No han llegado a pasar ni dos años desde que dije de Matteo Renzi que se había comportado como Bruto con César y que la política italiana se basaba en los Idus de Marzo. Ni dos años después, y Renzi cumple con lo prometido y ya ha presentado su dimisión. Es triste cuando el momento de mayor estabilidad del país es probablemente el que patrocinó Berlusconi con todas sus trampas, ilegalidades y prevaricaciones.
Renzi acuchilló a Letta para ganar la posición, aplastó a Berlusconi, redujo el poder del Movimiento Cinco Estrellas… pero chocó contra el muro de su propio ego. Se pasó apostando por una reforma política y electoral (probablemente necesaria de un modo u otro) y para darle fuerza se marcó un all in digno de póker… que no ha salido. Todo su capital político, su fuerza, sus pujas por cambios en Italia y en Europa, borrados de un plumazo. Vuelta a la casilla de salida, con nuevas elecciones o con otros Primer Ministro que no ha pasado por las urnas. Ah, y una oposición que sale fortalecida, una Italia dividida, y una buena dosis de inseguridad que a no tardar va a hacerle pagar en la bolsa y otros sitios.

Julio Cesar, uno de los destructores de la democracia plutarca que era la República Romana sube la escalinata camino del Senado y es acuchillado decenas de veces por sus compañeros, incluyendo a su propio segundo, su hijo Bruto. Algo más de dos mil años después, Enrico Letta, Primer Ministro no electo de la democracia representativa donde importa demasiado el dinero que es la República Italiana, es destrozado con las puñaladas figuradas de su segundo, Matteo Renzi. ¿Alguien ve algún elemento en común?