No es la primera vez que hablo aquí de la situación en Cataluña, no en vano ya expuse mi opinión hace unos meses sobre el choque de trenes que se veía venir y que, finalmente, se dio este domingo. Probablemente sea un tema trillado del que estéis aburridos de oír opiniones, incluso mucho de lo que voy a decir ya lo he ido colgando en posts de Iñaki Gabilondo y reflexiones de otra gente. Pero toca dar de nuevo una vuelta a esta tuerca, ahora que el campo de batalla de nuevo cambia. Y es que, he de reconocerlo, es una batalla que me preocupa.
Primera cuestión importante, en mi opinión, es que la división es un error. En un mundo globalizado, donde hace falta aumentar de capacidad de acción y alcance, dividirse es perjudicial. Pero no sólo es perjudicial para Cataluña, sino que lo es en igual medida para España. Juntos somos más que separados, es así de sencillo, y si el camino que necesitamos seguir para poder defender nuestros Estados del Bienestar es el de una mayor unión en el interior de Europa, flaco favor estamos haciéndole al separarnos.