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Reflexiones personales

Poder en Capas

Lo cierto es que, normalmente, cuando se habla del Poder, o de las Élites, se habla con unas mayúsculas muy notables. Se trata del Poder Absoluto que Todo Gobierna, o de la Élite Hegemónica en cada sociedad, o similar. Sin embargo, lo cierto es que el poder no se organiza en una relación de todo-o-nada, ni las élites engloban todas las esferas de una sociedad.

Por el contrario, pensando sobre este tema, lo cierto es que me he dado cuenta de que el poder se distribuye irregularmente en el sistema, y que a diferentes capas de élites se le sobreponen otras con mayor poder y capacidad. Es muy fácil de ver, por ejemplo, si se va de lo pequeño a lo más grande. Por ejemplo, en un instituto, los estudiantes modelo y populares son la élite estudiantil, sin embargo están bajo el influjo de élites más poderosas que crean modas y tendencias como son los actores famosos por ejemplo, que a su vez dependen de los dueños y accionistas de las grandes productoras de cine, que dependen de que haya una legislación adecuada…

Así pues, el poder se distribuye en la sociedad en una escala, que va decreciendo a medida que nos aproximamos a los puntos más bajos de la misma (los descastados, los niños pequeños, etc.). Pero a lo largo de toda la escala, todos tenemos cierto poder, según nuestra posición en la misma. Así pues, ¿somos todos élite?

La cuestión, sin embargo, no es sólo tener poder, sino ser capaz de movilizarlo. Por ejemplo, el poder de un jefe de grupo de una empresa sobre sus empleados es importante, pero ciertamente eso no le confiere un gran poder sobre la sociedad necesariamente. El poder que uno tiene debe saber articularlo dentro de la propia sociedad, no sólo dentro de la organización que le confiere ese poder. Por ejemplo, alguien de referencia en una subcultura y a la que los demás miembros de la subcultura imitan (por ejemplo, un rockero famoso) no implica que tenga poder en la sociedad como conjunto ya que no necesariamente ser líder de una subcultura te da poder en la sociedad.

La movilización del poder es lo que diferencia a una élite de los demás, y a los que pueden llegar a serlo de aquellos que simplemente serán seguidores de mayor o menor importancia. Es una capacidad de influenciar al mundo que tienen alrededor que sobrepasa claramente a la del resto de la gente, pero no necesariamente en todos los ámbitos. Un jefe de una gran empresa multinacional quizás tiene un gran poder económico, pero su poder político o mediático serán mucho menores. A menos, claro que sea capaz de movilizar su poder económico para conseguirse favores políticos, o ganar espacio en los medios de comunicación.

Así, cada uno tenemos nuestras cartas, y en la sociedad democrática como esta, la clave está en jugarlas bien. Asociarse con quien las comparte (o al menos comparte los intereses), contraponerse a los oponentes, jugar estratégicamente… Sin embargo, esto no nos hace a todos iguales ni mucho menos. Pese a que todos tengamos poder, no todos tenemos el mismo poder. Y pese a que todos tengamos capacidad de movilizarlo, no todos tenemos las mismas facilidades a la hora de hacerlo. Por eso las élites se perpetúan en el tiempo, pasando los mismos poderes de generación en generación, hasta que otra élite las destrona.

Y por eso tenemos el deber de seguir trabajando para mejorar el mundo, y ponerlo al día con lo que debería ser.

Costán Sequeiros Bruna

Y tú, ¿qué opinas de esto?

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