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El Principito y el Rey

La verdad es que el libro entero del Principito, de Antoine de Saint-Exupéry es una maravilla, pero creo que vale la pena rescatar parte del capítulo X y colocarlo aquí por su contenido sociológico y politológico.

“El primero estaba habitado por un rey. El rey, vestido de púrpura y armiño, estaba sentado en un trono muy sencillo y sin embargo majestuoso.

-¡Ah! He aquí un súbdito- exclamó el rey cuando vio al principito.

Y el principito se preguntó:

-¿Cómo puede reconocerme si nunca me ha visto antes?-

No sabía que para los reyes el mundo estaba muy simplificado. Todos los hombres son súbditos.

-Acércate para que te vea mejor- le dijo el rey, que estaba orgulloso de ser al fin el rey de alguien.

El principito buscó con la mirada un lugar donde sentarse, pero el planeta estaba totalmente cubierto por el magnífico manto de armiño. Quedó, pues, de pie, y como estaba fatigado, bostezó.

-Es contrario al protocolo bostezar delante de un rey- le dijo el monarca-. Te lo prohibo.-

-No puedo evitarlo- respondió confuso el principito-. He hecho un largo viaje y no he dormido…-

-Entonces- le dijo el rey- te ordeno bostezar. No he visto a nadie bostezar desde hace años. Los bostezos son una curiosidad para mi. ¡Vamos!, bosteza otra vez. Es una orden.-

-Eso me intimida…, no puedo…- dijo el principito enrojeciendo.

-¡Hum! ¡Hum!- respondió el rey-. Entonces te ordeno bostezar o no bos…-

Farfulló un poco y pareció irritado. El rey exigía esencialmente que su autoridad fuera respetada. Y no toleraba la desobediencia. Era un monarca absoluto. Pero, como era muy bueno, daba órdenes razonables.

-Si ordeno- decía habitualmente-, si ordeno a un general que se transforme en ave marina y si el general no obedece, no será culpa del general. Será culpa mía.-

(…)

-Quisiera ver una puesta de sol… Dame el gusto… ordena al sol que se ponga.-

-Si ordeno a un general que vuele de flor en flor como una mariposa, o que escriba una tragedia, o que se transforme en un ave marina, y si el general no ejecuta la orden recibida, ¿quién, él o yo, estaría en falta?-

-Vos- dijo firmemente el principito.

-Exacto. Hay que exigir a cada uno lo que cada uno puede hacer- replicó el rey-. La autoridad reposa, en primer término, sobre la razón. Si ordenas a tu pueblo que vaya a arrojarse al mar, hará una revolución. Tengo derecho a exigir obediencia porque mis órdenes son razonables.-“

Costán Sequeiros Bruna

Y a ti, ¿qué te parece este extracto?

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