha entre valores y acciones estratégicas, la visión dispar del mundo y la polarización, los distintos capitales de las instituciones… todas esas cosas son centrales en el mundo actual. Y cuando los eventos, como los de The Comey Rule, ponen sobre la mesa la discusión sobre ellos, vale la pena dedicarle algo de tiempo para llegar a nuestras propias conclusiones.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de The Comey Rule?

Como bonus, os dejo una entrevista en inglés con Jeff Daniels (el actor que interpreta a Comey), Billy Ray (el creador y guionista) y el propio Comey. Interesante como complemento:

Y aquí un debate/discusión con Comey en 2018 que trata en mayor profundidad estos temas:

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